La Sociedad Manipulada

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Imagen tomada de www.bibliotecapleyades.net

martes, 19 de noviembre de 2013

Por: @HectorFrancoJ

«Usted puede descubrir a que le tiene más miedo su enemigo observando los métodos que el usa para asustarlo». – Eric Hoffer
 
«Muy a menudo el miedo a un mal nos lleva a realizar uno peor». – NIcholas Boileau-Despresaux

La sociedad colombiana debe empezar a preocuparse por ver “más allá de lo evidente” e impedir que la sigan manipulando a su antojo.

 

Del Estado Social de Derecho nos introdujeron en el Estado de la Seguridad, de sociedad de productores, nos están convirtiendo en sociedad de consumidores y todas las funciones que por tradición han sido estatales están a la venta al mejor postor, incluida la seguridad.

 

El gran negocio es aprovechar la rentabilidad política, comercial y social del miedo. Desde el 11S y tal vez un poco antes, el discurso sobre la seguridad se volvió una epidemia mundial, no se crea que es sólo en Colombia; descubrieron que les permite justificar todo tipo de excesos y acumular poder con la aquiescencia de la ciudadanía. «Si predominan los miedos irracionales no es posible desarrollar ni la capacidad de colocarse en la situación de vida de los demás ciudadanos y ciudadanas ni la facultad de revisar y eventualmente relegar los intereses propios» (Honneth. Citado por Miguel Ángel Guiz García. Ver bibliografía).

 
Terror Morguefile 1
El miedo impide pensar y actuar en forma racional (Img. Morguefile)
 

Pero, además, como descubrieron que es un magnífico y muy rentable negocio, y cómo no quieren matar la “gallina de los huevos de oro”, en vez de atacar las causas de la violencia y la inseguridad, atacan los síntomas y por ahí derecho van creando a su alrededor pingües negocios, mientras hacen campañas promeseras y van trasladando el deber de atender la seguridad a los ciudadanos, por un precio, claro. Es decir, seguridad para el que pueda pagarla.

 

Y así, mientras en forma soterrada son ellos mismos gestores y promotores de la violencia, en forma pública muestran sintomáticos resultados, cuidándose mucho de acabar el problema, al contrario: “La reactivación de las pasiones políticas tiene como trasfondo cultural la industria del miedo” (Miguel Ángel Ruiz García).

 

En esta época preelectoral es en especial notorio el desbordamiento de las pasiones, impulsado por el discurso electoral de quienes buscan el poder, no para servir a la sociedad, sino para proteger sus privilegios y engordar sus arcas. Las campañas no giran en torno a soluciones sino a pasiones y la torta se reparte entre las polarizadas orillas de dos versiones de la misma industria.

 

Algunas voces se alzan desde otros frentes, es cierto, pero no hacen más que poner algo de “sazón” a la contienda bipolar y sin siquiera notarlo hacen el juego a la élite en el poder siendo aprovechados por el mercadeo político para su propio beneficio.

 

Y cuando la sociedad se hastía o empieza a formarse un grupo divergente, se producen los ataques criminales para evitar que surjan y perpetuar, una vez más, el estado de cosas.

 

Las garantías son aparentes, no reales, las protecciones puntuales a quienes están en la cima del cotarro; surge un nuevo discurso, el de las víctimas, que se queda en eso: al final ni son protegidas, ni son reparadas.

 

Pantagruélica visión, se dirá, pero basta que presten atención a las fibras que tocan los mercaderes del miedo, a la forma como intervienen los actos de protesta, a la manera como te obligan a atender tu propia seguridad a través de todos los medios y las múltiples ofertas de seguridad en el mercado, en todos los ámbitos, incluso mírese como nos vamos recluyendo en “cárceles” voluntarias ¿o qué son las unidades cerradas? Basta, en suma, darse cuenta de la hipocresía en el discurso mientras en la práctica se enriquecen y mueven la economía con base en el miedo en beneficio propio.

El miedo1


¿Hasta cuándo? ¿Será que estamos condenados a padecer esta suerte de sometimiento?

No lo creo, siempre y cuando las mayorías sometidas inicien la búsqueda y rodeen con su protección a personas humanistas, honestas, nobles, que realmente piensen en sus comunidades.

 

No lo creo, porque la sociedad está reaccionando y dándose cuenta que no “todo vale”, muchos nos estamos cansando de ser manipulados, del doble discurso; pronto podremos, a través de los mecanismos de la democracia, no de la violencia, desplazar a quienes abusan y se aprovechan del miedo ciudadano para enriquecerse, perpetuarse y protegerse a sí mismos, no a sus comunidades.

 

Bibliografía:

 

Ruiz García, Miguel Ángel. “Industria del miedo: estética y política de seguridad democrática en la sociedad de consumidores”. Revista: Analecta Política. Vol. 2. No.

 

3. julio-diciembre. Facultad de Ciencias Políticas. UPB. 2012. Medellín.

 

El profesor Miguel Ángel Ruiz García es Magíster en Filosofía de la U. de A., doctor en Filosofía de la UPB y profesor universitario, entre otras.

 

Publicado por Hector Franco en 05:41

 


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