Antioquia, Colombia, 16 febrero de 2025.- En el monitoreo que se realiza desde la Agencia de prensa Análisis Urbano a las nueve subregiones del departamento de Antioquia, se ha podido evidenciar que hay tres subregiones donde viene aumentando significativamente la violencia y la criminalidad, son ellas: Norte, Oriente y Suroeste.
Desde este medio de comunicación se ha venido alertando sistemáticamente sobre los riesgos que se ciernen sobre las tres subregiones y en general sobre el departamento de Antioquia.
Oídos sordos, nadie escucha en el Gobierno nacional, departamental e incluso en los gobiernos municipales, todo lo niegan o minimizan, nada les importa. No hay reacción. Es omisión, artículo 6 de la Constitución.
Cabe destacar que el Gobierno Nacional ha insistido, a pesar de los evidentes errores que ha cometido, mantener la política de Paz Total en lo urbano y rural. Sin embargo, el enemigo acérrimo de esta propuesta, que sigue siendo válida a pesar de la conducción errada y paquidérmica, es la Gobernación de Antioquia, la cual solo anuncia militarización y represión y acabar de tajo con las conversaciones de paz. Y los desaciertos en materia de seguridad se los endilga al Gobierno del presidente Petro, buscando con eso tapar la negligencia.
Esta realidad que a continuación se esboza rápidamente muestra lo que se quiere ocultar.
La violencia impera en Antioquia, la inercia institucional es la constante
En el departamento de Antioquia, tres subregiones están experimentando un considerable aumento en temas relacionados con muertes violentas: el Norte, el Suroeste y el Oriente. Estas cifras no son ajenas a las dinámicas territoriales, muchas de las cuales están vinculadas al reposicionamiento y control territorial por parte de grupos armados, lo que genera una sensación muy compleja en términos de seguridad y comprensión de la situación actual del departamento.
En el Norte de Antioquia, por ejemplo, los 17 municipios registraron 140 muertes violentas en 2023 y 154 en 2024, mostrando un aumento del 10%, con una tasa general de 59.6 por cada 100,000 habitantes. Hoy los homicidios han aumentado en un 200%
El Oriente antioqueño presentó en 2023 un total de 200 muertes violentas y en 2024, 208, lo que refleja un incremento del 4% aproximadamente y una tasa de 28.7 por cada 100,000 habitantes.
En la subregión del Suroeste, los municipios sumaron 241 homicidios en 2023 y 242 en 2024, evidenciando un ligero aumento del 0.4% y una tasa de 62.4 por cada 100,000 habitantes.
Los recientes homicidios en localidades como El Carmen de Viboral, San Rafael y La Unión han llevado al Oriente antioqueño a un aumento cercano al 7%, con 19 muertes violentas registradas en una etapa temprana del año. Similarmente, en el Suroeste, el número de muertes violentas ha aumentado de 34 a 43 en lo que va del año, lo que representa un incremento de aproximadamente el 25%.
Estas estadísticas reflejan una urgente necesidad de intervención y análisis para entender y abordar las causas subyacentes de estos fenómenos de violencia en Antioquia.
Teniendo en cuenta lo anterior, desde hace varios meses Análisis Urbano ha tenido acceso a información pública emitida por la Secretaría de Seguridad y Justicia de la Gobernación de Antioquia, esta información sobre el “Informe diario de los homicidios” permite que la sociedad en general tenga conocimiento de lo que acontece en los municipios de las nueve subregiones.
Hace varios días, al parecer se prohibió que la información pública fuera entregada a organizaciones sociales y de la defensa de los Derechos Humanos, medios de comunicación.
Varios medios de comunicación a pesar de la censura que se hace no han protestado por la arbitrariedad; otros por el contrario no se han quedado callados ante el abuso de poder, han empezado a enviar Derechos de Petición que como es obvio terminarán en procesos judiciales, las Tutelas serán puestas y la decisión final será que, en Colombia, ningún funcionario público puede negarse a entregar información elaborada con dinero público y que no compromete la seguridad del Estado Colombiano.
Esperamos que este camino que se nos impone para avanzar sirva de lección en el futuro cercano para evitar que funcionarios públicos con ínfulas de reyezuelos entiendan que en Colombia a pesar de ser una precaria democracia todavía se respeta a los medios de comunicación, a las ONG y a los investigadores del conflicto armado.
A.U.