Quito, 15 de agosto de 2025.- Más de medio siglo de monitoreo al pingüino de Galápagos (Spheniscus mendiculus) -actualmente en peligro extinción- ha permitido constatar que presentan una resiliencia «sorprendente», a pesar de las amenazas como la crisis climática o las ratas introducidas.
La conclusión se desprende de 55 años de estudios ininterrumpidos, con un recorrido realizado entre el 26 y el 31 de julio por cinco islas del archipiélago: Fernandina, Isabela, Floreana, Santiago y Bartolomé.
La expedición, realizada por el Centro de Sentinelas de los Ecosistemas de la Universidad de Washington, estuvo dirigida por la directora del Centro de Sentinelas de los Ecosistemas, Dee Boersma, en colaboración con la Fundación Jocotoco, el Parque Nacional Galápagos (PNG) y con el apoyo de Silversea Expeditions.
Desde hace 55 años, Dee Boersma realiza visitas regulares a las Islas Galápagos, situadas a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas, para desarrollar su investigación sobre el pingüino de Galápagos.
Su trabajo ha contribuido de manera significativa al conocimiento científico de esta especie, así como del pingüino de Magallanes, fortaleciendo la base de evidencia necesaria para su conservación a largo plazo, indicó la Fundación Jocotoco en un comunicado.
Conteo y fotografías
Durante el recorrido, los equipos llevaron a cabo una serie de actividades científicas esenciales para evaluar el estado de la especie y su hábitat, entre ellas, el conteo y fotografía de pingüinos para registrar su presencia y distribución.
«Las imágenes se utilizan para fotoidentificación, ya que cada individuo presenta marcas únicas que permiten su monitoreo a lo largo del tiempo. Durante la expedición de 2025, se contabilizaron 74 pingüinos: 73 adultos y 1 juvenil», añadió.
Asimismo se registraron medidas biométricas, como peso y talla, además del marcado de varios individuos, con el fin de monitorear su estado físico y salud a lo largo del tiempo.
En esta ocasión, se capturaron, midieron, pesaron y fotografiaron 36 pingüinos: 20 machos adultos, 13 hembras adultas, 2 juveniles y 1 pichón.
Nidos
Asimismo, se revisaron nidos construidos y naturales para monitorear «el éxito reproductivo», el uso de los nidos artificiales y la disponibilidad de sitios adecuados para la anidación.
Se revisaron 28 nidos naturales y 64 construidos adecuados para la cría, encontrando 6 nidos naturales activos: 5 con uno o dos huevos y 1 con un pichón grande.
Continuidad
A fin de asegurar la continuidad y sostenibilidad de la investigación a largo plazo, la Fundación Jocotoco firmó en 2024 un acuerdo de cooperación con el Centro para Sentinelas de los Ecosistemas, que permitirá brindar apoyo técnico y logístico al proyecto en los próximos años.
A este modelo de colaboración interinstitucional se sumó la empresa Silversea Expeditions, que facilitó el uso de una de su embarcación Silver Origen como plataforma logística para la investigación científica, demostrando el compromiso del sector turístico con la conservación de la biodiversidad de Galápagos, indicó Jocotoco.
«Este tipo de alianza representa un modelo de cooperación replicable, al aprovechar sinergias entre la ciencia, la conservación y el sector turístico para optimizar recursos logísticos, ampliar el alcance del monitoreo y fortalecer el vínculo entre turismo responsable y protección de la naturaleza», subrayó.
Especie resiliente
«A pesar de las amenazas que enfrentan los pingüinos de Galápagos, como la crisis climática, gatos ferales y ratas introducidas, la resiliencia de esta especie es sorprendente. El Parque Nacional Galápagos, ONGs y la Academia continúan trabajando coordinadamente para mitigar esta amenazas y que ellos puedan seguir prosperando», señaló Boersma.
«Proteger al pingüino de Galápagos es proteger también el equilibrio del ecosistema marino-costero del que depende», resaltó Eliécer Cruz, Director del Programa Galápagos de la Fundación Jocotoco, al apuntar que los monitoreos permiten entender mejor las amenazas y diseñar estrategias de conservación más efectivas.
EFE