Leópolis (Ucrania), 6 de septiembre de 2022.- Cuarenta días después de la muerte de unos cincuenta prisioneros de guerra ucranianos en Olenivka, los familiares de los soldados que resistieron en Mariúpol denuncian la falta de respuestas sobre su destino y piden aumentar la presión sobre Rusia para que facilite el acceso de la ONU y la Cruz Roja a los supervivientes.
Los allegados se han movilizado con manifestaciones por toda Ucrania, como la convocada hoy en Kiev, cuando se cumplen esos 40 días. Es un periodo de luto simbólico, por los 50 ucranianos asesinados en el campo de prisioneros de Olenivka el 29 de julio, en lo que las familias califican de «ejecución pública por parte de Rusia».
Lidia Palamar, madre del subcomandante del regimiento «Azov» Sviatoslav «Kalyna», denunció en una manifestación en Leópolis. que aún no sabe el paradero de su hijo. Se sabe que la mayoría de los alrededor 2.000 soldados que se rindieron en la planta «Azovstal», se encuentran en Olenivka, en la parte ocupada de Donbás.
Pero no se sabe nada de siete comandantes del regimiento «Azov», de la infantería de marina y de otras unidades ucranianas del «Azovstal», la estratégica planta junto al Mar Negro que las tropas rusas mantuvieron asediada durante 85 días y desde prácticamente el inicio de la invasión del país.
Vladyslav, un manifestante de 17 años, afirma que su madre fue una de las 130 mujeres capturadas por Rusia en «Azovstal». Al igual que el resto de familiares, no ha tenido noticias de ella y ni de su estado de salud.
Los manifestantes apelan a la comunidad internacional y, en particular, a la ONU y a la Cruz Roja, para que presionen a Rusia hasta que les dé acceso al campo de prisioneros y para que revele las condiciones en las que están los supervivientes.
«Si los tratan bien, como dicen, ¿por qué no abren las puertas del campo?», reclamó uno de los familiares. Recuerdan que todavía no hay información oficial e independiente sobre la identidad de los muertos, y que los familiares de las personas incluidas en las listas publicadas por medios rusos esperan que sigan vivos.
Los allegados también están preocupados por la aparición de uno de los prisioneros de guerra en un vídeo difundido por los canales rusos de Telegram. Parecía haber perdido unos 15 kilos durante su cautiverio.
Hay denuncias de torturas sobre ucranianos gravemente heridos en el único canje de prisioneros en el que participaron los defensores de «Azovstal», antes de los sucesos de Olenivka.
La manifestación anterior tuvo lugar el 18 de agosto, cuando el secretario general de la ONU, António Guterres, anunció en Leópolis la creación de una comisión de investigación bajo la dirección del general brasileño retirado Carlos Alberto dos Santos Cruz.
La Asociación de Familiares de los defensores del «Azovstal» explicó a Efe que no ha recibido ninguna información sobre el trabajo de la comisión y que no se le ha permitido el acceso al lugar de la tragedia.
Fuentes de la ONU en Ucrania explicaron a Efe este martes de que los miembros de la comisión investigadora están trabajando desde Nueva York, a la espera de que terminen las consultas con Ucrania y Rusia sobre cómo garantizar el acceso y la seguridad de esa misión».
El director general del Comité Internacional de la Cruz Roja, Robert Mardini, subrayó, durante su visita a Kiev la semana pasada, que su organización no podía obligar a Rusia a concederle acceso a Olenivka, pero que estaba haciendo todo lo posible para conseguirlo.
El Defensor del Pueblo ucraniano, Dmytro Lubinets, advirtió que probablemente Rusia no dejará pasar a la misión de la ONU hasta que se hayan borrado todas las pruebas de lo ocurrido.
Según la Fiscalía General de Ucrania, la causa más probable de la muerte de los prisioneros de guerra ucranianos en Olenivka fue el uso de «proyectiles termobáricos de un lanzador Shmel».
Tras la muerte de los prisioneros de guerra, Rusia difundió imágenes y el vídeo del lugar, que mostraban los cuerpos quemados. Acusó a Ucrania de llevar a cabo ataques contra sus propios soldados utilizando los HIMAR suministradas por Estados Unidos.
Desde entonces, el Tribunal Supremo de Rusia ha calificado a «Azov» de organización terrorista, mientras que las autoridades de los autoproclamados territorios separatistas de Donbás, controlado por Rusia, anunciaron que se celebraría un juicio contra los combatientes de «Azov» en Mariupol.
El hecho de que incluso la ONU y la Cruz Roja «no puedan llegar al lugar de la ejecución pública de los cautivos» demuestra que la vida de los supervivientes está en peligro, aseguró Nataliia Zarytska, esposa de un prisionero de Azovstal, en declaraciones a los medios.
«Si no se detiene la maldad de lo ocurrido en Olenivka, cabe esperar más crímenes en masa, aún más crueles y sangrientos», advirtió.
Rostyslav Avechuk
EFE