Rangún (Birmania), 17 feb– Decenas de miles de personas bloquearon este miércoles el centro de Rangún, la mayor ciudad de Birmania (Myanmar), como señal de fuerza contra los militares, mientras aumentan las críticas por el juicio «secreto» contra la depuesta líder Aung San Suu Kyi.
Después de que esta semana las protestas bajaran de participación ante la represión de la Policía y del Ejército, el movimiento de desobediencia civil surgido contra la junta militar tras el golpe de Estado del pasado 1 de febrero volvió a enseñar músculo, especialmente en las calles de la antigua capital.
Decenas de miles de personas se concentraron en diferentes puntos de la ciudad para protestar enérgicamente contra el levantamiento militar y pedir la liberación de Suu Kyi.
Bajo la pancarta de «Nunca nos pondremos de rodillas ante las botas de los militares» o «Liberad a nuestra líder» los asistentes, la mayoría jóvenes, desafiaron las amenazas de la junta, que la víspera acusó a los manifestantes de incitar a la violencia.
A pesar del despliegue de las fuerzas de seguridad en el centro de Rangún, las protestas transcurrieron en esta ocasión de manera pacífica y sin la intervención de las fuerzas de seguridad, que en días anteriores utilizaron la fuerza e incluso munición real contra los manifestantes.
CIUDAD BLOQUEADA
Desde primera hora de la mañana, coches de particulares, taxis, bicitaxis e incluso un autobús fueron abandonados con el pretexto de que estaban averiados en mitad del asfalto y consiguieron bloquear algunas de las principales arterias de la ciudad de más de 5 millones de habitantes.
El bloqueo dificultó la circulación de los vehículos de las fuerzas de seguridad pero también el acceso de los ciudadanos a sus puestos de trabajo, como parte de la huelga general que está consiguiendo parar la Administración como respuesta al levantamiento militar.
En la segunda ciudad del país, Mandalay, miles de personas también salieron a las calles, incluidos estudiantes, ingenieros, granjeros y monjes.
Las de hoy fueron las mayores protestas de esta semana, después de que la afluencia en las manifestaciones se mermara ante el temor a detenciones y a que los soldados y policías utilizaran la violencia para aplacar el movimiento.
«A pesar de que me encontraba enferma por haber andado bajo el sol durante varios días por las protestas, un amigo me recordó que la asistencia estaba bajando en los últimos dos días por lo que esta mañana me he levantado a las 6 AM y aquí estoy. Necesitamos mostrar al mundo que somos fuertes», explicó a Efe una asiste a la protesta cerca de la Universidad de Rangún.
Las manifestaciones se celebraron hoy después de que por tercera noche consecutiva los militares bloquearon la señal de internet durante unas ocho horas, mientras el acceso a varias redes sociales, como Facebook o Twitter, continúa restringido.
JUICIO SECRETO A SUU KYI
Una de las principales reclamaciones de los manifestantes este miércoles volvió a ser la liberación de Suu Kyi y el resto de políticos detenidos desde el golpe.
La depuesta líder birmana y premio nobel de la paz, en arresto domiciliario, se enfrenta a la justicia acusada de varios delitos sin defensa, en un proceso calificado de «secreto».
«No se me permite entrar en el tribunal porque no se me ha reconocido como el defensor de la señora Suu. Todavía no cuenta con una defensa legal», explicó hoy a Efe el abogado de la premio nobel de la paz, Khin Maung Zaw.
En lo que se considera la primera vista del juicio contra la líder electa, Suu kyi compareció el martes por primera vez a través de una videoconferencia durante una hora ante el juez en un tribunal de la capital Naypidó.
Suu Kyi ha sido acusada de importación ilegal de un dispositivo telefónico y de un delito relacionado con la ley de desastres naturales.
CONDENA
El secretismo, la falta de una defensa y lo chocante de los cargos de los que se le acusa han hecho que se disparen las críticas y la inquietud ante este proceso a puerta cerrada del que se desconoce su duración.
El relator especial de la ONU para la Situación de los Derechos Humanos en Birmania, Tom Andrews, calificó este miércoles de «juicio secreto» al proceso iniciado contra la depuesta consejera de Estado que fue arrestada junto a parte de su Gobierno la mañana del golpe.
Por su parte, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, denunció que los cargos contra Suu Kyi están «fabricados» por los militares y que son «una clara violación de los derechos humanos».
La junta militar justificó la toma de poder por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre en los que el partido liderado por Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015.
Desde el levantamiento de los militares, al menos 452 personas han sido detenidas, entre los que se encuentran los ministros del Gobierno nacional, presidentes regionales, miembros del Parlamento y de la Comisión Electoral, además de personas vinculadas al partido de Suu Kui, la Liga nacional para la Democracia, artistas y activistas, según ha registrado la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP).