Redacción Análisis Urbano
En el cementerio de San Pedro, de la ciudad de Medellín, a las tres de la tarde, se inició el entierro de los cuerpos de la familia Mazo Hoyos, en medio de la tristeza que embargaba a familiares y amigos, fueron despedidos por última vez.
Para los familiares de las víctimas, además de la incertidumbre y el miedo, les duele saber que sus allegados fueron asesinados salvajemente por unos asesinos sin corazón, los cuales ni siquiera les importo asesinar a una niña indefensa de seis años de edad.
El niño de 11 años, sobreviviente de la masacre en el barrio Villa Laura en la Comuna 13 no se resigna a saber que sus padres, hermana y su sobrina hoy estén muertos. “El pequeño, aún en shock, no pronunció palabra. Se desmayó en cuanto vio los cuatro ataúdes que estaban sellados con cinta”.