Jerusalén, 11 abr – Miles de haredis (‘los temerosos de Dios’) se manifestaron este jueves en Jerusalén frente a la oficina de reclutamiento del Ejército israelí en contra de que los estudiantes religiosos judíos sean obligados, como el resto de israelíes, a alistarse.
La convocatoria fue promovida por más de una veintena de yeshivas (escuelas talmúdicas), entre ellas la más radical Facción de Jerusalén, que ya el pasado 1 de abril bloqueó la autopista 4, a la altura de la ciudad de Bnei Brak, en la periferia de Tel Aviv, antes de ser desalojados por la Policía antidisturbios.
Hoy, los ultraortodoxos portaban carteles que decían «No toques a las Yeshivas» y la protesta, celebrada en las inmediaciones del barrio de Romema, en el noroeste de la ciudad, contó con una alta presencia del cuerpo policial.
La semana pasada, el 1 de abril, expiró la orden ejecutiva que impedía al Ministerio de Defensa imponer el reclutamiento de los estudiantes ultraortodoxos, lo que hizo que el Tribunal Supremo emitiera una orden congelando las subvenciones públicas. Ya en marzo de 2017 un fallo judicial determinó que se trataba de una práctica «discriminatoria e ilegal».
La fiscal general del Estado de Israel, Gali Baharav-Miara, considera que no existe ninguna base legal para que los ultraortodoxos no deban cumplir con el servicio militar obligatorio. Esto hizo que el Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, solicitase ser representado de forma independiente en las peticiones venideras.
El próximo 2 de junio está prevista una nueva audiencia en el Tribunal Supremo, ante un panel de nueve jueces, después de que el gobierno fuera incapaz de alcanzar un acuerdo y la Fiscalía rechazase una prórroga de 30 días solicitada por Netanyahu.
La actual coalición de gobierno depende del apoyo vital de los partidos ultraortodoxos -Shas y Judaísmo Unido de la Torá-, que son contrarios al alistamiento de sus jóvenes y quienes podrían hacer caer el Ejecutivo si son obligados a ello, mientras que miembros del Likud (el partido de Netanyahu) y del partido de extrema derecha Sionista Religioso urgen a que la exención se termine.
EFE