Santa Elena (Colombia), 8 agosto de 2021.- Sembrar hortalizas y frutas, elaborar abonos orgánicos y conocer el proceso de transformación de moras en vino artesanal son algunas de las experiencia ofrecidas por campesinos colombianos a turistas que se aventuren a participar en una novedosa propuesta de agroturismo.
Ese viaje por poblaciones del departamento de Antioquia (noroeste), que tiene como esencia el descubrimiento y disfrute de la vida rural, está enmarcado en ‘Rutas de Siembra’, un proyecto financiado por el Ayuntamiento de Barcelona para incentivar el turismo responsable y la agricultura orgánica.
Estos recorridos turísticos integran a 25 productores para propagar un mensaje de conservación. Uno de ellos es el agricultor Jorge Aljure tras convertir su finca en un lugar de acogida para conectar a las personas con la naturaleza y una forma de agricultura que es «más respetuosa» con el planeta.
«Acá cultivamos alimentos sanos, sin esos químicos que hacen daño y que producen las enfermedades de los viejitos», expresó Aljure, anfitrión y líder de la Asociación de Agricultores Orgánicos de la Vereda Piedras Blancas (Asorgánicos).
VENTANA AL CAMPO
Este proyecto de cooperación internacional, gestionado por la ONG Antioqueños Unidos en Cataluña por Colombia, es ejecutado por Comfenalco Antioquia, en alianza con la Alcaldía de Medellín y el Bureau de Medellín.
La coordinadora de Rutas de Siembra de Comfenalco Antioquia, Lina Noreña, explicó a Efe que esta iniciativa impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona surgió para «resignificar» el valor del campo en las comunidades e impulsar el desarrollo rural.
«Esta ruta turística es una ventana para visibilizar al campo», afirmó Noreña, y detalló que entre las experiencias hay hasta catas de verduras para que el visitante descubra los sabores de los alimentos orgánicos.
Por su parte, el director de la ONG, Johany Posada, destacó la importancia de mostrar «emprendimientos que están hechos desde la tierra».
Para estimular el relevo generacional vincularon también a jóvenes como Laura Villegas, una ingeniera ambiental de 25 años que dejó la ciudad y empezó a sembrar con los agricultores de Asorgánicos.
Dentro de su cultivo hay huertas y microinvernaderos, pero el recorrido turístico inicia con el acercamiento de los visitantes con semillas nativas para mostrarles la diversidad que se ha perdido con la agricultura tradicional.
EXPERIENCIAS DE INMERSIÓN
Allí enseñará un método de captura carbono por medio de la agroecología, así como estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático.
«Queremos que la gente puedan usar todos sus sentidos, que siembre, se llenen de tierra, nos ayuden a hacer abonos orgánicos y consuman nuestros alimentos para que sientan esa explosión de sabores», dijo a Efe Villegas.
Otra estación en la ruta lleva una zona donde predominan los cultivos de mora, que fueron inspiración para la familia Bernal Montoya en su sueño de crear cultura alrededor del consumo de vinos de frutas colombianas.
En una pintoresca cabaña de Santa Elena perfeccionaron la receta y la fermentación para desarrollar el vino Enamora, a través de un delicado proceso de elaboración en el que ahora pueden participar los turistas como experiencia inmersiva.
«Enamora es un lugar mágico, lleno de energía positiva y con un vino único y digno de probar», sostuvo Eliana Montoya, co-creadora de la «enología aplicada a la mora».
Jeimmy Paola Sierra