Santiago de Chile, 21 abril.- Latinoamérica, la región más afectada del mundo por la pandemia, destinó en 2020 en promedio el 4,6 % de su producto interior bruto (PIB) en ayudas sociales para combatir la crisis económica provocada por la covid-19, un esfuerzo fiscal que debe mantenerse este año, indicó este miércoles la Cepal.
En el informe «Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe», de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el organismo alertó de que el crecimiento que se espera para este año (cerca del 3,7 %) no logrará compensar la caída de 2020, ni tampoco revertir los aumentos en la pobreza y desigualdad, de ahí la necesidad de la expansión fiscal, sobre todo a través de subsidios y transferencias corrientes.
«La persistencia de la pandemia y las asimetrías en la vacunación, junto a ritmos de recuperación asincrónicos y divergentes, ponen un manto de incertidumbre sobre la velocidad y sostenibilidad de la recuperación», indicó la secretaria ejecutiva del organismo con sede en Santiago de Chile, Alicia Bárcena.
La economía latinoamericana se contrajo un 7,7 % en 2020 -la mayor recesión de los últimos 120 años- y las tasas de pobreza y pobreza extrema se dispararon hasta el 33,7 % (209 millones de personas) y el 12,5 % (78 millones), niveles que no se veían en los últimos 12 y 20 años, respectivamente.
El cierre masivo de empresas llevó a la tasa de desocupación el año pasado al 10,7 %, mientras que el nivel del PIB per cápita regional terminó el año pasado en el mismo escalón de 2010, lo que significa que la región se encuentra frente a una nueva década perdida, como la vivida en la de 1980.
Con 27,4 millones de casos y más de 870.000 muertes desde que se detectó el primer caso en Brasil en febrero del año pasado, la crisis sanitaria está lejos de darse por superada en Latinoamérica, donde varios países encaran una dura segunda ola de contagios y el ritmo de vacunación avanza a cuentagotas, a excepción de Chile, uno de los líderes mundiales en inoculación.
GASTO TOTAL, EN SU PICO HISTÓRICO
La expansión del gasto público para atender la crisis y la caída en la recaudación tributaria conllevó aumentos en los niveles de endeudamiento y la deuda pública bruta de los gobiernos centrales de Latinoamérica llegó a 56,3 % del PIB, según el informe.
Los esfuerzos fiscales se dirigieron principalmente a fortalecer los sistemas de salud pública, apoyar a las familias y proteger la estructura productiva.
A su vez, la región es una de las más endeudadas del mundo y presenta el mayor servicio de la deuda externa en relación con las exportaciones de bienes y servicios (59 %).
El gasto total de los gobiernos alcanzó su nivel más alto (24,7 % del PIB) desde que se comenzaron a publicar datos fiscales en 1950 y la última vez que se ubicó en un nivel similar fue en medio de la crisis de la deuda de los años ochenta, cuando alcanzó un máximo del 23,3 % del PIB en 1983.
Para mantener las políticas fiscales, Bárcena indicó que se deben acometer «cambios a la estructura tributaria» con el objetivo de aumentar la carga impositiva, la progresividad y tener un mayor impacto en mejorar la distribución del ingreso.
«Se debe valorar el alcance de los impuestos a la propiedad y al patrimonio en un contexto de bajos ingresos tributarios», apuntó la secretaria, quien apeló también a la cooperación internacional y al financiamiento para el desarrollo.
En ese sentido, el organismo planteó incluso la necesidad de ampliar y redistribuir la liquidez desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo.
La pandemia, agregó Bárcena, «ha agravado» los problemas estructurales que históricamente arrastra una región que ya estaba muy debilitada económicamente, con un crecimiento de apenas el 0,1 % en 2019.