Washington, 29 de junio.- Las autoridades de Estados Unidos hicieron este lunes llamamientos a la responsabilidad de los ciudadanos para evitar imprudencias y frenar la expansión del coronavirus en el país, que supera los 2,5 millones de casos y roza los 126.000 muertos, con repuntes graves en Florida, Texas y Arizona.
El principal epidemiólogo del Gobierno estadounidense, Anthony Fauci, lamentó que algunos estadounidenses hayan abandonado las medidas de precaución frente a la COVID-19.
«Lo que ha ocurrido, adivino que de forma comprensible, aunque no obstante lamentable, es que la gente ha adoptado una actitud en algunos lugares de todo o nada. O te encierras o lo dejas ir e ignoras muchas de recomendaciones de distancia social, de llevar mascarilla, de abstenerse de dar la mano o de evitar grandes multitudes», reflexionó Fauci en una entrevista con la CNN.
UNA RECETA PARA EL DESASTRE
El experto indicó que incluso en estados que están solicitado a los ciudadanos que sigan esas medidas «hay multitudes, no hay distancia social y no están llevando mascarillas».
«Esta es la receta para el desastre -alertó-. Es algo de lo que he hablado una y otra vez».
Los expertos apuntan que debido al incremento de los casos, Florida se vislumbra como posible nuevo epicentro de la pandemia en EE.UU., donde hasta ahora el principal foco ha sido Nueva York.
El Departamento de Salud de Florida informó este lunes de que el estado registró 5.266 casos nuevos de COVID-19 en las últimas 24 horas, una cifra muy por debajo de las de los tres últimos días, aunque puede deberse a que el domingo se realizaron muchas menos pruebas que el sábado.
Aun así, en Miami-Dade, principal foco de la enfermedad, la pandemia no da respiro y los contagios aumentaron en más de 1.500.
La cifra de casos acumulada desde el 1 de marzo asciende así hasta los 146.361, de los cuales a día de hoy 3.447 (28 más que el domingo) han fallecido a causa del virus, según el Departamento de Salud de Florida.
MIAMI-DADE BATE NUEVO RÉCORD DE NUEVOS CASOS
Por primera vez en los últimos tres días el número de contagios diarios no superó los 8.500, aunque el domingo tan solo se hicieron 41.626 pruebas en comparación con los 72.195 efectuadas el pasado sábado.
En el condado de Miami-Dade, la cuenta de contagios creció este lunes con el récord de 1.508 nuevos casos y se situó en 35.222, de los cuales 975 han resultado fatales.
El estado se encuentra en la Fase Dos de las tres con las que cuenta el plan del gobernador, Ron DeSantis, para la reactivación económica, que comenzó en mayo.
Pese al evidente repunte de los contagios, especialmente en Miami-Dade, el republicano DeSantis mantiene que es necesario seguir adelante con la reapertura y considera que hacer obligatorio el uso de mascarillas en lugares públicos a nivel estatal no serviría para detener el contagio.
Sin embargo, Jacksonville, la mayor ciudad de Florida, que el próximo agosto acogerá convención nacional republicana, donde se espera que el presidente Donald Trump acepte la candidatura para las elecciones de noviembre, anunció que a partir de la 17 hora local (21 hora GMT) de este lunes será obligatorio el uso de mascarillas en lugares públicos cerrados, así como «en otras situaciones donde los individuos no puedan mantener la distancia social».
CONVENCIÓN REPUBLICANA CON O SIN MASCARILLA
La portavoz del ayuntamiento de la urbe, Nikki Kimbleton, dijo al diario The Washington Post que la obligatoriedad de llevar o no mascarilla durante la convención republicana se abordará conforme se aproxime la fecha del evento.
El secretario de Sanidad, Alex Azar, insistió este lunes en una entrevista con la cadena de televisión ABC en la importancia de practicar la distancia social y en el uso de mascarillas.
«Estamos experimentando en muchos condados en partes del sur de EE.UU. unos brotes muy serios, los gobernadores están informando de que la edad media de la gente que está dando positivo es de 35 o más jóvenes, y hay muchos asintomáticos. Esta es una llamada real a la acción», exhortó.
LLAMAMIENTO A LA RESPONSABILIDAD COLECTIVA
Azar destacó que actualmente se están llevando a cabo 3,5 millones de test de COVID-19 a la semana y que la idea es aumentarlos.
«Tenemos ahora más herramientas que hace dos meses, pero hay una carga pesada en términos de nuestra responsabilidad colectiva como individuos durante la reapertura «, opinó.
Pese a este llamamiento a la responsabilidad, Azar descartó la necesidad de que se emita una orden federal para imponer el uso de mascarilla en lugares públicos y se mostró partidario de que sean los dirigentes estatales y locales quienes decidan.
También habló del anuncio de la farmacéutica estadounidense Gilead de que va a vender su fármaco Remdesivir, el primero que se ha mostrado efectivo para tratar la COVID-19, a 390 dólares el vial para los Gobiernos de países desarrollados, lo que elevaría el precio del tratamiento más habitual a 2.340 dólares por paciente y el de las terapias más largas a 4.290 dólares.
En Estados Unidos, desde que en mayo se aprobó de emergencia el uso de Remdesivir para enfermos de coronavirus, los hospitales han estado usando dosis donadas por Gilead, que a partir de julio comenzará a cobrar por el medicamento.
Azar indicó que el Gobierno ha asegurado medio millón de tratamientos de Remdesivir para hospitales de EE.UU. hasta septiembre: «Este es el medicamento que, si se está hospitalizado, puede reducir la duración de su estadía en un tercio», dijo Azar.
EFE