- Las mamás acceden a un programa formal que promueve el desarrollo del ser y del hacer facilitando su incursión en el mundo laboral.
- Las niñas y los niños reciben la atención integral de Buen Comienzo durante sus primeros años de vida.
Medellín, mayo 24 de 2025- La vida de 354 madres adolescentes, la de sus niñas y niños, e incluso la de sus familias, ha cambiado significativamente por la labor de Buen Comienzo y la Fundación Juanfe, cuya articulación se fortalece para garantizar que se cumpla el ideal de que las mamás y sus hijas e hijos estén bien.
“Esta alianza es una muestra de cómo la coordinación entre lo público y lo privado es fundamental para mejorar la calidad de vida las familias. Seguiremos fortaleciendo articulaciones como esta, que impacten la vida de niñas y niños desde sus primeros años, pero que también transformen las condiciones de vida de sus madres y sus familias”, expresó la directora de Buen Comienzo, Diana Carmona.
Ambas entidades suman voluntad, conocimiento y capacidad institucional para hacer frente, de forma conjunta, a una de las situaciones de mayor adversidad que afectan el inicio de la vida en todo el mundo: el embarazo adolescente.
Las madres reciben acompañamiento para el desarrollo social y emocional, formación en programas técnicos, en áreas como mercadeo, desarrollo de software, administración con énfasis en salud y administración general, ofrecidos por la fundación a través del Cesde. Ellas cuentan con Buen Comienzo para la tranquilidad que sus hijas e hijos reciban una atención que incluye todo lo que necesitan: nutrición, cuidado profesional y acompañamiento pedagógico en entornos seguros para crecer.

En 2025, esta articulación ha impulsado la transformación en la vida de 174 familias que cuentan hoy con algún tipo de cuidado formal, de ellas, 83 niñas y niños asisten a centros infantiles cercanos a la sede de la fundación, en el Centro de Medellín, y 34 participan en la modalidad familiar.
Para las adolescentes todo esto se traduce en descubrir las posibilidades de retomar su proyecto de vida asumiendo las responsabilidades como madres sin sacrificar sus propios sueños y aprovechando su potencial. Para las niñas y niños, al valor de crecer con mamás que pueden aprovechar y mejorar su talento, se suma el cumplir su derecho de recibir lo esencial para el desarrollo físico, emocional y cognitivo, lo que se logra con los estímulos esenciales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Por tanto, es una de las etapas en la que los cambios físicos, hormonales, sociales y psicoemocionales son acelerados y determinantes. De hecho, el embarazo en la adolescencia se considera un problema de salud pública debido a las repercusiones biopsicosociales que tiene en la salud de la madre y de la niña o el niño.