Moscú, 13 septiembre.– Decenas de miles de personas salieron hoy a protestar en Minsk en víspera de la importante reunión que mantendrán mañana, lunes, en la ciudad rusa de Sochi los presidentes de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, y de Rusia, Vladímir Putin.
«¡No olvidamos!¡No perdonamos!», gritaban los manifestantes, muchos de ellos envueltos en banderas rojiblancas, símbolo de la independencia y del movimiento de protesta.
Por quinto domingo consecutivo los bielorrusos marcharon pacíficamente en la capital y en otras ciudades del país, desafiando a la policía y al Ejército, que acordonaron las principales plazas y edificios administrativos.
PROTESTA DOMINICAL
Según medios locales, el grueso de los manifestantes en la capital intentó avanzar por la Avenida de la Independencia hacia la residencia de Lukashenko, aunque los cordones policiales se lo impidieron.
La seguridad en el centro de la ciudad y, en particular, en el Palacio de la Independencia, lugar de trabajo del presidente, fue reforzada por vehículos blindados militares, mientras se podían ver tiradores de élite desplegados en la azotea del edificio.
Como en anteriores ocasiones, la policía tomó horas antes el corazón de Minsk y cerró todos los accesos, pero no pudo impedir el avance de las columnas con los manifestantes desde distintas partes de la ciudad.
Algunas fuentes estimaron en 150.000 los participantes en la marcha -entre los que figuraban familias enteras y mujeres con niños pequeños en un ambiente festivo-, que al igual que las anteriores no había sido autorizada por el Ayuntamiento de Minsk.
Las autoridades también intentaron obstruir el flujo de manifestantes al centro de la ciudad al cerrar hasta siete estaciones de metro, incluido la Plaza Lenin y Oktiábraskaya.
DEMANDAS DE LIBERACIÓN DE KOLÉSNIKOVA
Además de la renuncia del presidente y la convocatoria de nuevas elecciones, los manifestantes exigieron la liberación de los miembros del presidium del consejo coordinador opositor, entre ellos la carismática María Kolésnikova, que se negó a ser expulsada del país y ahora se encuentra en prisión.
Kolésnikova, que ha sido trasladada al centro de reclusión de Zhódino, acusó a los agentes del KGB que la secuestraron hace una semana de amenazarla de muerte.
Al romper su pasaporte, la opositora fue detenida y ahora es investigada en el caso penal incoado contra el consejo opositor por intentar tomar el poder y amenazar la seguridad nacional.
A Zhódino se desplazaron sus partidarios, que exigieron su liberación y la de otros dirigentes opositores. La premio Nobel de Literatura, Svetlana Aleksiévich, es la única miembro del presidium en libertad, ya que diplomáticos occidentales patrullan diariamente su domicilio.
En las imágenes publicadas por la prensa independiente se puede ver cómo un policía propina un puñetazo a una mujer que le grababa con su teléfono y le pedía que se identificase en Zhódino, cerca de Minsk.
CENTENARES DE DETENIDOS
La policía informó de la detención de 400 personas en varias zonas de la ciudad por diversos motivos, incluido portar banderas prohibidas, en clara alusión a la bandera rojiblanca.
También fueron detenidos los portadores de pancartas con lemas insultantes para con las autoridades.
En algunos casos los efectivos antidisturbios utilizaron granadas aturdidoras y cerca del estadio Minsk-Arena un agente con pasamontañas tuvo que efectuar varios disparos al aire, lo que provocó el pánico entre los congregados.
Grupos de manifestantes intentaron construir barricadas en medio de la calzada.
La prensa informó de que varios miles de manifestantes se dirigieron hacia la localidad de Drozhdi, donde tienen su residencia muchos de los altos funcionarios bielorrusos.
Llegado un momento, medios digitales informaron de que los agentes del orden tuvieron que realizar varios disparos al aire, aunque la policía lo ha negado.
Similares manifestaciones tienen lugar en las principales ciudades del país, en especial las urbes situadas cerca de la frontera con Polonia y Lituania, Grodno y Brest.
En Brest, donde varios miles de personas salieron a la calle, los policías antidisturbios recurrieron a mangueras de agua para dispersar a la multitud.
Más de un centenar de personas ya fueron brutalmente detenidas ayer, sábado, en la marcha de mujeres, lo que fue duramente criticado por la líder de la oposición en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya.
LUKASHENKO VIAJA A RUSIA
Lukashenko viaja mañana, lunes, a Rusia para reunirse con Putin, su principal aliado frente a las protestas, no en vano le ha prometido el envío de fuerzas policiales en caso de necesidad, planes de intervención muy criticados por la oposición y Occidente.
El líder bielorruso adelantó que la finalidad de la visita será solucionar los problemas económicos bilaterales entre ambos países y que le llevaron a negarse a firmar a finales de 2019 el tratado de la Unión Estatal con Rusia, lo que fue un jarro de agua fría para Putin.
Recientemente el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, viajó a Minsk para acercar posturas sobre los precios de los hidrocarburos y las barreras comerciales, las principales manzanas de la discordia entre ambos países.
Con todo, Lukashenko volvió a negar esta semana en declaraciones a la prensa rusa una posible «fusión» o «absorción» por parte de Rusia, algo a lo que se opone terminantemente la oposición bielorrusa.
Después de criticar a Rusia por intentar desestabilizar Bielorrusia durante toda la campaña electoral, tras las elecciones Lukashenko acusó a Estados Unidos y a otros países de patrocinar las protestas postelectorales y recurrió a Putin en busca de apoyo.
Según los analistas, el Kremlin es consciente de que Lukashenko ha perdido definitivamente el respaldo del pueblo bielorruso y le recomienda que se prepare para un tránsito pacífico de poder, ya que si es derrocado por las protestas callejeras al poder llegaría una oposición mucho más proclive a Occidente.
EFE