Medellín, cero homicidios, ¿cuántos desaparecidos?

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Por Luis Fernando Quijano Moreno

El 19 de septiembre, la Policía Metropolitana anunció que « NO SE REPORTARON CASOS DE HOMICIDIO DURANTE LAS ÚLTIMAS 24 HORAS». Así en letras mayúsculas y rojas.

Extractado del Boletín Informativo de la Meval, septiembre 19 de 2018.

Tomo esa particular forma de medición de la violencia en Medellín como referente para indicar que el aumento o la disminución de homicidios no es el único indicador de seguridad y convivencia en la ciudad. Las autoridades olvidan que el desplazamiento forzado intraurbano, la extorsión, el constreñimiento a la comunidad, el control territorial criminal y la desaparición forzada hacen parte del panorama de violencia de la capital antioqueña, cuyo territorio se encuentra, en más de un 70 %, bajo el dominio de la criminalidad.

Tres jóvenes desaparecidos

Andrés, padre de una niña de cuatro años, fue invitado a participar de las actividades de la banda criminal que opera en Belencito Corazón, barrio donde vive su mamá. Siempre se negó. «Nunca se dejó reclutar, lo que demuestra su talante de buena persona», afirman quienes lo conocen. Hace poco tiempo, desapareció.

Una de las hipótesis que se tejen alrededor de su desaparición es que Andrés, luego de visitar a su madre, mientras salía del barrio, presenció la ejecución de un joven a manos de miembros de la banda y agravó su situación el hecho de que en esa acción criminal estaría involucrado un miembro de la fuerza pública, cuya arma de dotación fue la que acabó con la vida de esta persona. Andrés fue intimidado para no denunciar y le fue reiterada la invitación a integrarse al grupo armado.

En el barrio Las Violetas, comuna 16, junto a Santiago y Felipe, sus dos inseparables amigos, vivía Andrés. La mañana del 18 de septiembre, cuando Medellín estaba en «calma» —la misma calma que se reflejaría en el boletín del 19 como el día sin homicidios en Medellín—, Andrés pensó que el ambiente en Belencito Corazón estaba tranquilo e invitó a sus dos amigos a que lo acompañaran a recoger la ropa y otros objetos en casa de su mamá. Tomaron un taxi que los llevó a la comuna 13. Al descender del vehículo los miembros de la banda los abordaron, miraron a Andrés y le dijeron: «tranquilo, todo está bien». Palabras que presagiaban el peligro inminente, pues en el argot del bajo mundo eso significa todo lo contrario. Parece que los jóvenes no interpretaron el mensaje.

Tras ausentarse por un rato, los miembros de la banda regresaron y le pidieron a Andrés que subiera a la parte alta de Belencito para que hablara con el hombre al mando de ellos —se presume que era Néstor Leonel Álvarez Ortiz, alias el Mico, quien fungía como coordinador en remplazo del jefe de la banda que está capturado y sería conocido como alias Plutarco—. Andrés, acompañado por sus amigos, acudió al encuentro. Desde ese día nadie sabe de su paradero.

Según fuentes de Análisis Urbano, la banda de Belencito Corazón estaría al servicio de Los Pesebreros, que al parecer se rebelaron contra ellos y asumieron la confrontación armada. Una de las dos líneas de La Oficina —la Alianza Criminal del Norte (línea 80) o la Confederación Criminal de Medellín (línea 20)— la estaría patrocinando, afirman fuentes de inteligencia consultadas.

Alias El Mico cuyo nombre de pila sería Néstor Leonel Álvarez Ortiz fue baleado en Belén Aguas Frías, así lo informó La Agencia de Prensa Análisis Urbano, este sujeto sería el que presuntamente el que organizó la desaparición forzada de los jóvenes  por órdenes de uno de sus jefes desde la cárcel, ¿Será que han empezado a borrar las huellas de quienes efectuaron la desaparición forzada? Parece que sí.

Tres días después de la desaparición de los tres jóvenes, las familias organizaron una marcha en el barrio Las Violetas. La soledad se sintió, la institucionalidad, los sectores sociales, los medios de comunicación y las ONG de la ciudad no se presentaron.

Foto Cortesía.

Un día después de la marcha, el líder social Julio Rengifo, junto a Carlos Arcila Valencia, subsecretario de Derechos Humanos de Medellín y Teresita Gaviria, también líder social, hablaron con las familias sobre el caso y el tipo de acompañamiento que se les podría dar. Se propuso realizar otra marcha o un plantón para visibilizar la desaparición de los tres jóvenes. La Alcaldía de Medellín ofreció acompañamiento jurídico y psicosocial.

Se realizó el plantón el sábado 22 de septiembre, al que llegaron presurosos Teleantioquia, RCN, Telemedellín, Caracol y Hora 13, entre otros medios, cuya presencia le daba un buen impulso a esta lucha que iniciaron las familias de los tres desaparecidos junto a la comunidad en el barrio Las Violetas.

Posteriormente, Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, y el subcomandante de la Meval, anunciaron ante los medios de comunicación que se pondrían al frente de esta búsqueda. Las tres familias y la comunidad recibieron con beneplácito el anuncio oficial.

Informaron, además, que en la comuna 13 se incautó material de guerra, una cédula, prendas de vestir de los tres desaparecidos y se realizaron varias capturas. La cédula hallada pertenecía a Andrés, otros elementos que se han podido encontrar son una camándula, un zapato y un pantalón, que ya fueron reconocidos por los familiares de los muchachos desaparecidos.

Con los desaparecidos también se especula

Una fuente consultada informa que al padre de Andrés lo habría llamado un miembro de la Policía que presta servicio en la comuna 13, diciéndole que habían encontrado la cédula de su hijo durante un operativo. El supuesto uniformado, después de ser requerido para que ampliara la información y se identificara, colgó y no volvió a responder.

Hace unos quince días se realizó un operativo enmarcado en el plan de búsqueda de los tres jóvenes en una zona de la comuna 13 y que al parecer fue motivado por la denuncia que recorrió las redes sociales anunciando que los jóvenes yacían en canecas con ácido. Esta información no pudo ser corroborada.

El 13 de octubre se llevó a cabo una nueva marcha exigiendo que los jóvenes fueran devueltos sanos y salvos.

Un mes después sigue la incertidumbre sobre su paradero, sin embargo, las familias no se quedan quietas y a diario buscan respuestas y proponen a la institucionalidad alternativas de búsqueda, por ejemplo, utilizar el helicóptero de la Alcaldía de Medellín para lanzar volantes con las fotos de Andrés, Felipe y Santiago. Igualmente se ha propuesto ofrecer recompensas a quien dé información sobre el paradero de los jóvenes o los autores materiales e intelectuales de su desaparición.

La búsqueda de Andrés, Felipe y Santiago se centró en la parte alta de Belencito Corazón, sin embargo, fuentes consultadas por Análisis Urbano aseguran que estarían en una zona boscosa cercana a este sitio de rastreo. Hoy, fuentes oficiales que piden omitir su nombre, afirman que hay nuevas informaciones de que los jóvenes estarían cerca a los tanques del sector en los límites del corregimiento de Altavista y Aguas Frías.

Es la razón para que se venga rastreando palmo a palmo en una complicada zona boscosa de unos seis mil metros cuadrados en el corregimiento de Altavista, donde al parecer, y según información de fuente humana, estarían los jóvenes Andrés Felipe Vélez (23 años), Santiago Urrego Pérez (18 años) y Jaime Andrés Manco (21 años de edad), ha arrojado el hallazgo de dos cuerpos en diferentes sitios, en fosas individuales, y que no pertenecen a ninguno de los tres jóvenes.

De esos dos hallazgos se tienen, sin embargo, pocos datos. En la zona trabajan 25 funcionarios del CTI y un perro experto en la búsqueda de cuerpos. Extraoficialmente, se conoció que fueron halladas un par de canecas grandes y vacías que al parecer fueron llenadas con ácido, por los restos de la sustancia que aún está impregnada en ellas. Lo anterior hace suponer que los delincuentes del lugar estarían echando en ellas los cadáveres de sus enemigos para no dejar ninguna clase de huellas.

Medellín debe reconocer la magnitud de las desapariciones forzadas

La búsqueda de los jóvenes ha llevado a que se encuentren cuerpos enterrados de otros desparecidos en la comuna 13, evidenciando que no son solo tres los desaparecidos en Medellín. La Personería de Medellín, en el informe de derechos humanos de 2017, plantea que:

«La desaparición se caracteriza en: (i) desaparición voluntaria, la cual supone que la persona que despareció lo hizo en pleno uso de sus facultades y sin dar aviso a sus allegados. Esta conducta se presenta de manera muy frecuente y por lo general obedece a os personales. Y (ii) desaparición forzada, la cual es un delito con que consta de la privación de la libertad y posterior ocultamiento del paradero de la víctima o sus seres queridos.

»La desaparición forzada es considerada como uno de los delitos de mayor crueldad. Este fenómeno afecta de manera directa el derecho a la vida y la integridad.

»A pesar de que las cifras, tal y como lo relaciona la gráfica a con muestra de 264 desapariciones, de estos 161 casos son encontrados vivos, lo cual supone que es una desaparición voluntaria.

»El análisis de este delito se enfoca en la desaparición forzada, evidencia que esta conducta a viene siendo implementada principalmente por los grupos delincuenciales, como forma de represión, castigo, tortura y advertencia para sembrar terror en las zonas donde injerencia.

»Para este caso, en la ciudad de Medellín, del mismo reporte de desaparecidos a 30 de noviembre de 2017, 18 de estos 264 fueron hallados muertos y 85 con desaparecidos» (Personería de Medellín, 2017)

Mientras la institucionalidad no reconozca que la desaparición forzada se utiliza desde hace décadas en la guerra urbana de Medellín y es acompañada de torturas en las famosas y permanentemente negadas casas de tortura o pique, seguiremos sin una estrategia clara para enfrentar esta práctica criminal que hoy tiene en vilo a tres familias en la comuna 13 y, sin duda, a muchas más que aún desconocen el paradero de sus allegados.

Aclaración necesaria 

Una tumba es el lugar en el que está enterrado un cadáver. Sí, enterrado, es decir, bajo tierra, cualquiera sea el sitio en la geografía nacional o mundial. Por lo general, así es que se inhuman los restos de cualquier ser vivo que dejó de serlo y del cual se conoce su identidad, causa de la muerte y demás generales de ley.
En una fosa, en cambio, aunque también es un hoyo en la tierra, se entierran aquellas personas que por cualquier razón no fueron enterradas en una sepultura propia, personalizada, si se quiere. Es decir, a estas fosas llegan los cadáveres que los bandidos quieren desaparecer y que llenan con cal y cemento para no dejar huellas ni olores.
De otro lado, la fosa común, como su nombre lo indica, es aquella en la que son sepultados varios cadáveres, por eso se le dice común. Es una excavación profunda en la que entierran varios cuerpos.
No es válido llamar fosa común al lugar en el que es hallado un solo cadáver, por más que los peritos lo quieran llamar así. Es, simplemente, una fosa.
Enterrar un cuerpo es inhumar; al proceso de enterrarlo se le llama inhumación. A contrario sensu, valga la expresión, exhumar es desenterrar un cadáver, restos humanos, pero también ruinas, estatuas, monedas y demás.
Estas definiciones están consignadas en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

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