Kinsasa, 5 de febrero de 2025.- Los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23), que combaten contra el Ejército de la República Democrática del Congo (RDC) en el noreste del país, rompieron este miércoles el alto el fuego declarado el lunes por ellos mismos por motivos humanitarios, según confirmaron a EFE las autoridades locales.
«Los combates se reanudaron en la localidad de Nyabibwe, después de que los rebeldes del M23 y los soldados ruandeses (a cuyo país acusa el Gobierno congoleño de apoyar a la milicia, algo confirmado por la ONU) atacaran las posiciones de nuestras fuerzas, a pesar de que fueron ellos mismos quienes decidieron decretar el alto el fuego», dijo a EFE el gobernador de la provincia de Kivu del Sur, Jean Jacques Purusi.
Nyabibwe se encuentra a unos 100 kilómetros de Bukavu, la capital provincial con algo más de un millón de habitantes que el M23 aseguró no querer ocupar este lunes, a pesar de que la semana pasada el grupo declaró su intención de «continuar la marcha de liberación hacia Kinsasa», la capital congoleña.
«Era de esperar esta violación del alto el fuego, porque estos rebeldes no mantienen su palabra», destacó Purusi.
EFE trató de contactar tanto con las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC) como con la misión de las Naciones Unidas en el país (Monusco) para confirmar estos combates, pero no obtuvo respuesta.
«La situación es muy complicada. La ciudad de Nyabibwe ya está vacía de sus habitantes, que han huido a otros lugares», aseguró a EFE Delphin Mbiri, presidente de la sociedad civil en el territorio de Kalehe, donde se encuentra la localidad.
Los rebeldes declararon el alto el fuego justo una semana después de conseguir ocupar, tras días de fuertes combates, la estratégica ciudad de Goma, capital de la provincia vecina de Kivu del Norte con unos dos millones de habitantes y donde tienen su sede ONG internacionales e instituciones de la ONU.
La actividad económica se ha empezado a reactivar progresivamente en Goma y algunos ciudadanos cuentan de nuevo con electricidad, apenas disponible durante los últimos días, si bien sigue escaseando el agua potable.
Sin embargo, el número de muertos registrados por los combates en esta urbe y sus alrededores no hace más que subir: aunque la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) cifró en 900 los fallecidos, el Gobierno congoleño afirmó a última hora del lunes que ya se han enterrado 2.000 cadáveres en la zona.
El último informe de la OCHA alerta de que «muchos cadáveres cubren todavía las calles de la ciudad» y mantiene los heridos admitidos en centros médicos entre el 26 y el 30 de enero en 2.880, cifra que dio el pasado sábado el Gobierno congoleño, mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) los sitúa en 2.958.
Esta no es la primera vez que el M23 ocupa Goma: los rebeldes ya tomaron el control de la ciudad durante diez días en 2012, antes de que la presión internacional forzara su retirada.
La ofensiva del M23 -grupo armado formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994- ha incrementado la tensión con la vecina Ruanda, ya que el Gobierno congoleño acusa a Kigali de apoyar al M23, un extremo que ha confirmado la ONU.
Por su parte, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo fundado en 2000 por cabecillas del genocidio y otros ruandeses exiliados para recuperar el poder político en su país, una colaboración que también ha sido corroborada por la ONU.
La actividad armada del M23 se reanudó en noviembre de 2021 con ataques relámpago contra el Ejército congoleño en Kivu del Norte y, desde entonces, avanzó por varios frentes hasta alcanzar Goma.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la Monusco.
EFE