São Paulo, 11 de julio de 2025.- Las alertas de deforestación en la Amazonía brasileña aumentaron en el primer semestre del año un 27 % interanual, al pasar de 1.645 a 2.090 kilómetros cuadrados de vegetación devastada, informó este viernes el Gobierno.
En junio la pérdida de bioma se mantuvo estable con respecto al mismo mes de 2024, al alcanzar los 458 kilómetros cuadrados, según los datos preliminares del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), obtenidos a partir de imágenes por satélite.
La cifra registrada en junio pasado es, sin embargo, la más baja desde 2016, cuando se empezó a contabilizar la estadística.
El incremento de la deforestación entre enero y junio se produce en un momento en el que Brasil se prepara para recibir la cumbre mundial del clima (COP30) en la ciudad amazónica de Belém, en noviembre próximo.
El estado que presentó peores números fue Mato Grosso, con unos 1.097 kilómetros cuadrados de masa vegetal destruida, lo que supone un 141 % más frente al primer semestre de 2024.
Mato Grosso, cuyo territorio alberga parte de la Amazonía y el Pantanal, el mayor humedal del planeta, ha experimentado un importante crecimiento económico en los últimos años, impulsado en parte por su industria agropecuaria.
Por otro lado, el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva reconstituyó el presupuesto para el Ministerio de Medioambiente, después de que la anterior Administración del ultraderechista Jair Bolsonaro dejara de lado la fiscalización en la Amazonía y en otros ecosistemas del país.
Así, en sus dos primeros años en el poder, el Ejecutivo de Lula logró reducir la tala en el mayor bosque tropical del planeta en torno a un 22 % en 2023 y otro 30 % en 2024.
No obstante, esa tendencia parece haberse interrumpido este año a tenor de los datos semestrales provisionales del INPE. Lula ha prometido acabar con la deforestación ilegal en la Amazonía hasta 2030.
Greenpeace recordó en una nota que el alza semestral ocurre en medio del trámite parlamentario de un proyecto de ley que flexibiliza el licenciamiento ambiental, lo que puede resultar «en un aumento de los conflictos de tierras, ocupaciones ilegales y deforestación a larga escala».
La organización ecológica también resaltó las maniobras por parte de «la agroindustria brasileña y políticos vinculados al sector» para tumbar la llamada moratoria de la soja.
Esa iniciativa es un acuerdo multisectorial en el que grandes compradores se comprometieron a no adquirir soja proveniente de haciendas con áreas deforestadas en la Amazonía después de 2008.
EFE