Desde hace años se debate pública y privadamente sobre la seguridad ciudadana, el interrogante constante es qué hacer para mejorarla y fortalecerla; para esto se discute cómo involucrar a la ciudadanía en ella para hacerla factible, partiendo de que esta es un elemento importante y dinamizador de la seguridad. Desde esta tribuna compartimos el criterio de que es un asunto de todos; la ciudadanía activa y no pasiva tiene el deber de colaborar para mejorar y fortalecer la seguridad urbana y rural en una verdadera democracia. Todo esto se lee muy bien y es loable seguir propendiendo por la vinculación de Estado y sociedad en la seguridad, aunque sea en una democracia tan precaria como la nuestra.
Desde la Policía Nacional de Colombia se ha impulsado la participación ciudadana. La institución policial dice partir de su vocación civilista y del acercamiento permanente a la comunidad. Por esas razones la invitan a participar activamente de los frentes de seguridad ciudadana, las escuelas de seguridad, la red de apoyo ciudadano, la red de cooperantes, la red de aliados para la prosperidad, en fin… una serie de instrumentos creados para fortalecer la seguridad.
Sin embargo, estamos ante una realidad que no podemos esconder; nuestra ciudadanía es apática a participar en la construcción y el desarrollo de la seguridad en su entorno, sin duda debido a lo que ha visto durante décadas de violencia y criminalidad desbordada. El crimen se apoya en sectores de la institucionalidad para mantenerse, eso lo saben los ciudadanos y por eso rehúyen a involucrarse. Sienten miedo, desconfianza y desazón; es mejor aislarse, silenciarse, sobrevivir sin denunciar y no actuar en los instrumentos que ofrece la institucionalidad a la hora de buscar su vinculación. ¿Cómo juzgar? Razones hay de peso para negarse a participar, una de ellas lo justifica: nómina paralela que le da protección al crimen.
La captura de Sebastián Murillo, alias Sebitas o Lindolfo, volvió a abrir el debate sobre la participación de presuntos miembros del crimen urbano y rural en la estrategia de seguridad. Lindolfo hacía parte de la Red de Apoyo Ciudadano, para eso contaba con «una pistola Jericho con salvoconducto y munición de varios calibres, […] «también tenía un radioteléfono marca Motorola y un carné de la Red de Apoyo»», según informó Narino.info.
Surge una pregunta: el arma decomisada, además de tener salvoconducto vigente ¿tenía amparo especial o el solo hecho de tener carné le daba permiso para portar 24 horas al día el arma? Pregunta que necesitará pronta respuesta, además de que debe justificarse por qué el capturado podía recibir información privilegiada sobre la seguridad en Medellín y el resto del Valle de Aburrá.
Pero esto no es nuevo, desde 2009 el Centro de Investigaciones Urbanas (CIU) de Corpades —todavía no existía la Agencia de Prensa Análisis Urbano— denunció el contubernio que existía entre algunos miembros de la Empresa Metropolitana para la Seguridad (Metroseguridad) con las Convivir; obviamente también estaban involucrados miembros de la Meval, quienes auspiciaban la carnetización del crimen urbano de la comuna 10, y no solo eso, también estaban dotados con armas amparadas por la IV Brigada y radios oficiales, lo que les permitía jugar entre lo legal y lo ilegal.
En su momento, la denuncia de Corpades, publicada además en Noticias Uno en 2012, fue clara: «las Convivir se han fortalecido con recursos públicos, con armamento expedido por la IV Brigada y hoy —2012— tienen vacunados más de 10.000 negocios en el centro de Medellín». Posteriormente quedó claro que estaban extorsionados no menos de 50.000 comerciantes, entre formales e informales. En ese momento el presidente de Fenalco Antioquia, Sergio Soto, reconoció que sus 20.000 afiliados en comuna 10 estaban extorsionados.
Lamentablemente, como suele suceder en Medellín, algunos funcionarios negaron de tajo tal vinculación entre legalidad e ilegalidad, nadie se preocupó por investigar, ni Fiscalía ni administración municipal, presuntamente involucrada en la carnetización del crimen urbano.
Ahora que se abre el debate nuevamente sobre la penetración criminal en instrumentos diseñados para la seguridad, es claro que lo de Lindolfo y las Convivir no son los únicos casos. Podemos afirmar con certeza que son muchos los miembros del crimen urbano y rural que están amparados, con carné, código o inscritos en un formato de vinculación, y eso les permite andar sin permiso especial para porte de armas, tener radio de comunicación o radioteléfono conectado a todos los municipios de Antioquia que desee para monitorear qué ocurre con la seguridad y quiénes entregan la información. Lo mejor de todo es que cuentan con protección oficial para andar tranquilos así aparezcan en los reportes de inteligencia o investigación judicial.
Esta discusión y debate podría resumirse en dos preguntas: ¿cómo hacer una estrategia de seguridad integral que involucre institucionalidad y ciudadanía donde la primera sienta que efectivamente se está luchando contra el crimen en su conjunto y no solo contra raponeros o enemigos de criminales reconocidos y que la segunda esté tan depurada que pueda brindar protección a quienes han optado por participar y colaborar? ¿Quién podrá garantizar esto en tiempos en que lo ilegal ha penetrado lo legal?
Apunte Urbano
¿Cómo es posible que casos como el de Lindolfo y las Convivir no hayan sido detectados por la inteligencia policial y militar si es sabido que cada año hay que renovar los datos para poder seguir participando en la Red de Apoyo Ciudadana ya sea en Medellín, el Valle de Aburrá y el resto de Antioquia?
Análisis Urbano sabe que hay que llevar el formulario con dos fotos y huella, esto a su vez es verificado por Sipol y Sijín. Si todo sale bien, a los quince días se entrega el carné renovado. ¿Qué pasó con el caso de Lindolfo, si desde hace unos años lo venían investigando? ¿Qué responde la inteligencia sobre este nuevo chasco?
¿Cómo hacer para que propuestas como la del municipio de Envigado, la Red de Apoyo y Solidaridad de Envigado (Rasenv) no caigan en manos de criminales? ¿Será que por fin tendremos una inteligencia 100 % al servicio de la comunidad? Tocará seguir esperando si ocurre.