San Francisco (EE.UU.)/Toronto (Canadá), 23 julio.- Las condiciones meteorológicas favorables de las últimas horas han permitido a los bomberos lograr importantes avances en las tareas de contención del mayor incendio activo en el oeste norteamericano, aunque decenas de otros grandes fuegos siguen creciendo en EE.UU. y Canadá.
En una rueda de prensa este viernes, el portavoz del Departamento Forestal del estado de Oregón, Marcus Kauffman, informó que la reducción en la intensidad del viento ha ayudado a los bomberos a contener el fuego en un 40 %.
El incendio bautizado como «Bootleg», que fue declarado tras la caída de un rayo el pasado 6 de julio en la zona boscosa de Winema-Fremont, en el sur de Oregón, ya ha calcinado más de 160.000 hectáreas y es el tercero mayor de la historia del estado desde que se tiene registro a principios del siglo XX.
Casi 2.400 bomberos se encuentran trabajando en las tareas de extinción, y más de 2.000 personas permanecen evacuadas de la zona, donde las llamas han quemado 67 casas y otras 117 edificaciones.
LA LLUVIA TARDARÁ EN LLEGAR
Pese a los importantes avances de las últimas horas, las autoridades mantienen su pronóstico de que el gigantesco fuego no podrá considerarse completamente controlado hasta principios de octubre y que para su extinción total será necesario que llueva, algo que no está previsto que ocurra en las próximas semanas.
El de Oregón es el mayor de los más de 80 grandes incendios activos en el oeste de Estados Unidos y Canadá, en un mes de julio particularmente seco y caluroso que ha hecho que la temporada de fuegos en la zona -que normalmente se circunscribía a septiembre, octubre y noviembre- se haya adelantado varios meses.
Unos 400 kilómetros al sur del fuego de «Bootleg», otros 4.000 bomberos se encuentran luchando contra las llamas del incendio bautizado como «Dixie», cerca de la localidad de Paradise, en el estado de California.
Este incendio, que lleva 57.800 hectáreas quemadas y sólo se ha podido contener en un 18 %, trae los peores recuerdos a los vecinos de Paradise, una ciudad que fue arrasada en 2018 por el incendio más mortífero de la historia de California, en el que murieron 85 personas.
LA HIPÓTESIS DEL FALLO ELÉCTRICO
Aunque la investigación todavía sigue abierta, varias informaciones apuntan a que la causa del incendio habría sido un fallo en una línea eléctrica de la empresa suministradora PG&E, lo mismo que provocó el fuego de 2018.
Otro de los grandes fuegos que más preocupan a las autoridades por su proximidad a zonas pobladas y turísticas es el de «Tamarack», activo desde el 4 de julio cerca del lago Tahoe, un popular destino recreativo en California. El jueves cruzó la frontera del estado y ya afecta también a la vecina Nevada.
Este incendio lleva quemadas 23.600 hectáreas y está contenido únicamente en un 4 %, según los últimos datos del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California (Cal Fire).
Al norte de la frontera, en Canadá, los fuertes vientos y la extrema sequedad están dificultando las tareas de extinción de los incendios activos en el oeste y centro del país.
COLUMBIA BRITÁNICA SE LLEVA LA PEOR PARTE EN CANADÁ
En la provincia de Columbia Británica, que a finales de junio y principios de julio sufrió la peor ola de calor de la historia de Canadá con temperaturas que bordearon los 50 ºC, se han declarado 1.192 incendios desde principios de año, y miles de personas permanecen evacuadas.
El mayor fuego de la provincia, el de Sparks Lake, ya ha consumido 55.800 hectáreas de bosque, una superficie similar a la del área urbana de Manchester o Estocolmo.
Unos 3.200 bomberos procedentes de todo el país están combatiendo las llamas y se espera que en las próximas horas lleguen centenares de efectivos de refuerzo, incluidos 103 bomberos mexicanos.
Mientras, en la provincia de Ontario, en el centro del país, las lluvias que han caído en las últimas horas sobre algunas de las áreas afectadas por los incendios están ayudando a los bomberos -entre los que también hay 103 efectivos mexicanos- a controlar los fuegos.
Aun así, centenares de personas, en su mayoría de remotas comunidades indígenas, han tenido que ser evacuadas en la provincia por la amenaza de las llamas.