Bogotá, 13 de enero de 2022.- A dos meses de las elecciones legislativas del 13 de marzo los colombianos ven con esperanza las promesas de cambio que pueden salir de esos comicios, cruciales para la gobernabilidad del presidente que sea electo a mitad de año.
La totalidad del Senado y de la Cámara de Representantes serán renovadas en estas elecciones, en las que además habrá una inédita votación para escoger las 16 curules que tendrán en la Cámara Baja las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, y varias coaliciones elegirán en consultas a sus candidatos presidenciales.
Esta cita electoral se producirá después de la ola de protestas que sacudió al país entre abril y junio de 2021, que puso de manifiesto la necesidad de cambios y abrió las puertas de la política a nuevos líderes procedentes del mundo académico y de los movimientos sociales.
Entre esas nuevas caras destacan como candidatas al Senado la analista política y profesora universitaria Sandra Borda, la periodista Mabel Lara, la líder social y defensora de los derechos humanos Yolanda Perea o la atleta Caterine Ibargüen, medalla de oro en salto triple en los Olímpicos de Río 2016.
CAMBIO VS. CLIENTELISMO
Para Alejandra Barrios, directora de la plataforma Misión de Observación Electoral (MOE), las elecciones legislativas mostrarán si el deseo de cambio de parte de la sociedad se hace realidad o si naufraga en las aguas del clientelismo que tradicionalmente se hace sentir en las urnas.
«Lo vamos a ver el 13 de marzo porque el clientelismo está, el clientelismo funciona, es una maquinaria muy bien aceitada y lamentablemente el centralismo se crece en la pobreza, y la pobreza se profundizó en este país con la pandemia», dijo Barrios a Efe.
Otro factor que suele afectar las elecciones es la violencia contra candidatos, electores y líderes sociales para intimidar e impedir que se ejerza libremente el derecho al voto.
«En las elecciones locales, que serán el próximo año, es donde este fenómeno de manera particular se dispara porque es la pugna por el poder territorial, pero las elecciones al Congreso son las que ocupan el segundo nivel, en términos de violencia, contra aquellos que pueden postularse a la vida política», afirma.
Barrios señala que en las elecciones de este año, tanto las legislativas como las presidenciales, «estamos en un contexto que no es fácil» porque hay departamentos como el Chocó (oeste), Arauca (este) y la región del Catatumbo, donde distintos grupos armados ilegales han recrudecido sus disputas territoriales.
«Mantenemos los mismos corredores de violencia que están directamente relacionados con las economías ilegales y con la disputa entre los diferentes grupos armados y eso se traduce en la imposibilidad que tienen tanto candidatos como ciudadanos de poder participar de manera libre en el ejercicio electoral», explica.
ESCAÑOS PARA LAS VÍCTIMAS
Esa dinámica del conflicto puede influir también en la elección de las llamadas «curules de paz» para la Cámara de Representantes, a las que solo pueden aspirar víctimas del conflicto armado por dos periodos legislativos de cuatro años, el que se inicia en 2022 y el de 2026.
Con ese propósito se crearon circunscripciones especiales en las 16 regiones más golpeadas por el conflicto, cada una de las cuales podrá elegir un representante a la Cámara en votaciones de las que fueron excluidas las 167 cabeceras municipales y que solo se llevarán a cabo en las zonas rurales, que son justamente las que más han sufrido la violencia.
Una de esas circunscripciones de paz, la número dos, está formada por los municipios de Arauquita, Fortul, Saravena y Tame, en el departamento de Arauca, donde en los primeros días de este año la guerra entre disidentes de las FARC y guerrilleros del ELN dejó al menos 27 muertos en zonas rurales.
«Este tema es relevante porque se le está pidiendo a líderes sociales que son víctimas que en las zonas rurales donde no hay presencia del Estado hagan campaña electoral para ser elegidos en las 16 curules. Eso va a medir cuál fue la capacidad institucional del Estado colombiano para llegar a estas zonas donde había presencia las FARC» antes de la firma de la paz, subraya Barrios.
COALICIONES DECISIVAS
En cualquier caso, el Congreso que los colombianos escojan será fundamental para quien sea elegido presidente para el periodo 2022-2026, porque necesitará del legislativo para sacar adelante los cambios o reformas que la sociedad ha reclamado en las calles y seguramente volverá a pedir en las urnas.
«En abril del año pasado tuvimos un estallido social que ha tenido una repercusión muy fuerte en términos de participación de los ciudadanos, en la expresión pública, no voy a decir que en política porque todavía no sabemos. Una cosa es lo que pasa en las calles y no se sabe si eso se va a traducir en las urnas», afirma Barrios.
Hasta la fecha todas las encuestas dan como favorito al senador opositor de izquierdas Gustavo Petro, quien el 13 de marzo debe ser ratificado en una consulta como candidato de la coalición Pacto Histórico.
Ese mismo día se llevará a cabo la consulta de la Coalición Centro Esperanza, cuyos favoritos son el exministro de Salud Alejandro Gaviria y al excandidato presidencial Sergio Fajardo, y la del derechista Equipo por Colombia, en el que el más opcionado parece ser el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez.
«Las coaliciones que se están haciendo, honestamente sí creo que van a modificar la composición del Congreso porque ya no hay una lectura solo por partidos sino que hay grandes coaliciones que están pegadas a las candidaturas presidenciales», manifestó la directora de la MOE.
Jaime Ortega Carrascal
EFE