Bruselas, 31 de mayo de 2022.- La Unión Europea pisará el freno de las sanciones contra el Kremlin por la guerra en Ucrania después de haber sorteado las trabas que impedían prohibir las importaciones de petróleo y a la espera de analizar el impacto que tendrán las represalias ya acordadas en la economía y el sistema financiero de Rusia.
«Nos concentramos en la puesta en marcha del sexto paquete de sanciones. Eso no quiere decir que algunos miembros del Consejo Europeo tengan opiniones sobre el tema de nuevas sanciones pero estamos concentrados en la puesta en marcha del sexto paquete», resumió en la rueda de prensa final de la cumbre el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
La noche previa, los líderes de la UE cedieron a las exigencias del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, para sacar adelante el sexto paquete de sanciones, que incluye el veto al 90 % del crudo ruso a finales de año pero excluye el petróleo que abastece a su país, Eslovaquia y República Checa por el oleoducto Druzhba.
Tras este pacto, los Estados miembros retomarán las conversaciones para pulir los detalles del nuevo paquete de sanciones con vistas a que pueda recibir luz verde a nivel de embajadores esta misma semana y su posterior publicación y entrada en vigor.
En una línea similar a la de Michel, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, defendió que la UE ya ha golpeado a todo el sector energético ruso a través de sanciones (carbón y petróleo) y la hoja de ruta para desprenderse del gas de Moscú, bautizada como «RepowerEU».
«Lo importante ahora es mirar cómo se comporta el sector económico y financiero de Rusia, si hay intentos de esquivar (las sanciones) o de salir de esta situación. No excluyo que tengamos que reevaluar o cerrar lagunas. Pero la mayor parte de la energía está cubierta», subrayó.
Más tajantes incluso fueron otros Estados miembros que se pronunciaron firmemente en contra de que futuras nuevas sanciones del bloque a Moscú incluyan directamente el gas ruso.
El canciller austriaco, Karl Nehammer, aseguró a su llegada a la segunda jornada de la cumbre que el embargo del gas ruso no formará parte de un futuro nuevo paquete, mientras que el belga Alexander De Croo enfatizó que el veto al crudo es «el final del camino» en «el campo de la energía».
Y, aunque dio por descontado un séptimo paquete de sanciones, el neerlandés Mark Rutte advirtió de que la UE se encuentra ahora en la fase «más difícil» y que sacar adelante nuevas represalias será «incluso más complicado».
Estas declaraciones contrastan con la de socios más ambiciosos como los bálticos, que reclaman un veto energético total desde el inicio de la guerra o incluso el francés Emmanuel Macron, que este martes dejó la puerta abierta a cualquier posibilidad.
«Pienso que lo que se ha decidido hoy, el sexto paquete (de sanciones), es un paquete muy fuerte que hace unas semanas nadie creía posible. Creo que no hay que excluir nada para las próximas semanas. Todo depende de la evolución de la situación sobre el terreno», declaró Macron.
Con una postura más intermedia, el portugués António Costa abogó por «adoptar las sanciones adecuadas en el momento adecuado» porque hay que tener en cuenta el esfuerzo que hacen los países con «altísima dependencia en el gas ruso».
MENOS GAS RUSO
Precisamente con respecto a los esfuerzos para desengancharse del gas ruso, el canciller alemán, Olaf Scholz, afirmó que algunas de las infraestructuras que está construyendo su país para seguir en este camino estarán operativas «para finales de año», aunque otras «se extenderán un poco más».
De todas formas, reconoció que «muchos países necesitarán mucho más tiempo que Alemania», porque no podrán realizar las inversiones a la misma «velocidad», y afirmó que «muchos» países vecinos que carecen de terminales de regasificación se beneficiarán de las inversiones alemanas por estar conectados a su red.
Alemania y Polonia han prometido que dejarán de importar petróleo ruso desde el ramal norte del oleoducto Druzhba a final de año y en este sentido, Scholz explicó que su Gobierno ha creado un grupo de trabajo «que desde hace tiempo» está estudiando de qué forma poder llevarlo a cabo y garantizar el empleo en las dos plantas que reciben el crudo.
EFE