Niamey, 4 jul – Las autoridades argelinas expulsaron a Níger en los últimos días a más de 500 malienses que habían huido en abril de sus aldeas a causa de la violencia yihadista de la región maliense de Ménaka, donde el Estado Islámico gana territorio.
Según supo EFE de fuentes humanitarias y de seguridad, los agentes argelinos dejaron a estas personas en un punto del desierto en la frontera entre ambos países, tras lo que los refugiados llegaron a la localidad nigerina de Assamaka, situada a unos quince kilómetros del territorio argelino.
«La primera ola de refugiados malienses expulsados, de unas 150 personas, incluidos niños pequeños, mujeres y mayores de 80 años, llegaron el 17 de junio a Assamaka», explicó a EFE Ibrahim Alkassoum, trabajador del Comité Internacional de Ayuda y Desarrollo de Emergencia (CIAUD), una ONG canadiense presente en Assamaka.
Según Alkassoum, «las fuerzas de seguridad argelinas los trasladaron en camiones hasta el ‘punto cero’, en medio del desierto, y los dejaron allí abandonados».
«Otras olas siguieron en los días siguientes, que elevaron el total de refugiados malienses expulsados de Argelia en Assamaka a más de 500 personas, a fecha del 30 de junio de 2023”, indicó el trabajador humanitario.
SOLO SIETE DOCUMENTADOS
Una fuente policial de Assamaka confirmó a EFE que la última ola de 22 refugiados malienses de la tribu ‘Dawsahak’ llegó a esa localidad el 30 de junio.
Según explicaron los propios migrantes a su llegada, son en su mayoría de la aldea de Izzaragane y huyeron de su país a finales del pasado abril para escapar de la violencia de grupos terroristas que operan en la región de Ménaka.
Ese mes, el grupo yihadista Estado Islámico llevó a cabo una serie de ataques en esa región del noreste maliense, se hizo con varias de sus aldeas y llegó a cercar su capital, lo que provocó miles de desplazados hacia Níger y Argelia.
Antes de llegar a Argelia, los desplazados de Assamaka transitaron por Níger y durante su viaje, denunció Alkassoum, no fueron registrados por la agencia de la ONU para los refugiados, Acnur. De los centenares de refugiados, solo siete tienen un documento de identidad.
Cuando llegaron a territorio argelino, las decenas de familias huidas de Mali se instalaron en un campamento de pastores argelinos que había partido para hacer la trashumancia.
Según explicaron los refugiados a la policía de Assamaka, de regreso de la trashumancia los dueños de las casas les pidieron que pagaran un alquiler si querían seguir viviendo en las casas. Ante la negativa de los refugiados de aceptar la propuesta, estalló una pelea entre ambas comunidades en la que resultó herido un pastor.
Los desplazados indicaron que a raíz de este incidente las autoridades argelinas decidieron expulsar a toda la comunidad de malienses hacia Níger, transportándolos en camiones hasta un punto del desierto en la frontera entre Argelia y Níger.
SARAMPIÓN ENTRE LOS NIÑOS
«Desde la llegada de estas familias de refugiados malienses a Assamaka, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha examinado y tratado a 26 niños con sarampión y revisado a 226 más de 0 a 5 años que han dado negativo», dijo Alkassoum.
COOPI, una ONG italiana, les está proporcionando raciones de comida y agua, y otra organización, ARBE, les distribuye ropa, productos de higiene, camas, utensilios y otros objetos, según el cooperante.
La llegada de estos cientos de refugiados malienses complica la tarea de las autoridades y trabajadores humanitarios, que ya están luchando para repatriar a miles de migrantes expulsados desde Argelia atrapados en Assamaka y cuyo número aumenta constantemente.
«A fecha de 24 de junio de 2023, se registraban ya en Assamaka 739 nuevos migrantes de varias nacionalidades subsaharianas expulsados de Argelia», dijo a EFE Alkassoum.EFE.
Issa Ousseini