La ONU está extremando las precauciones para evitar que sus «cascos azules» propaguen el coronavirus, lo que incluye una suspensión de los nuevos despliegues y de los relevos de tropas en las trece misiones de paz actualmente en curso.
«No queremos ser parte del problema, queremos ser parte de la solución», explicó el jefe de las operaciones de mantenimiento de la paz, Jean-Pierre Lacroix, en una conferencia de prensa remota.
En el pasado, las tropas de la organización han sido responsables de llevar enfermedades a países a los que ayudaban, con el caso de Haití como el más sonado, donde las fuerzas internacionales estuvieron en el origen de una epidemia de cólera que mató a miles de personas.
Según Lacroix, Naciones Unidas está tratando de ser precavida y no contribuir al avance del virus ni en las zonas donde se despliegan sus soldados, que incluyen algunas de las áreas más problemáticas del mundo, ni en sus países de origen.
Para ello, la medida a priori más importante es la suspensión hasta el 30 de junio de las rotaciones y despliegues de tropas decidida por el secretario general de la ONU, António Guterres.
La política permite algunas excepciones, por lo que podrán hacerse algunos movimientos de efectivos en caso de necesidad, pero siempre bajo medidas muy estrictas, incluidas cuarentenas de 14 días antes y después del despliegue, según explicó Lacroix.
Como consecuencia, algunas de las fuerzas desplegadas ahora mismo en operaciones tendrán que alargar sus estancias en las zonas de conflicto.
Hasta ahora, la organización únicamente ha confirmado 12 casos de COVID-19 en sus misiones de paz, tres de ellos en personal uniformado, y todos ellos han podido ser tratados en el lugar donde se encontraban, sin requerirse evacuaciones.
En total, más de 95.000 personas sirven en las operaciones de paz de Naciones Unidas, cerca de 70.000 de ellas militares, mientras que el resto son policías y personal civil.
EFE