Los 13 viajes de Francisco Barbosa desde que se posesionó como fiscal

FECHA:

El primer viaje que hizo Francisco Barbosa como fiscal general lo hizo al día siguiente de haberse posesionado. El destino fue Pereira. Y su agenda incluyó, además, una visita a sus suegros. Fuentes de la capital de Risaralda dicen que Barbosa no se reunió con funcionarios de la Fiscalía, que su día —14 de febrero de este año— consistió en posesionar a la nueva directora seccional y dar una breve rueda de prensa con anuncios generales. De allí, supo este diario, salió a visitar a los padres de su esposa, la contralora para asuntos ambientales, Walfa Téllez. Luego, como reveló W Radio hace unos días, se dirigió al exclusivo sector de Cerritos para asistir a la fiesta de cumpleaños de la directora ejecutiva de la Fiscalía, Marcela Yepes, quien a su vez está casada con el contralor, Carlos Felipe Córdoba, amigo de Barbosa.

Este fue el itinerario de uno de los trece viajes que Barbosa ha hecho desde que llegó al cargo, el 13 de febrero pasado. Desde antes de ser elegido fiscal, el entonces consejero para los Derechos Humanos les dijo a los magistrados de la Corte Suprema en entrevista: “Yo quiero ser un fiscal de los territorios, yo no quiero ser un fiscal del búnker”. La frase la repitió en entrevistas recién fue elegido y, luego, cuando se posesionó ante su también amigo, el presidente Iván Duque. Incluso hizo de esta idea el eslogan de su administración: “En la calle y en los territorios”. Pero el más reciente de sus viajes, a San Andrés, ha generado dudas sobre qué es lo que Barbosa va a hacer a las regiones.

El Espectador habló con fuentes de varios de los lugares que Barbosa ha visitado para entender mejor cómo ha asumido el alto funcionario esta estrategia laboral. Lo que trascendió del viaje al archipiélago en el último puente de junio fue que, en plena pandemia, con el país en cuarentena, el fiscal viajó con el contralor Córdoba y las familias de ambos. Ellos dijeron que el viaje hacía parte de la mesa anticorrupción que han liderado con la Procuraduría, aunque el procurador no estuvo. Luego se supo que también viajó la esposa de Barbosa, como funcionaria. Días más tarde, el propio fiscal admitió que llevó a su hija y a una amiga de ella, ambas menores de 18 años. Todos viajaron en el avión de la Fiscalía, para el cual la administración Barbosa, conoció este diario, contrató un servicio de comida a bordo.

Del viaje a Pereira, una fuente de la Fiscalía aseguró que no es común que un fiscal general viaje a posesionar a una directora seccional, pues suelen ser los seccionales quienes viajan a Bogotá a ser nombrados oficialmente. Temas de jerarquía. De hecho, en ninguno de los otros doce viajes oficiales de Barbosa ha posesionado a un director seccional. La fiesta de su directora ejecutiva, Marcela Yepes —aseguran en el Eje Cafetero—, tuvo lugar en una lujosa mansión que es una réplica de la Casa Blanca, la casa presidencial de los Estados Unidos.

A la semana siguiente, estalló un carro con explosivos en el municipio de Rosas (Cauca) y el fiscal viajó hasta Popayán el 19 de febrero para ponerse al frente del tema. Sin embargo, no entregó mayores detalles de las pesquisas y en la rueda de prensa “no dijo mayor cosa”, según un periodista de la región. Algo similar ocurrió en Puerto Inírida (Guainía), adonde Barbosa llegó el 21 de febrero en compañía del director de Noticias Caracol, Juan Roberto Vargas. A la orilla del río Inírida dio una entrevista a Noticias Caracol en la que aseguró que no llegó a fiscal por ser cercano al presidente Iván Duque: “Probablemente tengo la mayor formación de personas de mi edad en este país”, dijo entonces.

Barbosa se refirió también a Odebrecht, Aida Merlano e Interbolsa, entre otros casos, pero un periodista de Puerto Inírida aseguró que no les quedó muy claro por qué había ido el fiscal hasta Guainía, pues cuando se dirigió a los medios de la región, “realmente fue muy superficial la presentación que hizo”. Ese día, al parecer, se reunió con la directora seccional que luego reemplazó, tuvo su entrevista de televisión, una rueda de prensa general y regresó a Bogotá. Al cabo de unos días, partió hacia Norte de Santander, en días en los que estaba convulsa la región del Catatumbo. No obstante, Barbosa no se movió de Cúcuta y la rutina fue más o menos la misma que en las ciudades anteriores.

Luego vino la primera de las tres visitas que ha hecho a Cali, el pasado 29 de febrero. En la capital del Valle, el fiscal visitó al león Júpiter, un felino en estado terminal que murió días después, al parecer por negligencia en su cuidado en Córdoba. Tras acariciar al animal, el fiscal anunció la apertura de una investigación penal por el maltrato contra el animal y dio el nombre del nuevo director del Grupo Especial contra el Maltrato Animal (Gelma), Jeisson Andrés Moreno. Además, reveló el nombre del entrante director del CTI, Luis Alberto Acevedo, y dijo que la Fiscalía iniciaría la construcción de un búnker en la ciudad, algo que han pedido por años funcionarios de la entidad, que funciona con trece sedes dispersas.

Funcionarios de la Fiscalía le dijeron a este diario que Barbosa se ha mostrado muy preocupado por los homicidios en Cali. Sin embargo, en su primera visita, hacia finales de febrero, hubo resentimiento entre coordinadores de fiscales e investigadores del CTI, pues muchos se enteraron de que el recién posesionado fiscal general los había visitado cuando lo leyeron en la prensa horas después. En los primeros días de marzo, el jefe del ente investigador alcanzó a visitar Medellín, Buenaventura, Montería y, por primera vez, San Andrés, antes de que el COVID-19 comenzara a crecer en Colombia y todo el país se sumiera en aislamiento social.

En Medellín, se reunió con las directoras seccionales de esa ciudad y de Antioquia. El alcalde, Daniel Quintero, lo invitó entonces a visitar la comuna 13, donde se habían presentado unos homicidios en días recientes. Según una fuente, el mandatario regional quería contextualizarlo con la zona, pues esos crímenes se esclarecieron rápido. “Ah, pero es que el recorrido que se hace en la Comuna 13 también es turístico: tiene escaleras eléctricas, recorridos de grafiti. Si vamos a hablar de delincuencia neurálgica acá, miremos a Bello, donde la gente aparece descuartizada”, le dijo a El Espectador una funcionaria de la Fiscalía.

Según la fuente, ella y otros compañeros en cargos importantes de la seccional se enteraron de que Barbosa llegaba a Medellín ese mismo día y, como ocurrió en Cali, no se reunió con ellos. “No supe ni siquiera cuándo vino. La Fiscalía en estos momentos se mueve sola porque todos los funcionarios sabemos qué tenemos que hacer, no porque Barbosa tenga una estrategia definida”, añadió la funcionaria. Y otra exaltada funcionaria de la Fiscalía dijo que los compañeros con los que ha hablado tienen la misma impresión: “Él no se reúne con nadie, no atiende a nadie; pasa es de visita”.

En Medellín, Barbosa anunció la desarticulación de la banda criminal La Agonía. Al día siguiente, en Buenaventura, prometió más fiscales para combatir el crimen organizado. A Montería viajó con el contralor Córdoba y con el presidente de la Corte Suprema, Jorge Quiroz. Del alto tribunal le dijeron a este diario que el viaje obedeció a “esfuerzos que se venían haciendo hace tiempo para la construcción de un complejo judicial” en la capital de Córdoba. Y, de hecho, según dijo la Fiscalía el pasado 9 de marzo, en una reunión ese día se logró “la firma de un compromiso por parte de la Gobernación y de la Alcaldía para la donación de un lote donde se construirá el nuevo complejo judicial”.

Esa misma semana Barbosa estuvo en San Andrés por primera vez y en la página de la Fiscalía registraron la comisión así: “El fiscal general verificó el estado de las investigaciones contra las redes criminales que afectan el archipiélago y revisó las estrategias para dinamizar el acceso a la justicia”. Luego arrancó la cuarentena obligatoria nacional y los viajes cesaron temporalmente, aunque el 19 de marzo la Fiscalía contrató a la compañía Atlas Continental Group para que prestara el servicio de alimentación a bordo en el avión donde viaja siempre el fiscal, un Bombardier de placa FAC1216, que fue adquirido en la administración de Eduardo Montealegre en diciembre de 2014 por US$4,8 millones.

Se trata de un contrato de $45 millones para “prestar el servicio de catering para el personal que se transporte en la aeronave de la Fiscalía General de la Nación o en aquellas que sean destinadas para el respectivo desplazamiento”. El contrato, para el que se hizo invitación pública y se seleccionó el de menor cuantía, fue aprobado por Marcela Yepes y va hasta el 31 de diciembre de 2020, lo que quiere decir que el ente investigador gastará un promedio de $5 millones por mes este año en ese servicio. Con este servicio a bordo, el fiscal retomó su estrategia de “en la calle y en los territorios” en medio de la pandemia y llegó a Bucaramanga el 23 de junio.

Una fuente cercana al alcalde de Bucaramanga, Juan Carlos Cárdenas, le dijo a este diario que en la ciudad se enteraron de la visita del fiscal la noche anterior. Barbosa no estuvo más de siete horas en Bucaramanga, adonde llegó en compañía, una vez más, del contralor Córdoba; el consejero presidencial para Seguridad, Rafael Guarín, y la delegada para la Seguridad Ciudadana de la Fiscalía, Carmen Torres, quien lo ha acompañado a la mayoría de los viajes. Al final del día, el fiscal dijo que retomaba sus viajes, porque “este tipo de movimientos de la capital a los territorios nos van a permitir tener unas respuestas concretas como las que hemos tenido en las últimas semanas”.

El fiscal estaba muy interesado en la política de seguridad ciudadana de Cárdenas y en cómo integrarla con la política de seguridad nacional del Gobierno. Al parecer, de eso versó la reunión. En la rueda de prensa que ofreció antes de tomar su vuelo de regreso dijo: “Los grandes temas del país son los del día a día de la gente”. Los periodistas le preguntaron sobre actuaciones de la Fiscalía en el caso del exalcalde Luis Francisco Bohórquez, sobre investigaciones por corrupción en el marco de la pandemia, sobre el expediente de Álex Saab, y a todo Barbosa respondió: “Yo aquí no me voy a referir a casos concretos”. Tampoco hizo un anuncio concreto, más allá de que seguiría viajando. Y cumplió.

Al día siguiente visitó Cali, en compañía de la vicefiscal, Martha Mancera, a quien le reconocen su trabajo contra el crimen organizado en la capital del Valle. Carlos Rojas, secretario de seguridad de la ciudad, le dijo a El Espectador que le presentaron un diagnóstico de la inseguridad en la ciudad, sobre todo en homicidios, feminicidios y que “el alcalde Jorge Iván Ospina le propuso al fiscal hacer un piloto en Cali que sirviera de modelo para la seguridad del país”. A Barbosa la idea le sonó y cerró el día anunciando más fiscales para la ciudad, así como la intervención de cinco comunas del distrito de Agua Blanca, donde se concentra la criminalidad.

Sin embargo, de este encuentro tampoco se enteraron en la Fiscalía. Aunque al parecer la idea era que varios fiscales coordinadores estuvieran presentes, uno de ellos le dijo a este diario que se enteró de que Barbosa estaba en su ciudad por un periodista que lo llamó a pedirle información de la reunión. “Eso lo manejaron con mucho hermetismo”, aseguró el funcionario judicial, quien añadió: “Tenemos la percepción de que la visita la trataron de hacer lo más imperceptible posible para evitar polémicas”. Otra fuente señaló que “tampoco socializaron los temas que se tocaron allí”.

La vicefiscal Mancera permaneció en Cali y Barbosa partió hacia San Andrés, en pleno fin de semana con puente, al viaje en el que llevó a su familia. “Esta actividad, como ustedes se han dado cuenta, me ha generado trabajo 24 horas. Yo tengo una hija adolescente y quiero que se pongan la mano en el corazón de una persona que, además de ser fiscal, es padre de familia”, dijo Barbosa el pasado 3 de julio. Después W Radio reveló que también viajó como consejero presidencial a Caño Cristales con su hija, y El Espectador conoció que en ese cargo también llevó a la adolescente a Leticia (Amazonas), donde en medio de un día laboral habrían visitado juntos la Isla de los Micos.

El contralor Córdoba ha acompañado al fiscal en tres de las comisiones y la delegada Torres en siete. El Decreto 1013 de 2019 de la Función Pública, que establece los viáticos de los empleados públicos para estos viajes, dice que, según el escalafón salarial de los tres, cada uno podría recibir hasta $783.825 diarios para comida, alojamiento y otros gastos. Mientras tanto, este diario supo que el alcalde de una de las capitales visitadas por el fiscal dijo que todo fue una “pérdida de tiempo” y que solo le servía “de pantalla” a Barbosa. El Espectador envió un cuestionario a la Fiscalía sobre este tema desde el pasado miércoles 8 de julio, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.

Tomado El Espectador

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