Doha, 9 de diciembre de 2024.- La inestabilidad en Oriente Medio está complicando los avances hacia un proceso político que ponga fin definitivamente a una década de conflicto en territorio yemení, pese a que el castigado país ha pasado «de un estado de guerra a la desescalada» en los últimos dos años, afirma en una entrevista a EFE el enviado especial de la ONU para el Yemen, Hans Grundberg.

El país árabe se encuentra en una situación de «relativa calma» desde abril de 2022, cuando los rebeldes hutíes y el Gobierno internacionalmente reconocido del Yemen acordaron una tregua que se ha mantenido en gran parte hasta ahora pese a que expirara unos meses después de su entrada en vigor.

Eso dio cierta esperanza en el Yemen, escenario de una de las peores crisis humanitarias del planeta: 4,5 millones de desplazados, dos tercios de la población -21,6 millones de personas- en necesidad de asistencia urgente e incluso riesgo de hambruna «a gran escala», según cifras de Naciones Unidas.

Sin embargo, la guerra en la Franja de Gaza y en el Líbano han «complicado» los esfuerzos de mediación liderados por la ONU entre las partes, así como los avances hacia un proceso político, en medio de los incesantes ataques contra la navegación comercial en el mar Rojo y directamente contra Israel.

«Hemos logrado avances considerables en términos de llevar al Yemen de un estado de guerra a una desescalada, a un estado de relativa calma en las líneas del frente y luego a discusiones serias con las partes para allanar el camino hacia un proceso político que creo que también es alcanzable en el futuro», dice Grundberg en los márgenes del Foro de Doha.

Pero el diplomático sueco afirma que la tensa situación en Oriente Medio «también ha afectado al Yemen en lo más profundo», ya que «ha complicado el espacio para los esfuerzos de mediación» y «la posibilidad de dar el siguiente paso anticipado, que era una hoja de ruta para tener un proceso político, un mecanismo de alto el fuego en marcha y también abordar medidas económicas y humanitarias».

Compromiso de las partes

Los hutíes y el Gobierno se comprometieron en diciembre de 2023 a alcanzar un alto el fuego y a dar pasos para iniciar un proceso político, algo que sigue sobre la mesa pese a la situación pero que requiere de avances para que no quede en papel mojado.

«Creo que si no se puede dar el siguiente paso en un período de tiempo razonable, existe el riesgo de que se pierda el impulso necesario para lograr el compromiso necesario (…) Por eso también estoy impaciente por dar ese siguiente paso», asevera Grundberg, que recuerda que el proceso «requiere un respaldo internacional total».

El enviado de la ONU afirma que las consultas políticas entre las partes continuarán hasta febrero de 2025 sobre «el proceso a seguir» para trazar una hoja de ruta y establecer un mecanismo de alto el fuego.

Asimismo, reconoce que el fin de la guerra en Gaza -algo que exigen los hutíes para detener sus ataques en el mar Rojo y contra Israel- «solo puede ayudar al Yemen y solo puede ayudar al espacio de mediación» debido a la «interconexión entre las crisis» de Oriente Medio.

Soluciones a largo plazo

El Yemen, dividido a grandes rasgos en dos administraciones gestionadas por los hutíes -que controlan desde 2014 amplias zonas del noroeste y la capital, Saná- y el Gobierno -que tuvo que trasladar su sede a la ciudad sureña de Aden- necesita más que un cese de hostilidades para poner fin a una década de tragedias.

«El alto el fuego no es la solución, la hoja de ruta no es la solución. El proceso que va desde el alto el fuego hacia la hoja de ruta que, a la larga, conduce a un proceso político que refleje las aspiraciones del pueblo yemení será la solución a largo plazo», afirma el diplomático.

Este proceso «llevará tiempo» y requiere «no solo la voluntad de las partes» sino también una participación activa de los países de Oriente Medio y «el pleno apoyo» del Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente después de que dos de sus miembros permanentes -EE.UU. y el Reino Unido- iniciaran en enero una campaña de bombardeos contra los hutíes en represalia por los ataques en el mar Rojo.

Asimismo, rehúsa opinar sobre la posibilidad de que el Yemen sea dividido en dos países al indicar que sus esfuerzos «están orientados a establecer un proceso político para que los yemeníes definan su propio futuro».

«Ese es exactamente el tipo de debate que los yemeníes necesitan tener entre ellos de una manera estructurada y de una manera en la que las diferencias se puedan abordar mediante la negociación», sentencia.

Carles Grau Sivera

EFE

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