Ciudad de México, 27 mar – La visita a México de la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, la primera de un alto cargo del Gobierno del presidente Donald Trump, se produce en un momento de tensiones bilaterales ante los reproches de Washington por la falta de colaboración en el combate al tráfico de drogas, especialmente el fentanilo, y la migración irregular.
Noem llegará este viernes a Ciudad de México, donde tiene previsto reunirse con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, en el Palacio Nacional, así como con el canciller Juan Ramón de la Fuente y el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch.
La visita tiene lugar, además, a pocos días de la entrada en vigor de los nuevos aranceles del 25 % a productos de numerosos países, entre los que se encuentra México y que, según lo anunciado por el presidente Trump, entrarían en vigor el próximo 2 de abril.
No obstante, Sheinbaum señaló este martes que el viaje de Noem no tiene relación con la imposición de aranceles y se centrará en la «coordinación» en materia de seguridad.
“(La visita) no tiene ya que ver con el tema de los aranceles, es darle seguimiento a los acuerdos que tomamos en materia de seguridad”, afirmó la mandataria durante su conferencia de prensa matutina.
Noem, conocida por su mano dura en seguridad y migración, llegará a México en el cierre de una gira latinoamericana en la que ha visitado también El Salvador y Colombia.
Migración, fentanilo y carteles del narcotráfico
Desde su llegada a la Casa Blanca en enero, Trump ha tomado medidas como la designación de varios carteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, lo que abre la puerta a sanciones económicas, y ha acusado directamente a México de no hacer lo suficiente para combatir la llegada del fentanilo, un opioide responsable de miles de muertos por sobredosis en EE.UU..
El mandatario estadounidense ha insinuado, asimismo, la posibilidad de tomar acciones militares contra los carteles en territorio mexicano, algo que ha sido rechazado de manera tajante por Sheinbaum.
Conscientes de la importancia de la relación económica y comercial, desde las autoridades mexicanas han redoblado los esfuerzos en la lucha contra el crimen organizado.
A finales de febrero, el Gobierno mexicano, en una operación «sin precedentes», aprobó la extradición a Estados Unidos de Rafael Caro Quintero, capo del Cartel de Guadalajara, así como dos líderes de Los Zetas, Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, además de una veintena de personas condenadas por narcotráfico y que estaban privadas de libertad en centros penitenciarios de México.
Otro de los grandes temas de preocupación en Washington es el flujo migratorio irregular, con México como última parada antes de pasar a Estados Unidos.
Sheinbaum ha reforzado los controles migratorios, particularmente en el sur del país, y ha mostrado su disposición a acoger a los mexicanos retornados desde Estados Unidos como consecuencia de las políticas restrictivas en esa materia por parte de Trump, así como a facilitar la deportación a terceros países de extranjeros que llegan a México desde el vecino del norte.
México recibió a 24.413 deportados en las primeras ocho semanas de la nueva Administración de Trump, incluyendo 4.567 extranjeros, según reportó Sheinbaum la semana pasada.
EFE