Tonacatepeque (El Salvador), 2 de noviembre de 2022.- La Santa Muerte acompañada de la Siguanaba, el Cipitío, el gritón de medianoche y otros personas de la mitología de El Salvador homenajearon a los difuntos en un tradicional festival que se realiza al noreste de la capital y donde el ayote (calabaza) es el deleite culinario.
Se trata del Festival de la Calabiuza, que se celebraba el 1 de noviembre en la localidad salvadoreña de Tonacatepeque, ubicada al noreste, a unos 30 kilómetros de la capital, el cual reúne a cientos de personas del municipio y de sus alrededores.
La celebración fue suspendida en 2020 por la covid-19 y el año pasado se realizó aún con restricciones sanitarias por la pandemia, que se ha cobrado la vida de 4.230 salvadoreños.
Al caer la noche, la Santa Muerte y los personajes mitológicos se pasean en carretas -adornadas con calaveras, huesos, gruesas cadenas y velas- por las principales calles de la localidad al son de un muy particular cántico, el cual va acompañado de gritos y bailes.
«Ángeles somos, del cielo venimos y pedimos ayote para nuestro camino», gritaban los participantes en su mayoría adolescentes y jóvenes.
Francisco Méndez, un profesor del Instituto Nacional de Tonacatepeque, explicó a EFE que con el festival se busca «dar viva a esos personajes mitológicos de la cultura salvadoreña».
La Siguanaba o Siguampera, su hijo el Cipitío, el padre sin cabeza, el gritón de medianoche, el justo juez de la noche, el cadejo y una «gama de personas importantes para la cultura salvadoreña», dan vida al festival, de acuerdo con Méndez.
«Esto es parte de una cultura legendaria que surge de la fusión de la cultura hispanoamericana y la religión del catolicismo (…) para conmemorar el Día de los Santos Difuntos y una manera de conmemorarlo era cuando salían (a la calle) a pedir ayote en miel», señaló.
El oyote (calabaza) en miel es uno de los platillos típicos de El Salvador, cuyos ingredientes son el ayote, dulce de panela (tableta de miel de caña) y canela.
«Tonacatepeque es la cultura del ayote. Salir a pedir ayote es el punto central para conmemorar esa partida y el encuentro sentimental y afectivo con nuestros santos difuntos (…) es un evento importante porque se puede ver la congruencia de todos los personajes de la cultura salvadoreña», apuntó el profesor.
Los asistentes al festival se deleitan con dicho platillo mientras observan el paso de las carretas y de los singulares personajes.
Los personajes mitológicos también posan, a petición de los asistentes, para las fotografías y otros comparten su experiencia a periodistas.
La joven Paula Castillo, cuya vestimenta representaba a un ángel bueno, dijo a EFE que con el festival también «estamos rescatando la cultura para que no se pierda».
El recorrido de las carretas concluye en el parque central de la localidad y la carreta mejor adornada es reconocida por la alcaldía. Luego se da paso a un carnaval que finaliza en la madrugada del 2 de noviembre, propia fecha del Día de Muertos y jornada de asueto en el sector público y privado.
Sara Acosta
EFE