Santiago de Chile, 27 de abril de 2022.- La lluvia, tan esperada y necesaria tras meses de pertinaz sequía, causó estragos la noche del martes en Santiago, donde cerca de 30.000 hogares se quedaron sin electricidad y millares más sufrieron inundaciones, sobre todo en los barrios más desfavorecidos del sur de la capital chilena.
Unas precipitaciones que no servirán para paliar el grave déficit de agua de la región metropolitana, bajo amenaza de cortes de suministro de agua los próximos meses y que ha puesto de manifiesto la precariedad de las infraestructuras.
Según la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi), entre la tarde del martes y la madrugada de este miércoles cayeron sobre la capital de Chile apenas 36 milímetros de agua, suficientes para generar cortes de electricidad a nivel municipal -especialmente en los semáforos- y anegar calles y subterráneos urbanos en zonas residenciales como Melipilla, Macul, Talagante, Ñuñoa, Recoleta y San José de Maipo.
Una situación de caos, generada igualmente por el desplome de árboles debido a la fuerza de los vientos, que multiplicó e intensificó los atascos ya de por sí legendarios en Santiago de Chile en días normales.
MALA INFRAESTRUCTURA
En este contexto, la delega presidencial metropolitana, Constanza Martínez, aseguró que la lluvia dejó una «sensación dulce y agraz» y admitió que existe «un problema de planificación urbana de fondo que tiene que ver con que efectivamente la ciudad se encuentre preparada para enfrentar la cantidad de milímetros de agua que cayeron en tan poco tiempo».
«Aún hay 24.000 hogares sin suministro eléctrico», dijo a primera hora de la mañana a la radio local Concierto antes de insistir en que aunque también ha caído nieve en la cordillera, todavía se está «muy lejos de los estándares» que se deben tener para una ciudad como Santiago.
Asimismo, expresó su preocupación por los centenares de personas que viven en la calle en la capital y admitió que los recursos no son suficientes.
«Ayer activamos fondos de emergencia del Ministerio del Interior para hacer un refuerzo de albergues de emergencia dentro de la RM, pero esos cupos terminan siendo muy pocos para el nivel de crisis que existe en vivienda y de personas en situación de calle», resaltó.
«Con la ley de presupuesto de este año, se redujo mucho la cantidad de dinero destinado a eso; a lo que se suman problemas de aforo» para estos recintos, concluyó.
SEQUÍA PERSISTENTE
Las lluvias en Santiago, ciudad que no sentía caer el agua desde el pasado año, forman parte de la cola de un sistema frontal que ha azota con fuerza la región del centro de Chile, donde varios ríos se han desbordado, y zonas del norte, y que ha dejado las primeras nevadas intensas en la cara este de la cordillera de los Andes.
Expertos aseguran que debería llover con la misma intensidad durante al menos una semana para que la capital y los ríos que la atraviesan pudieran salir del estado de «sequía permanente» y poder garantizar el suministro de agua a todos los habitantes de la región Metropolitana.
Según distintas organizaciones internacionales, alrededor del 72 % de la superficie de Chile padece sequía en algún grado, con 156 de las 345 comunas bajo una amenaza de desertificación que podría afectar a seis millones de habitantes (38 % de la población).
La situación ha llevado al Gobierno a pronunciar varios decretos de escasez hídrica y emergencia agrícola, incluidas las regiones más al sur.
El calentamiento global y el efecto «niña» causado por la corriente oceánica Humboldt también están minando los recursos en las zonas antárticas, con retroceso de la masa de hielo de los glaciares y de la superficie helada en general.
EFE