Sueida (Siria), 4 de marzo de 2025.- Los drusos de Sueida, en el sur de Siria, ven con incertidumbre los pasos del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien ha prometido «protegerlos» de las nuevas autoridades que gobiernan del país mientras tropas israelíes ocupan posiciones en territorio sirio.
En la ciudad homónima y capital de la región, mayoritariamente drusa, una comunidad árabe cuya religión es una escisión del islam y que habita fundamentalmente en Siria, Líbano, Israel y Jordania, algunos vecinos han asegurado a EFE que darían la bienvenida a las tropas israelíes sí entraran en su ciudad, mientras otros defienden «una Siria unida» donde «los drusos vivan en paz».
La región de Sueida es una de las 14 provincias que conforman la República Árabe Siria, que junto a las provincias de Quneitra y Deraa, vecinas entre sí y fronterizas con Jordania y cercanas a los Altos del Golán ocupados desde hace décadas por Israel, han quedado dentro de las exigencias israelíes de «desmilitarización completa», ostensiblemente para defender a la población drusa.
La población drusa, que representa aproximadamente el 3 % de la población siria y ha sido una parte integral del mosaico cultural y religioso de la nación, se concentra fundamentalmente en Sueida y en las zonas del Golán que fueron tomadas por Israel en 1967.
Que nadie se meta
Hassan, druso de Sueida, afirmó a EFE que «Al Sueida es una provincia siria, deseamos y esperamos que haya democracia para todo el pueblo sirio, con todos sus componentes, no necesitamos que alguien se meta entre nosotros y divida el país».
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, amenazó la noche del pasado sábado con una intervención militar en Siria contra las fuerzas de Damasco tras unos enfrentamientos el viernes con miembros armados de la minoría drusa en la ciudad de Jaramana, que se saldaron con la muerte de un funcionario del Ministerio de Defensa.
Sin embargo, otros muchos lugareños se niegan a abandonar la identidad nacional siria, como Bashar Sarawi, líder del Movimiento Politico Juvenil de Siria, quien considera que «a Netanyahu no le importan las minorías, ni las mayorías; ni siquiera su propia gente».
El joven asegura a EFE que su grupo ha detectado a «agentes de Israel» implicados en incidentes como el de Jaramana, un suburbio de mayoría drusa de Damasco.
También reconoció que sin embargo que entre su círculo de amigos hay quienes tienen una buena visión de Israel, un sentimiento que «ha crecido notablemente».
Otra vecina de Sueida, Nour, también reflejó la misma idea: cada vez más drusos creen que deben apoyarse en ellos.
Ninguno de los drusos que comentaron a EFE que veían el respaldo de Israel a su comunidad como una necesidad quiso dar su nombre por cuestiones seguridad.
No hay presencia militar
A pesar de haberse integrado en la nueva administración siria, los drusos de Sueida no están bajo el control militar del Ministerio de Defensa sirio, que asumió el control de las ya disueltas milicias islamistas del Organismo para la Liberación del Levante (HTS, en árabe) que derrocaron al régimen de Bachar al Asad el pasado mes de diciembre.
El nuevo gobierno sirio no tiene presencia militar en la región.
En su lugar, hombres armados vestidos de negro y con parches con la estrella drusa patrullan las calles de la ciudad, algunos de los cuales pertenecen a la brigada Al Jabal, «un grupo de defensa del pueblo» ante «cualquier fuerza invasora», aseguro el portavoz de la organización, Ziyad Abu Taafish.
«Antes de la caída del régimen éramos 2.000 personas, actualmente tras la caída superamos las 7.000» dijo el alto cargo de la brigada, quien añadió «no cobramos dinero por proteger la tierra y el honor», aunque han tenido que dejar de aceptar voluntarios por «falta de logística», lo que incluye «uniformes, dinero, armas y munición».
Tras los enfrentamientos en Jaramana, Netanyahu, y Katz ordenaron a su ejército que «se prepare para defender» esta ciudad «actualmente atacada por las fuerzas del régimen sirio».
Los muertos en Jaramana fueron funcionarios de Damasco, que fueron atacados en un control de carreteras de milicias drusas.
«No dejaremos que nos metan en el juego de las grandes naciones» asegura la cúpula de la brigada Al Jabal, quien desea fervientemente que el pueblo druso pueda vivir en libertad.
Edgar Gutiérrez
EFE