Madrid, 24 abr – La decisión del Banco de Canadá de reducir las compras de activos y anticipar una eventual subida de tipos ha puesto en guardia a los inversores, que empiezan a demandar más claridad sobre sus planes a la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) y, sobre todo, al Banco Central Europeo (BCE).
Analistas y gestoras de inversión consideran que la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE, celebrada el jueves, no ha servido para reducir las incertidumbres y confían en que el banco central defina con mayor nitidez sus planteamientos en la cita de junio. En este contexto, el martes y el miércoles se reúne el Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed.
Al igual que ocurrió durante la crisis financiera, los bancos centrales se han convertido en el máximo referente de los mercados, que escrutan con lupa cualquier movimiento o cualquier indicio sobre sus planes.
La posibilidad de una retirada prematura de los estímulos monetarios es ya la principal preocupación de los inversores, por encima de las cuestiones relacionadas con la epidemia de coronavirus.
«Todavía no sabemos qué pretende hacer el BCE más allá de las próximas seis o siete semanas», apunta Bank of America en un informe reciente.
Según la entidad, durante la conferencia de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, se preguntó varias veces a la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sobre el ritmo de compra de bonos cuando la economía vuelva a la normalidad.
«No obtuvimos respuestas y eso crea problemas. El panorama es incierto y eso retrasa o pospone indefinidamente las decisiones económicas. Lo último que necesitamos es otra capa de incertidumbre creada por el BCE», subraya Bank of America.
En la misma línea, el banco de inversión japonés Nomura señala que la intervención de Lagarde «arrojó pocas novedades» y no aclaró en qué circunstancias podrían reducirse las compras de activos.
El Consejo de Gobierno del BCE decidió el jueves mantener los tipos de interés y el ritmo de compra de bonos, que había acelerado en marzo para hacer frente al repunte de las rentabilidades de la deuda pública.
Nomura considera que la reunión de junio será «clave» y pronostica que el BCE decidirá en ella si mantiene las compras de activos en el nivel actual en función de cómo evolucionen los datos macroeconómicos y las condiciones de financiación.
«La reunión de junio será más importante, ya que el BCE tendrá que sopesar una serie de factores -evolución de la pandemia de coronavirus, de los procesos de vacunación y de las previsiones macroeconómicas- y decidir si reduce o no el ritmo de compras mensuales de activos», coincide Aberdeen Standard Investment.
Lombard Odier cree que el debate sobre los programas de compra de activos ha perdido trascendencia en las últimas semanas porque las rentabilidades de la deuda pública se han relajado tanto en Europa como en EE. UU.
La entidad suiza precisa, no obstante, que los avances en la vacunación, la reapertura de la economía y los estímulos fiscales pueden presionar de nuevo al alza a los intereses de la deuda, lo que obligaría al BCE a actuar.
«El BCE está en modo espera. Será relevante la reunión de junio, cuando haya más claridad sobre el progreso de las vacunaciones y nuevas proyecciones sobre el crecimiento y la inflación. Entonces habrá que decidir el ritmo de compras en el tercer trimestre», recalca DWS, la gestora de Deutsche Bank.
Al igual que otras gestoras, DWS cree que Lagarde mantiene la ambigüedad sobre la situación económica en Europa. «No hubo ninguna indicación sobre si el BCE estaba satisfecho con la evolución de los mercados de capitales», apunta.
En cuanto a la reunión de la Reserva Federal de la próxima semana, DWS no espera que introduzca cambios en su política monetaria.
A su juicio, aunque la vacunación avanza con rapidez en EE. UU. y la economía se reactiva, todavía no se ha alcanzado el nivel de empleo anterior a la pandemia.
No obstante, cree que el juicio de la Fed sobre la marcha de la economía estadounidense puede haber empezado a cambiar.