Naciones Unidas, 16 jul – El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, volvió a cargar este martes en el Consejo de Seguridad de la ONU contra el orden internacional dominado por Estados Unidos y un mundo occidental que «interpreta la carta de la ONU y la ley internacional de forma perversa y selectiva, según las instrucciones de la Casa Blanca».
Rusia preside este mes el Consejo de Seguridad y programó una sesión ‘ad hoc’ sobre el orden mundial bajo el título ‘Cooperación multinacional en interés de un mundo más justo, democrático y sostenible’, uno de los temas favoritos de la diplomacia de Vladimir Putin.
Como suele ser habitual en cada comparecencia de Lavrov en la ONU, Rusia criticó la composición del Consejo de Seguridad y la infrarrepresentación en él de África, Asia y Latinoamérica, así como el excesivo peso de los países occidentales en las estructuras ejecutivas de la Secretaría de la ONU que rodean a António Guterres.
Además, cargó contra el monopolio de facto por parte de ‘Occidente’ (EE.UU. y Europa, principalmente) de las instituciones financieras internacionales que «deberían reflejar el peso verdadero los centros no occidentales de crecimiento y desarrollo».
Lavrov evoca a George Orwell
Lavrov se permitió incluso citar una frase de ‘Animal Farm’ (Rebelión en la Granja), la obra de George Orwell considerada como una feroz sátira de la Unión Soviética de Stalin, para sus propósitos, pues alabó el carácter premonitorio de la frase: «Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros». Según Lavrov, esa frase «presagiaba la esencia de este orden mundial».
El ministro ruso insistió en que Estados Unidos «ha declarado su propio excepcionalismo» en lo referente a las reglas mundiales -y enumeró las resoluciones del Consejo que no ha cumplido en los últimos tiempos-, pero además «exige a sus aliados una obediencia incondicional, incluso en detrimento de sus intereses nacionales».
La dominación de EE.UU. del orden mundial se manifiesta además -según describió el ministro- en las prioridades de la OTAN, las medidas comerciales contra China o el régimen de sanciones económicas que solo golpea a países de Latinoamérica, Asia y África, los cuales «sufren las prácticas neocolonialistas de Occidente».
Poco antes de que Lavrov hablase ante el Consejo, y anticipándose a sus palabras, el embajador de la Unión Europea, Stavros Lambridinis, secundado por los países miembros de la UE, leyó un comunicado en el que recordó que es Rusia la que «viola burdamente la ley internacional y la carta de la ONU, y pone e peligro la seguridad europea y global» con la guerra de Ucrania y sus ataques contra los civiles.
Reivindicó a continuación el papel de la UE y sus estados miembros que «financian la cuarta parte del presupuesto regular de la ONU y sus agencias», así como el 42 % de la cooperación internacional, y pidió a «aquellos que se las dan de multilateralistas» que aumenten sus contribuciones a la ONU y sus agencias.
También la embajadora de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, contestó a Lavrov y lamentó su uso de «la retórica divisiva de Rusia y sus ataques contra la arquitectura internacional», y recordó «las naciones en desarrollo que durante mucho tiempo han sido usadas y abusadas por Rusia».
La diplomática dijo que su país tiene como prioridad de su política exterior la protección de «los derechos humanos fundamentales, la libertad de creencias y religión, la de reunión, sin importar quién seas o dónde hayas nacido o cómo rezas», y calificó «la hipocresía» de un país que se permite detener a periodistas o jugadoras de baloncesto por delitos que no lo serían en otros países.
EFE