La fiscal Claudia Carrasquilla cobró fama por su lucha contra las organizaciones criminales de Medellín y porque esa tarea la convirtió en objetivo militar de las bandas más poderosas de esa ciudad, que fue la única capital del país en la que aumentaron los homicidios el año pasado (un 7,2 por ciento).
La tendencia se ha mantenido este año (hasta el domingo 26 iban 50 muertos, 7 más que en los primeros 26 días de enero del 2108) y Carrasquilla asegura que esto se debe a un reacomodo en las organizaciones criminales por la captura de más de la tercera parte de los cabecillas. Sostiene que en esa guerra están muriendo también “muchas personas que nada tienen que ver” con el crimen.
Carrasquilla llegó a la Dirección Especializada contra el Crimen Organizado de la Fiscalía General poco después de que en Medellín descubrieron una colecta de 26 bandas para matarla. Desde Bogotá se encarga ahora de perseguir a los jefes criminales de todo el país.
Según afirma, aunque el crimen organizado de la capital antioqueña es más visible nacional e internacionalmente, organizaciones del mismo tipo hay en Bogotá, Cali, Barranquilla, Valledupar, Montería, Pereira y Manizales.
¿Qué tipo de reconfiguración criminal está viviendo la capital antioqueña?
Las capturas de los cabecillas principales del cuerpo colegiado de ‘la Oficina’ han generado un reajuste en las distintas organizaciones por control de territorio, y eso ha provocado un incremento de los homicidios que, de todas maneras, ha sido bajo.
¿En particular, cuáles organizaciones están protagonizando la reconfiguración criminal?
En este momento, la confrontación es entre ‘Douglas’ (de la banda ‘la Terraza’) y ‘Tom’ (jefe de ‘la Oficina’). A ellos se les suman organizaciones más pequeñas porque sus cabecillas han dado la orden de tomar control sobre los territorios de importancia para ellos, sobre todo plazas de vicio y manejo de la droga y extorsión, y lo hacen con homicidios selectivos.
¿Esto quiere decir que el homicidio aumentó por la guerra entre bandas?
La mayoría de las víctimas tenían antecedentes delictivos, lo que no quiere decir que en la ciudad no ocurren homicidios por otras circunstancias. Muchas de las muertes son producto de las confrontaciones, pero también, obviamente, pierden la vida muchas personas que nada tienen que ver en el conflicto, y eso hay que dejarlo muy claro.
¿Y los homicidios que no están directamente relacionados con la guerra entre bandas qué causas tienen?
Hay personas que mueren porque llegan a ser reclutadas y se niegan. Es un número muy pequeño, pero se presenta. También hay civiles que mueren en medio de los enfrentamientos, como ocurrió recientemente en la comuna 13 cuando un menor murió por una granada que lanzaron.
El alcalde Federico Gutiérrez ha hecho de la lucha contra las bandas criminales de Medellín el eje de su mandato, pero la situación parece mostrar que esa tarea no ha sido muy fructífera…
Por el contrario, ha sido muy exitosa. Con los recursos y la información que nos ha dado la Alcaldía, hemos podido judicializar a la mayoría de los cabecillas del cuerpo colegiado de ‘la Oficina’. Lo que pasa es que las muertes ocurren, precisamente, por el reacomodo de los cabecillas que quieren suceder a los capturados y por el control que algunos de ellos siguen ejerciendo desde las cárceles para no perder el dominio de sus zonas.
¿Por qué pueden seguir cometiendo delitos desde la cárcel, eso no habla muy mal del Estado?
Por falta de control en los centros penitenciarios para estos presos de alto perfil, ellos se siguen comunicando a través de celulares. En la medida en que hemos obtenido la información de cabecillas que siguen delinquiendo desde la cárcel, les hemos vuelto a imputar cargos por esos hechos.
Pero eso habla de complicidad de funcionarios del Inpec…
Estamos trabajando para judicializar la corrupción que hay en el Inpec. No es que sea una gran corrupción, pero hay personas que no actúan correctamente y, sobre ellas, como lo ha establecido el Fiscal General, se han venido adelantando las investigaciones.
¿Cuáles son las bandas criminales de Medellín más golpeadas hoy por la dirección de la Fiscalía que usted coordina?
Todas. El cuerpo colegiado de ‘la Oficina’, ‘la Terraza’, ‘la Odín Robledo’, la estructura de ‘Carlos Pesebre’, las Convivir del centro…
La existencia de tantas organizaciones criminales deja la sensación de que Medellín ha sido una ciudad tomada por las mafias…
Realmente, en la ciudad confluyen todos los factores delincuenciales, y a la vez que es tan próspera en sus negocios legales, es el centro de reunión de la mayoría de organizaciones criminales. Son 11 grandes organizaciones delincuenciales que controlan a unas más pequeñas que trabajan en outsourcing.
¿Medellín es la ciudad del país con más mafias?
No. Estigmatizan a Medellín como la ciudad más mafiosa, pero hay organizaciones delincuenciales en todo el país. Medellín no es la ciudad más mafiosa de Colombia.
¿No será que entre los antioqueños hay resistencia a reconocer la gravedad del fenómeno criminal?
Aunque soy antioqueña y podría pensarse que estoy defendiendo a Medellín, no es así. Yo conozco el fenómeno del crimen organizado porque tenemos fiscales en todas las ciudades, y sabemos que en todas las regiones hay delincuencia. Ciudades como Cali, Bogotá, Barranquilla, Valledupar, Pereira, Manizales y el norte del Valle tienen estos fenómenos criminales.
¿Pero son tan graves como el fenómeno de las mafias en Medellín?
¡Claro! En Atlántico tenemos presencia de ‘los Pachencas’, ‘los Costeños’, ‘los Papalópez’; en Cali, las oficinas de cobro de ‘Dimas’, de ‘Lobo’, de ‘Fresa’; en Pereira está ‘la Cordillera’. Hay cantidad de organizaciones delincuenciales que vienen azotando a estas ciudades, lo que pasa es que en Medellín se hace más visible el problema, pero si usted mira las estadísticas de criminalidad, verá que el problema es en varias ciudades.
¿Podría ser que el crimen de Medellín está más ‘organizado’ que en otras capitales?
Históricamente, el crimen en Medellín se ha agrupado. Y el cuerpo colegiado de ‘la Oficina’ es conocido en el resto del país e internacionalmente. Pero, por ejemplo, ‘los Pachencas’, del Atlántico, tienen copada toda la zona de Santa Marta, La Guajira y sus alrededores.
¿Y qué sabe la Fiscalía de los delincuentes llamados de ‘cuello blanco’, que se dedican a lavar el dinero de las rentas criminales en Medellín y las otras ciudades?
Esa es la nueva línea de las investigaciones. Tenemos una directriz del Fiscal General para seguir las finanzas de esas estructuras delincuenciales, las redes de lavadores de activos que manejan las organizaciones delincuenciales.
¿Y qué sectores de la economía formal de Medellín se han involucrado en eso?
Sabemos que invierten sobre todo en transporte y bienes raíces, y precisamente a eso le vamos a apuntar en este 2019.
¿Por qué no han podido capturar al jefe del ‘clan del Golfo’, ‘Otoniel’, no obstante los intensos operativos que hay contra él desde el 2016?
Lo que pasa es que él tiene unos anillos de seguridad muy fuertes que no nos han permitido llegarle. Cuando las Fuerzas Militares y de Policía se le acercan, sus redes de apoyo, que él sostiene económicamente, lo alertan. Pero lo seguimos persiguiendo a él, a las bandas de Medellín, a las oficinas de cobro de Cali; a ‘los Pachencas’, ‘los Papalópez’ y ‘los Costeños’, en el Caribe, y a las disidencias de las Farc y al Eln, que son las amenazas más latentes para el país.
Usted fue amenazada por el crimen organizado cuando fue fiscal en Medellín. ¿Esto ha seguido ahora que está en Bogotá?
La llegada a Bogotá ha significado una reducción de las amenazas que de manera permanente me hacían las organizaciones delincuenciales. Estoy muy tranquila y sigo trabajando confiada en Dios, en la institución, en la Policía y en las Fuerza Militares, que siempre están al lado nuestro.