Informe Especial Los Pájaros
Segunda parte
El año pasado, exactamente el 12 de marzo de 2014, la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Meval), a cargo entonces del brigadier general José Ángel Mendoza, presentó como positivos los resultados de un operativo policial que se desarrolló simultáneamente en los barrios Buenavista, Zafra y los sectores Montenegro, los Alpinos y Cantarrana, que hacen parte de la Comuna 16, Belén.
El accionar policial logró la captura de 17 presuntos integrantes de la estructura criminal conocida como Los Pájaros, entre ellos un menor de edad, y resultado que se sumó al reportado dos días atrás: la captura de un “alias Gomelo”, a quien se presentó como líder de estos delincuentes.
En resumen, la Meval presentó las capturas como el posible desmantelamiento de la banda; no obstante, integrantes de la comunidad de la Comuna Belén que habitan los sectores afectados por el crimen, aseguraron que el operativo no fue efectivo. Reconocieron que entre los capturados sí se encontraban dos “pájaros” pero aseguraron que el resto de la estructura continuó delinquiendo bajo las órdenes de Juan Arango Tejada, conocido como Juancho Pájaro, quien es el verdadero jefe criminal de la estructura desde hace cinco años.
Juancho Pájaro asumió la jefatura criminal luego del asesinato de su hermano Carlos Arango, alias Caliche, tal como se narra en la primera parte de este informe, y actualmente cuenta con orden de captura por concierto para delinquir, extorsión y desplazamiento forzado. El positivo policial que presentó a la banda como casi desmantelada, en realidad le bajó el perfil delincuencial y le permitió seguir delinquiendo, recrudeciendo su accionar en el último año, durante el cual se han apoderado mediante el despojo forzado de buena parte de los bienes muebles e inmuebles de los habitantes del barrio Buenavista.
“Los Pájaros se robaron nuestras casas, son dueños de casi toda Buenavista”, es el lamento de una de las víctimas que se vio obligada a abandonar su hogar para evitar su muerte; los criminales tienen extorsionada a esta persona y pusieron precio a su vida y a su libertad, si quiere seguir viva debe firmar el traspaso de las escrituras de su vivienda.
Y es que la extorsión, el secuestro casi exprés, el desplazamiento forzado y el despojo forzado de bienes muebles e inmuebles son los delitos que azotan al corregimiento de Altavista y a buena parte de los barrios de la Comuna Belén, entre ellos Buenavista, sector de asentamiento de la estructura criminal.
Estos cuatro delitos los cometen de un modo secuencial: inicialmente, los pájaros escogen a la víctima, ya sea por un antojo voluntario o porque la persona tuvo algún problema con ellos de tipo barrial; posteriormente, tienen dos modos de operar, o desplazan a la persona y a toda su familia del barrio o simplemente retienen a uno de estos y se los llevan a un centro de operaciones criminales del sector; luego de esto proceden a extorsionar.
Si la persona y su familia entera son desplazados, los criminales proceden a extorsionarlos contactándolos telefónicamente y muchas veces las llamadas proceden del celular del propio Juancho Pájaro, quien personalmente pide una suma pocas veces inferior a 40 millones de pesos, pero la suma queda supeditada a un posible aumento o a una cuota mensual casi perenne; todo esto a cambio de permitirle seguir con vida a todo el grupo familiar.
Dado sea el caso que los amenazados no tengan modo de conseguir el monto de la extorsión, lo cual ocurre casi siempre, los delincuentes dan la segunda opción que es la firma del traspaso de las escrituras de la vivienda y de los vehículos (carros y motos) en caso de que los tengan. Mientras la familia encuentra como resolver, los criminales, a modo de intimidación y para generar presión, ingresan violentamente a las casas abandonadas y destruyen lo que encuentran en su interior, eso sí, robándose de antemano los objetos que consideran de valor.
En la fiscalía reposan varias de estas denuncias pero estas siguen irresueltas, y los pájaros siguen actuando a su voluntad en Buenavista y otros barrios de Belén. Los funcionarios públicos no pasan de poner una cinta y unos avisos sobre el inmueble que indica que es un bien protegido por el Estado pero la vigilancia y protección policial brilla por estar ausente; los criminales se burlan, destrozan los avisos y siguen violentando las propiedades.
Ahora bien, si la persona no es desplazada entonces es secuestrada a modo exprés. Casi siempre se estudia quién es el propietario de la vivienda y es a este al que se secuestra, se le captura violentamente en la calle o se le pone una cita en alguna de las viviendas que los criminales poseen en Belén y utilizan como centros de operaciones, a la cual debe acudir so pena de muerte del amenazado o de algún familiar cercano. Una vez allí, la víctima es violentada sicológica y físicamente a fin de aterrorizarla; es golpeada e insultada y, en la mayoría de los casos, es amedrentada con motosierra encendida y amenazada con el desmembramiento.
El terror se engendra para que la víctima firme los papeles que de antemano los criminales ya tienen preparados, que no son otros que el traspaso de las escrituras de la vivienda o de la propiedad de los vehículos. Si el secuestrado no es el propietario, generalmente es un hijo del mismo, al que se le aterroriza de la misma forma con la diferencia que los gritos, el llanto y el miedo, se los trasmiten al padre vía telefónica.
Cuando la papelería es firmada de esta forma, este despojo puede estar contando con el complot de algún funcionario público o abogado que después legaliza la venta, lo que posiblemente indica que esta mafia podría tener un escaño en alguna notaria.
En el tema del secuestro, recientemente, el 18 de enero de este año, una patrullera de la policía, Lisgrey Tatiana Arias Barrera, quien acababa de ser trasladada de Córdoba, fue secuestrada precisamente por los Pájaros en una casa ubicada en la carrera 83 con calle 20 del barro Altavista de Belén. La uniformada se encontraba visitando a Daira Inés Arriete, a quien conocía desde Montería, pero los Pájaros no sabían que Arias Barrera pertenecía a la policía y secuestraron a las dos mujeres.
Según el periódico el Colombiano, “Fuentes cercanas al caso relataron (…) que el sitio era custodiado por un adolescente de 17 años, mientras que otro delincuente hacía llamadas extorsivas al papá de la patrullera de 23 años, exigiendo el pago de 30 millones de pesos a cambio de no hacerles daño a las cautivas”. Fuentes de la comunidad aseguraron a Analisiurbano.com que los criminales también estaban presionando a Daira Inés Arriete para que firmara el traspaso de la propiedad a cambio de seguir con vida, sin embargo, este medio no pudo confirmar si la mujer sí es la propietaria de la vivienda.
Así mismo, de acuerdo a testimonios recogidos, el segundo piso de la vivienda, que es una vivienda independiente, al parecer se encontraba la bodega principal para el resguardo de la droga que trafican los pájaros y que distribuyen en las plazas de vicio de Belén. En esa casa (segundo piso), el 20 de enero, día en que fueron rescatadas las mujeres, la policía, supuestamente, habría incautado 11 bultos de marihuana y un revólver.
El rescate se dio porque Daira Inés Arriete alquilaba piezas y uno de sus inquilinos -que según la policía también fue secuestrado y huyó en un descuido de los delincuentes, pero según la comunidad, los criminales no se percataron de su presencia y huyó por el solar de la parte trasera de la casa cuando estos ingresaron violentamente a la vivienda- escapó y dio aviso a las autoridades quienes procedieron a realizar el operativo para la liberación de las rehenes.
La atención de estos hechos se centró en el operativo de rescate, en el material incautado y en que un menor de edad era el que custodiaba a las cautivas. Pero se obvió el delito crítico que hoy azota a los habitantes de Belén, el secuestro exprés; ese mismo del que tanto se habló y reportaron los medios de comunicación como el flagelo más grande que vapuleaba a las ciudades de Venezuela.
En cuanto al desplazamiento forzado y posterior extorsión para lograr el traspaso de los bienes inmuebles y muebles de las víctimas, el ejemplo perfecto es el Caso Magán, que este medió reseñó en una crónica titulada Quién mató a Marianela en la Calle de las Brujas. Básicamente, en un enfrentamiento que ocurrió en el barrio Buenavista resultó muerta una menor de edad, la versión oficial, la única que replicaron los medios de comunicación como el diario Q’Hubo, apuntaba a que el asesinato había sido producto de la intolerancia de un vecino que no soportó la fiesta que realizaban en el sector; pero a la historia le faltaban todas las miradas.
Hoy, el “intolerante”, que bien puede ser una persona inocente, se encuentra con detención intramural porque él se entregó voluntariamente a la justicia para que se resolviera su caso, tal como informa en un oficio la juez que lo recibió, y no fue capturado por la policía como afirmó la Meval en un boletín que hizo llegar a los medios de comunicación. Su familia fue desplazada de Buenavista, y el mismo Juancho Pájaro ha llamado a los familiares para pedir 20 millones de pesos, el carro que poseen y la firma del traspaso de las escrituras de la vivienda que forzosamente tuvieron que dejar abandonada en el sector.
La denuncia reposa en la fiscalía, pero la protección oficial del bien inmueble, es decir, los avisos poco útiles que pegan sobre la casa, ya fueron destrozados por los criminales quienes han violentado la vivienda en más de tres ocasiones.
El Caso Magán es un hecho que debería analizarse con lupa pues su inocencia parecía depender de que se compruebe la existencia de los criminales en el sector ya que los testigos estrellas del ente acusador son los mismos que afirman que los pájaros no existen, que nunca han escuchado de ellos, aunque en la fiscalía ya se estén preparando orden de captura para más de 20 de los delincuentes, e incluso existen tres que ya cuentan con ella, que serían Juan Arango Tejada, alias Juancho Pájaro; su hermano Hugo y un sujeto a quien se le conoce como El juez.
Este caso particular podría sacar a la luz la posible connivencia entre el grupo criminal conocido como Pájaros Pesebreros -adscrito al ala de la estructura de crimen organizado La Oficina que dirige Freiner Ramírez García, conocido también como Carlos Pesebre- y un sector corrupto de la institucionalidad.
Hasta ahora, hay un hecho real, los habitantes de la Comuna 16 Belén y el corregimiento Altavista, son víctimas del secuestro exprés, la extorsión, el desplazamiento forzado y el despojo forzado de bienes muebles e inmuebles. Y esto sin hablar de los homicidios, el control territorial y la desaparición forzada que también hace parte de la cotidianidad del sector.
Espere tercera parte
No se pueden dejar tirados los muertos, la orden es no calentar el territorio
Informe Especial Los Pájaros
Nota: En el mes de julio del año 2016, la Policía metropolitana del Valle de Aburrá (Meval) capturo a dos miembros de la banda Los Pájaros Pesebreros, entre los capturados se encontraba uno de los jefes, Juancho Pájaro.
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