Dajla (Sáhara Occidental), 15 noviembre.- Marruecos desmintió hoy que los choques con el Frente Polisario ocurridos en los pasados dos días hayan dejado víctimas mortales, al tiempo que minimizó los ataques calificándolos de «hostigamientos» y «provocaciones».
Según dijeron a Efe fuentes oficiales marroquíes, no ha habido víctimas a lo largo del muro de seguridad -levantado en los años ochenta por Marruecos del norte al sur del Sáhara- durante los dos días transcurridos desde el inicio de las hostilidades.
Estas comenzaron tras el desalojo de los manifestantes del Polisario que tenían bloqueado durante tres semanas el paso de Guerguerat, en el extremo sur del Sáhara Occidental.
El Frente Polisario informó ayer de que unidades del Ejército Popular de Liberación Saharaui «atacaron bases, puntos de apoyo y abastecimiento del enemigo, y asestaron duros golpes al Ejército marroquí», que sufrió «bajas mortales».
Mientras que el Polisario emite ya lo que llama «partes de guerra», Marruecos aún no ha utilizado esa palabra, y sus Fuerzas Armadas Reales (FAR), tras dos comunicados emitidos el viernes, guardan oficialmente silencio.
Sin embargo, una cuenta llamada FAR-Maroc vinculada a las FAR de forma oficiosa ha ofrecido hoy algún detalle sobre lo sucedido en los últimos días desde la perspectiva marroquí.
Esta cuenta asegura que los milicianos del Polisario han realizado «disparos de acoso a lo largo de la línea de defensa» con ametralladoras calibre 14.5 y 23 mm sin causar daños materiales ni humanos, y que a ellos respondieron los soldados marroquíes «causando la destrucción de un artefacto armado al este de la línea de defensa, al nivel de El Mahbes», extremo norte del muro de defensa.
La cuenta FAR-Maroc consideró que no hay «una verdadera intención de escalada» de tensión por parte del Polisario, que según la misma fuente no ha mandado una petición a la misión de la ONU en la zona (Minurso) para que abandone sus posiciones en los campos de refugiados saharauis en Rabuni, o en la zona tampón en el territorio saharaui.
En la jornada de hoy el «frente» parece estar más tranquilo, y el ambiente en la ciudad de Dajla (la segunda ciudad saharaui) es de total normalidad.
En la carretera hacia la capital saharaui, El Aaiún, Efe pudo ver un convoy de una decena de furgonetas con agentes policiales que se dirigían hacia esa ciudad con el fin supuestamente de ayudar en el mantenimiento del orden público.
Ayer estallaron algunas algaradas protagonizadas por saharauis favorables al Frente Polisario que portaban algunas banderas de la República Árabe Saharaui Democrática y que se enfrentaron con la policía.
Aunque se desconoce el alcance exacto de esas algaradas, las imágenes que llegan desde redes sociales hacen pensar en manifestaciones de pequeña escala, no mayores que en otros momentos de tensión en la ciudad.
El tráfico comercial entre Dajla y Mauritania a través del conflictivo paso de Guerguerat, que fue desalojado de manifestantes y obstáculos el viernes, se reabrió ayer por la tarde, y hoy ya eran visibles camiones TIR que viajaban en ambos sentidos, hacia y desde Mauritania.
Sin embargo, los desplazamientos de periodistas están sujetos a autorizaciones previas expedidas por las autoridades locales.
La misión de «cascos azules» de la Minurso, requerida por Efe para comentar lo que está sucediendo, se negó a hacer declaraciones y remitió a las palabras del Secretario General, Antonio Guterres, quien por su parte se ha limitado a genéricos llamamientos a la calma sin apuntar el dedo acusador contra nadie.
La ex-colonia española del Sáhara Occidental vive su mayor momento de tensión desde el fin de la guerra (1975-1991); ayer, el Frente Polisario dio por finiquitado el alto el fuego vigente desde 1991, pero Marruecos no ha replicado del mismo modo y trata de minimizar lo sucedido.
Aunque los comunicados marroquíes son escasos, la agencia oficial MAP ha creado una sección para denunciar la difusión de imágenes que llegan supuestamente del frente de guerra y que no guardan relación con la realidad, pues corresponden a otros conflictos y otras épocas.
Javier Otazu