Llega la Alianza del Norte a Belén y Altavista

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En el artículo publicado hace unas semanas, titulado: Belén Zafra, el botín territorial de las bandas criminales, hablamos sobre cómo estaba la confrontación armada en la zona de Belén parte alta; además de cómo la alianza entre Los Chivos y Pájaros Rebeldes tenía el control de la parte baja del corregimiento de Altavista —sectores La Esperanza, La Perla, parte de la 14 y aledaños—. A esos territorios se debe sumar el sector La Palma, cuartel central de Los Chivos —y por ende de Pájaros Rebeldes—, desde donde controlan los sectores Los Choleos, Los Conejos y Cantarrana.

Ahora que concluyó la toma de Belén Zafra por parte de estas organizaciones delincuenciales, la cartografía criminal ha cambiado ostensiblemente, añadiendo a los que hoy ya están copados por ellos, los barrios: Buenavista, Altavista parte alta, Aliadas, La Nubia, La Gloria, Loma de los Bernal y Belén San Bernardo —hasta la 70 con San Juan—.

En este último barrio están situados sus patrocinadores, Pichi y la Alianza Criminal del Norte, quedando por consolidar los barrios Los Alpinos, Las Brisas y el sector de Sucre —Belén Zafra—, en donde funciona un hogar de Buen Comienzo con 300 niños en riesgo por una posible confrontación, que todavía pertenece a Los Pesebreros. El barrio Los Alpes pertenece a Los Chamizos, que controlan parte de las comunas 8, 9 y 10.

La Alianza Criminal del Norte, confederación donde participan bandas de Bello y Medellín, pertenecientes a una de las líneas de La Oficina del Valle de Aburrá, y auspiciadas por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) —o Clan del Golfo—, tomó control efectivo de una parte de la comuna 16 y parte del corregimiento de Altavista a través del padrinaje de la alianza entre Los Chivos y Pájaros Rebeldes. Hoy podemos decir que las fronteras están plenamente demarcadas en dicho corregimiento con las AGC, y en Belén con Los Pesebreros.

Informaciones allegadas a la Agencia de Prensa Análisis Urbano dan cuenta de que el patrocinio de la Alianza Criminal del Norte, se consiguió en la cárcel a través de Juancho Pájaro, hermano de Hugo Pájaro o Damián, ambos jefes de los Pájaros Rebeldes. Cabe anotar que Juancho Pájaro es quien controla en la actualidad el ingreso de la droga al pabellón donde se encuentra recluido, haciendo llave con su hermano alias Pepito.

Es así como parte de la comuna 16 y el corregimiento de Altavista están en manos de una estructura con gran poder representada en AGC y Alianza Criminal del Norte.

Reiteramos que los grandes damnificados en esta nueva cartografía criminal son Los Pesebreros, significando esto que la guerra urbana se desarrollaría ahora hacía el centro de la comuna 16.

La ONG Corpades y la Agencia de Prensa Análisis Urbano valoran medianamente el Plan de Intervención realizado en el epicentro de la guerra urbana que se había desatado en el corregimiento de Altavista, y posteriormente en la parte alta de Belén. Aunque faltó el gran componente social y la presencia permanente del Estado Social de Derecho, fue positivo el trabajo realizado por la Alcaldía de Medellín y la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Meval).

Sin embargo, no concebimos que unos actores de la guerra terminen consolidándose a partir de la derrota de sus enemigos. Aquí no se desmanteló ninguna banda, solo se controlaron. Se nota a leguas que la inteligencia estatal fue la gran ausente. Pareciera que esta situación es una fiel copia de lo sucedido en la guerra de la Oficina, entre 2007 y 2010, cuando un sector de la institucionalidad inclinó la balanza a favor de Sebastián y en detrimento de Valenciano.

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