La vida de un árbitro colombiano en tiempos de narcotráfico y presiones extradeportivas

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El escritor colombiano, Felipe Valderrama, habla durante entrevista con EFE en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega

Bogotá, 23 sep – Fernando Paneso conoció las luces y las sombras del fútbol colombiano por lo que ahora habla sin tapujos de la influencia del narcotráfico y las presiones extradeportivas en los partidos que dirigió, en un libro escrito a cuatro manos con el periodista Felipe Valderrama.

«Creo que es importante que se conozca su historia por varias cosas. La primera es la relación del narcotráfico con el fútbol colombiano, que eso no es algo nuevo, pero de pronto no sabíamos esos detalles de cómo abordaban a los árbitros», expresa Valderrama en una entrevista con la Agencia EFE.

El juez, con Valderrama como lazarillo, cuenta en el libro ‘Paneso, la historia de un árbitro en medio de las mafias’, editado por Planeta, historias rocambolescas que van desde propuestas de recibir un sueldo mensual para favorecer a un equipo o como cuando un equipo se dejó cuatro goles en cinco minutos para que su rival clasificara a la final del torneo de Segunda División.

«Son muchas cosas que se cuentan en el libro sobre esa intimidad del árbitro, con detalles que son muy reveladores (…) todo lo que él tiene que vivir, toda esa presión que tiene y más allá que hayan pasado tantos años y en su momento diera mucho miedo denunciar, había muchas amenazas y para él contarlo en ese momento era difícil, pero se decidió», expresa Valderrama, cofundador del portal ElCincoCero.com.

Un árbitro que se paró en la línea

Fernando Paneso dirigió en el fútbol profesional colombiano entre 1991 y 2007 y fue juez FIFA entre 1994 y 2005, tiempo en el que impartió justicia en partidos de la Copa Libertadores, las Eliminatorias Suramericanas y otros torneos organizados por la Conmebol.

En su carrera, el árbitro también tuvo que disfrazarse de policía para salir de un estadio e incluso relata cómo narcotraficantes lo querían asesinar por no favorecer a un equipo.

En ese tipo de historias, Valderrama se ocupó con rigurosidad científica de corroborar todos los datos aportados por su interlocutor, que cuenta que nunca sucumbió a sobornos y se paró en la línea, a pesar de los peligros que eso trajo a su vida.

«Fernando puede recordar un partido pero no sabe si fue en el 92 o 93, y me da detalles. Yo soy el que encuentro el partido exactamente para no irnos a descachar (equivocar)», expresa el periodista, quien agrega que también hay nombres e historias que no se pudieron contar con muchos más detalles por «un tema jurídico complicado».

En el texto, Paneso también cuenta otros detalles sobre su vida, especialmente los relacionados con cómo sus asuntos personales y familiares se vieron afectados por su trabajo, que era de alto peligro en esa época.

Un adelantado para su tiempo

Valderrama también valora haber podido contar la historia de Paneso, un árbitro diferente a los de esa época porque él era académicamente más preparado que sus colegas que apenas eran bachilleres.

«Fernando Paneso es docente, trabaja en una universidad, es trabajador en el sector público de (la ciudad de) Armenia. Era alguien de ese perfil que era perfecto para escribir el libro», añade el autor.

El proyecto arrancó durante el confinamiento por la pandemia de covid-19, época en la que se empezaron a reunir por videollamada y plantearon el proyecto, el sueño de contar de primera mano todo lo que vive un árbitro y que Paneso le permitió cumplir.

Jorge Gil Ángel

EFE