La italiana Michela Moioli –oro olímpico en PyeongChang 2018 (Corea del Sur) y plata en los Juegos de Pekín 2022- y el canadiense Eliot Grondin, último ganador de la Copa del Mundo y plata olímpica en la capital china, se proclamaron campeones del mundo de boardercross de snowboard este viernes en St. Moritz/Engadin (Suiza); donde el español Lucas Eguibar, eliminado en cuartos, concluyó duodécimo.
Moioli, de 29 años, que contaba seis medallas en Mundiales -entre ellas el bronce de Sierra Nevada 2017 (Granada)- pero ninguna de oro, festejó su primer título intercontinental al ganar la Gran Final por delante de la británica Charlotte Bankes, campeona mundial hace cuatro años en Idre Fjäll (Suecia) -donde se coronó Eguibar- y doble ganadora de la Copa del Mundo; que capturó la plata en una prueba que la francesa Julia Pereira de Sousa acabó tercera y se colgó al pecho el bronce.
Grondin, de 23, se impuso por delante del francés Loan Bozzolo, medallista de plata, y del austriaco Alessandro Hämmerle, actual campeón olímpico y triple ganador de la Copa del Mundo, que concluyó tercero una prueba tras la que el canadiense sucedió en el historial de la prueba al austriaco Jakob Dusek, cuarto este viernes en la Gran Final.
Moioli inscribió su nombre en la relación histórica de vencedoras después del de la checa Eva Adamczykova -que comenzó a brillar como Samkova, su apellido de soltera-, campeona olímpica en Sochi’14 (Rusia), doble campeona mundial -la segunda de ellas hace dos años, en Bakuriani (Georgia)- y triple ganadora de la Copa del Mundo -en la que cuenta diecinueve victorias-.
La legendaria Adamczykova, famosa también por lograr todos sus grandes éxitos con un bigote pintado, no compitió en St. Moritz, al estar embarazada.
Eguibar, nacido en San Sebastián hace 31 años, campeón mundial hace cuatro y ganador de la Copa del Mundo hace nueve, fue el segundo en la eliminatoria de octavos, por detrás de Grondin, en una ronda en la que quedaron eliminados el checo Radek Houser y el estadounidense Cody Winters.
‘Luki’, que después de recuperarse de una grave lesión -se rompió el tendón de Aquiles del pie izquierdo y estuvo recuperándose durante seis meses- había declarado a Efe la pasada semana, después de acabar séptimo la prueba de la Copa del Mundo disputada en la estación austriaca de Montafon (Vorarlberg) -donde ganó Bozzolo-, que se sentía «competitivo» y que vio que podía «volver a ganar».
Pero, tras acabar decimoséptimo la clasificación del jueves, en el cuadro de eliminatorias al campeón vasco le cayó en suerte el hueso más duro de roer, Grondin. Un ‘rider’ que va camino de revalidar su triunfo final en la Copa del Mundo, en la que dos de sus doce victorias las logró este curso en la estación china de Beidahu, donde repitió triunfo los dos primeros días de febrero.
En cuartos, Eguibar arrancó bien, en segunda posición y vigilando al canadiense, que se deslizaba primero en la pista Corviglia, de 1.150 metros de longitud, con salida a 2.695 metros de altitud y un desnivel de 180. Un circuito amplio, rápido, con saltos largos y bastantes zonas con posibilidad de adelantamientos; en el que de forma simultánea, como es habitual, compitieron mujeres y hombres.
Sin embargo, el campeón donostiarra fue superado por el veterano estadounidense Nick Baumgartner, que acabó rebasando al propio Eliot y ganó esa ronda. En la que, junto al español, también quedó eliminado el austriaco Julian Lüftner, que acabó en cuarta posición.
Baumgartner, de 43 años, campeón mundial por equipos junto a Hagen Kearney en los Mundiales de Sierra Nevada 2017 y oro olímpico en esa misma disciplina -cuando pasó a ser sólo mixta- junto a la mítica Lindsey Jacobellis en los Juegos de Pekín, hace tres, pasó a semifinales junto a Grondin.
Y en esa instancia se bifurcó su camino.
Grondin se clasificó para la Gran Final, en la que acabaría firmando, a los 23, la victoria más importante de su ya bastante brillante trayectoria. Baumgartner demostró que sigue en la brecha al ganar la final pequeña. Para acabar quinto del mundo este viernes en la bella estación del cantón de Grisones (Graubünden).
Adrián R. Huber
EFE