FECHA: 30 de octubre de 2024
Desde hace años se ha venido alertando sobre el riesgo que se cierne sobre los países de Latinoamérica, debido al proceso de expansión del Crimen Transnacional o Delincuencia Organizada Transnacional. Esta última es una denominación de la ONU, incluso acogida por Estados Unidos.
Países como Colombia, México, Brasil, Perú, Argentina, y Ecuador son considerados zonas estratégicas de alto interés para las mafias con diferente rostro, ya sean de Europa, Asia, América, Oceanía, África y Medio Oriente.
Recientemente comenzó a sonar nuevamente el tema de la “invasión del crimen extranjero a Medellín”, algo que está muy cercano a la realidad. Las recientes capturas de Gustavo Nocella, alias ‘Ermes’, considerado un ‘Padrino’ y de Luigi Belvedere, el ‘capo dei capi’, miembros de la mafia napolitana La Camorra, además de otros criminales transnacionales, ha evidenciado cómo la capital antioqueña sigue siendo una pieza clave en las redes de la criminalidad global.
Cabe recordar que, hace unos años, la institucionalidad y los administradores de la ciudad, corrieron presurosos a decir que eran hechos aislados, que Medellín estaba blindada ante la presencia de los capos internacionales y que estos solo venían de paseo; esperamos que ahora no sea igual: sostener con verdades a medias la seguridad de una ciudad es un desacierto que se cobra a corto o mediano plazo.
Hoy, estamos ante un hecho de mucha relevancia, la mafia italiana esta nuevamente tomando asiento en la ciudad metropolitana de Medellín, adaptándose al proceso de transformación de Antioquia, que en poco tiempo será la mejor esquina de América: los puertos en Urabá son la carta de presentación para fortalecer la expansión de la Camorra, la ‘Ndrangheta, la Sacra Corona Unida y la Cosa Nostra.
Los puertos, son apetecidos y ayudarán a cambiar, quiérase o no, la cartografía criminal regional. El flujo de mercancías legales e ilegales y de capitales marcará el derrotero económico en los próximos años.
Mientras eso ocurre, la “ciudad segura” será el centro de operaciones urbanas con un eje de negocios basado en el nuevo negocio que enlaza otros negocios: Turismo sexual y rumba dura. De la mano de esto se pegan otros importantes negocios ilegales, por ejemplo, las criptomonedas, exportación de cocaína, lavado de activos, contrabando, trata de personas, explotación sexual, migrantes, pagadiario y drogas sintéticas.
Medellín es, y parece serlo, seguirá siendo una ciudad relacionada a nivel internacional con la violencia, la criminalidad y, por ende, con el narcotráfico. Lamentablemente es el centro de atención para el crimen organizado a nivel global. Y no solo por la tumba de Pablo Escobar.
A lo largo de los años, la urbe paisa ha mantenido su reputación como un refugio para capos internacionales, desde herederos de carteles mexicanos hasta figuras clave de la mafia italiana. Todavía no hemos mejorado y falta mucho para que eso ocurra. En cambio ellos se reinventan, evolucionan y se expanden con su negocio criminal.
Ocultar la realidad facilita la tarea de los criminales. Tapan el sol con un dedo, mientras siguen impunemente pontificando sobre la prosperidad de Medellín.
LFQM