Valle del Cauca, Colombia, 16 febrero de 2025.- Tres hombres fueron asesinados en el sector conocido como el malecón de Juanchito, en el municipio de Candelaria, Valle del Cauca. Sus cuerpos fueron hallados al interior de bolsas plásticas negras, abandonadas en la zona. Hasta el momento, las autoridades no han identificado a las víctimas ni han revelado detalles sobre los responsables del crimen.
Este hecho se suma a la creciente ola de violencia en el país, siendo la masacre número 11 registrada en lo que va de 2025. Según la Defensoría del Pueblo, en su Alerta Temprana 030/23, la región enfrenta un alto riesgo por la presencia de actores armados ilegales, el auge del microtráfico, amenazas y extorsiones. También advierte sobre el aumento de la violencia urbana debido a la disputa territorial entre bandas locales.
ALERTA TEMPRANA N°030-23 El… by Análisis Urbano Medellín
En Candelaria, se ha reportado la presencia del Frente Jaime Martínez del Bloque Occidental, así como de otras estructuras criminales que buscan el control del territorio. La zona se encuentra bajo la jurisdicción de la Tercera División del Ejército Nacional, que ha reforzado su presencia en la región para contener la escalada de violencia.
Las autoridades han iniciado las investigaciones para esclarecer los hechos y determinar los móviles del crimen.
Panorama de la violencia en Colombia: aumento de masacres y nuevas zonas de conflicto
Un análisis de la violencia en Colombia revela que el número de masacres en 2024 y 2025 se mantiene en 11, aunque con una víctima adicional este año, alcanzando 33 víctimas confirmadas. Sin embargo, esta cifra podría aumentar debido a los recientes hechos en Catatumbo, donde aún no se ha determinado el número exacto de víctimas y masacres.
Departamentos más afectados por la violencia
- Valle del Cauca: Este departamento ha experimentado un aumento en las masacres, pasando de tres en 2024 a cuatro en 2025, con los recientes hechos de violencia en Jamundí y Candelaria. Esto demuestra que la región sigue siendo un foco de preocupación y que la violencia no ha disminuido.
- Norte de Santander: De no registrar masacres en 2024, pasó a dos en 2025, con un evento de violencia extendido en varios municipios del Catatumbo. Este fenómeno evidencia cómo la disputa por el control territorial y el narcotráfico sigue siendo un factor clave en el incremento de la violencia.
- Huila: A diferencia de otros departamentos, redujo significativamente las masacres, pasando de dos en 2024 a ninguna en 2025. Esto podría indicar mayor efectividad en las medidas de seguridad o un cambio en las dinámicas del conflicto en la región.
- Cauca y Antioquia: Ambos departamentos mantienen una masacre cada uno, aunque en diferentes contextos. En Cauca, la situación sigue siendo constante, mientras que en Antioquia se registró una nueva masacre, lo que indica una posible dispersión de la violencia hacia otras áreas del departamento.
- La Guajira: En 2025, este departamento apareció en el mapa de las masacres con un evento en Albania, lo que sugiere una expansión de la violencia hacia regiones que anteriormente no estaban tan afectadas por este tipo de hechos.
Municipios más impactados por las masacres
En 2024, Pitalito (Huila) fue el municipio más afectado con dos masacres. En 2025, Barrancabermeja (Santander) tomó el liderato con dos eventos, lo que muestra cómo la violencia no solo se mantiene, sino que se desplaza o intensifica en ciertas regiones.
Otros municipios que han registrado masacres en 2025 incluyen La Candelaria, Santiago de Cali, Buga y Jamundí (Valle del Cauca), Tibú (Norte de Santander), entre otros, lo que refleja una distribución más amplia y preocupante de la violencia en el país.
¿Qué muestran estos datos?
Aunque el número total de masacres se mantiene estable, la escalada de violencia en algunos departamentos y la aparición de masacres en zonas previamente no afectadas, como La Guajira, demuestran que la lucha contra la violencia en Colombia necesita estrategias más dinámicas y adaptativas.
La persistencia de la violencia en Valle del Cauca y la aparición de nuevas zonas de conflicto sugieren que las estrategias de seguridad deben ser reevaluadas. No solo se debe atender la cantidad de hechos violentos, sino también comprender las dinámicas cambiantes del conflicto.
La falta de claridad sobre los hechos en Catatumbo subraya la urgencia de una respuesta institucional más rápida y efectiva para documentar y enfrentar estas tragedias. La paz en Colombia sigue siendo un objetivo en proceso, que requiere no solo acciones militares o policiales, sino también esfuerzos integrales para abordar las causas profundas de la violencia, como la desigualdad, la exclusión y la disputa por recursos y territorios.
A.U.