París, 4 de febrero de 2022.- ¿Qué mejor carta de presentación como estadista para afrontar la campaña de las presidenciales de abril que mediar en un conflicto mundial? El presidente francés, Emmanuel Macron, multiplica las iniciativas diplomáticas en la crisis de Ucrania antes de anunciar su candidatura a la reelección.
El Elíseo anunció este viernes que Macron viajará a Moscú y Kiev para tratar de buscar una salida al cara a cara que en ese escenario europeo están librando Estados Unidos y Rusia, sin el concurso directo de los europeos.
Será el punto álgido de una intensa agenda diplomática que le ha llevado a redoblar los contactos con todos los líderes implicados, en busca de la vía diplomática por la que París apuesta de forma resuelta ante la escalada del conflicto.
Macron ha tenido al teléfono a su homólogo estadounidense, Joe Biden, en varias ocasiones, solo o con otros líderes europeos, pero también a la mayor parte de los mandatarios europeos y al primer ministro británico, Boris Johnson.
El presidente francés ha aprovechado su cercanía personal con Vladimir Putin, con quien siempre ha abogado por mantener un hilo conductor, incluso en los momentos de máxima tensión con Occidente. Hasta cinco veces han conversado desde que a mediados de diciembre empezaron a sonar los tambores de guerra.
El lunes próximo efectuará su segunda visita a Moscú desde que llegó al cargo y, al día siguiente, viajará por vez primera a Kiev para entrevistarse con Volodímir Zelensky, con quien ha hablado ya en cuatro ocasiones en el último mes y medio.
Macron, que cerró anoche esa agenda con ambos líderes, se plantea también pasar por Varsovia y por Berlín, en su camino de vuelta.
Francia busca «encontrar una puerta de salida» que permita a Moscú «poner fin a la tensión en la frontera ucraniana» de forma «asumible», sin dar imagen de derrotado, explica a Efe el exdirector de Sciences Po Pascal Perrineau.
París cuenta con herramientas preciosas para ello. Tiene una sólida red diplomática, posee una potencia militar reconocida, incluso por Rusia, y un posicionamiento interno en el seno de la OTAN capaz de ser crítico con las decisiones mayoritarias, explica a Efe el experto en relaciones internacionales Cyrille Bret, de la misma institución académica.
VENTANA ESTRECHA
La ventana de éxito, reconocen los dos expertos, es muy estrecha, pero toda iniciativa merece ser emprendida.
Francia se centra en reactivar el llamado «Formato de Normandía», en el que comparte mesa con Alemania, Rusia y Ucrania, que persigue pacificar la tensión en el este del país entre pro-rusos y pro-europeos.
Aunque la tensión se centra ahora en otro punto, la garantía que busca Moscú de que Ucrania no ingrese en la OTAN, Perrineau considera que la situación en el este del país puede ser «una puerta vendible» para Putin.
Francia, además, detenta desde el pasado 1 de enero la presidencia semestral de turno de la Unión Europea, lo que confiere a Macron cierta responsabilidad a la hora de poner rostro a los intereses europeos, como ya hizo en 2008 Nicolas Sarkozy durante el conflicto entre Georgia y Rusia.
Y hay otro elemento decisivo, según Bret: Macron afronta en tres meses unas elecciones en las que aspira a ser el primer presidente francés reelegido desde que el mandato fue reducido de siete a cinco años.
«Si la campaña electoral no estuviera tan cerca, no creo que se mostrara tan activo», asegura Bret, opinión que comparte con Perrineau.
Sin haber declarado oficialmente su candidatura, algo que todo el mundo da por descontado en Francia, Macron lidera todos los sondeos, con una holgada ventaja sobre la conservadora Valérie Pécresse y la ultraderechista Marine Le Pen, que se disputan la segunda plaza con el también ultra Éric Zemmour pisándoles los talones.
Pero hacer la carrera en cabeza no garantiza la victoria.
«En Francia no se gana una elección apoyándose en temas internacionales», reconoce Perrineau, quien sin embargo opina que esos aspectos «pueden ayudar a mejorar la imagen de un candidato».
IMAGEN DE ESTADISTA
Bret considera que Macron «puede diferenciarse de otros rivales, mostrar una imagen de estadista de experiencia y con una estatura internacional que trata con los grandes líderes mundiales».
«Es una oportunidad de rehabilitar su imagen de presidente, que aprueba menos del 40 % de la población», señala Perrineau, que considera que, «aunque lo que suceda en Ucrania no será decisivo en las elecciones» sí amenaza con «potenciar la imagen de pretencioso» que acompaña a Macron, en caso de que finalmente estalle el conflicto.
En todo caso, opina Bret, esta intervención es «la última oportunidad de Macron de «dejar su huella» en la escena internacional antes de que tenga que centrarse en la campaña y deba ceder el testigo de líder europeo más activo, al menos durante unos meses, al canciller alemán, Olaf Scholz, quien viajará a Moscú y Kiev una semana después de que lo haga el presidente francés.
Luis Miguel Pascual
EFE