Rangún (Birmania), 4 mar – Los birmanos volvieron este jueves a desafiar con protestas por todo el país la brutal represión de la junta militar que ya he dejado al menos 54 muertos, mientras se celebraron funerales y ceremonias en honor a algunos de los manifestantes fallecidos por disparos de las fuerzas de seguridad.
En un ambiente de indignación y rabia los manifestantes volvieron a las calles de varias ciudades del país tras la sangría de la víspera, en la que fallecieron al menos 38 personas y más de 100 resultaron heridas por la violencia policial.
La del miércoles fue la jornada más mortífera desde el golpe de Estado del 1 de febrero y el número de víctimas asciende ya a 54, todos ellos asesinados por las fuerzas militares y policiales, dijo hoy la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
Estos son únicamente los casos que se han podido documentar y es probable que las bajas entre los manifestantes sean considerablemente mayores, reconoció el propio organismo.
CONSIGNAS DESDE LOS BALCONES
En Rangún, la mayor ciudad del país, los vecinos se asomaban hoy a los balcones para gritar consignas contra la junta militar y a favor de que liberen a la líder electa Aung San Suu Kyi.
Con lágrimas y en desafío a la junta militar, una multitud de personas asistió en Mandalay al funeral de una manifestante de 19 años que se ha convertido en un icono contra los uniformados.
Kyal Sin, apodada Angel, falleció el miércoles de un disparo en la cabeza durante una protesta en la que llevaba una camiseta negra con la frase «Everything will be OK» («Todo irá bien») y su imagen se ha convertido en viral en las redes sociales.
Sus amigos y familiares, incluido su padre, se abrazaban en el funeral y algunos hacían el gesto de los tres dedos de la saga de «Los juegos del hambre», símbolo de resistencia y protesta contra el abuso del poder que desde Tailandia se ha extendido a Birmania y Hong Kong.
Bailarina y aficionada al taekwondo, Kyal Sin ha sido descrita por otros manifestantes como una activista solidaria que llevaba encima una etiqueta con su nombre y un mensaje en el que decía que quería donar sus órganos en caso de fallecer.
La Liga Nacional para la Democracia, el partido liderado por Suu Kyi, indicó en un comunicado que las banderas ondearían a media asta en sus oficinas para conmemorar a los muertos del miércoles.
MÁS DE 1.700 DETENIDOS
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU dijo que el número de heridos por la represión de la junta asciende a varios centenares mientras se cree que habría muchos más de los 1.700 detenidos arbitrariamente que se han reportado, en vista de que las protestas se producen en 537 lugares diferentes del país.
Entre los detenidos hay miembros del parlamento, funcionarios, activistas, intelectuales, defensores de los derechos humanos, profesores, sanitarios, periodistas, monjes y celebridades del país.
«Es absolutamente aborrecible que las fuerzas de seguridad estén disparando munición contra los manifestantes pacíficos. Estoy horrorizada por los ataques contra ambulancias y sanitarios que intentan ayudar a los heridos», dijo la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, mediante una declaración escrita.
«Las fuerzas militares de Birmania deben parar de asesinar y encarcelar manifestantes», añadió.
Estados Unidos también reaccionó ante la violencia policial, por medio del portavoz de la Secretaría de Estado, Ned Price, que afirmó estar «en shock al ver la horrible violencia perpetrada contra la población de Birmania por sus llamadas pacíficas a la restauración de un Gobierno civil».
Por su parte, Japón pidió hoy a las fuerzas de seguridad de Birmania que detengan la represión violenta de las protestas contra el golpe militar en el país y condenó «enérgicamente» el uso continuado de la violencia contra civiles.
POSIBLES CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD
La Comisión Internacional de Juristas pidió hoy en un comunicado que se investigue a las fuerzas de seguridad birmanas por presuntos crímenes contra la humanidad ante el uso aparentemente «sistemático» de fuerza letal contra manifestantes pacíficos.
Mañana, el Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto abordar, en una videoconferencia a puerta cerrada, la situación en el país, según hizo oficial este miércoles la presidencia de turno del órgano, que ocupa Estados Unidos.
A pesar de los llamamientos de la comunidad internacional y de las sanciones de países como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, los militares birmanos, encabezados por el general golpista Min Aung Hlaing, continúan con la represión de las protestas y las detenciones.
Los manifestantes exigen al Ejército, que gobernó el país con puño de hierro de manera ininterrumpida entre 1962 y 2011, que permita la vuelta a la democracia y reconozca los resultados de las elecciones del pasado noviembre, en las que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hizo en 2015.