30 enero de 2021.- El tribunal de justicia transicional rechazó su solicitud de sometimiento. La historia de Musso marca un antes y un después del paramilitarismo en la región Caribe, pues una orden suya desembocó en la guerra entre los grupos de Hernán Giraldo con los de ‘Jorge 40’ y los Castaño.
Jairo Musso Torres fue el segundo jefe paramilitar en las estribaciones de la Sierra Nevada, asentadas en Magdalena y La Guajira. Por encima de él sólo estuvo Hernán Giraldo Serna, quien este lunes regresó al país deportado de Estados Unidos, donde purgó casi 12 años de condena por cargos de narcotráfico.
El futuro jurídico de Giraldo se desconoce, pues tiene a cuestas varias condenas y 40 órdenes de captura que podrían quedar sin efecto por tratarse de un desmovilizado de las Auc postulado a Justicia y Paz. Mientras, ‘Pacho’ Musso ya sabe que no evadirá los años en prisión que varios jueces le impusieron porque la Justicia Especial para la Paz (JEP) no aceptó su sometimiento.
“Ahora soy un tercero que quiero acogerme voluntariamente (…) para contar muchas verdades que aún no se han contado en Justicia y Paz”, manifestó, refiriéndose al órgano de justicia transicional creado para procesar a los grupos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que negociaron su sometimiento a la justicia con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, durante su primer mandato (2002-2006).
La JEP rechazó sin embargo la solicitud debido a que Musso no fue un tercero civil que financió la conformación y el funcionamiento de grupos armados ilegales relacionados con el conflicto armado. Por el contrario, integró la organización criminal ‘Los Chamizos’, creada por él y Giraldo, la cual no firmó un acuerdo de paz con el Estado colombiano.
“No es suficiente que los hechos por los que fue condenado el solicitante hubieran tenido ocurrencia antes del 1 de diciembre de 2016”, concluyeron los magistrados de la Sección de Apelación del Tribunal para la Paz. (Consulte la decisión)
El asesinato de los policías antinarcóticos
A no ser que Musso tenga otra versión, lo que está plasmado en sentencias es que una orden criminal suya atizó entre 2001 y 2002 la guerra de su socio con los Castaño y Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, cabecilla del recién creado Bloque Norte de las AUC. (Leer más en: Las guerras del Negro Adán)
La disputa tuvo varios detonantes. Uno, que Giraldo se negó a que las Autodefensas Campesinas del Magdalena y La Guajira (ACGM) se acogieran a las directivas de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), organización al mando de Carlos y Vicente Castaño Gil, que reclutó a partir de 1997 a la mayoría de grupos de autodefensas que delinquían en Colombia.
Otro, que Giraldo Serna no quiso “entregar a Pacho Musso, autor de la muerte de los funcionarios antinarcóticos adscritos a la DEA”. Así lo indica el fallo de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Barranquilla contra Camilo Rojas Mendoza, exmiembro del Bloque Norte.
Las víctimas fueron los policías Heriberto Cordero Guerrero, Fabián Torralva Vásquez y José García Sanguino, quienes realizaban labores de inteligencia en la zona. Un grupo de escoltas de Musso los emboscaron la noche del 9 de octubre de 2001, en una tienda frente al hotel Mendihuaca Caribbean Resort, sobre la vía que conduce de Santa Marta a La Guajira. También mataron a dos huéspedes y un trabajador del resort.
Los cuerpos de los investigadores fueron hallados en una finca de Palomino, corregimiento del municipio Dibulla (La Guajira), y su camioneta fue incinerada y abandonada en la vereda Los Cocos, en el corregimiento Buritaca (Magdalena). (Leer más en: Campesinos de la Sierra Nevada fueron usados como escudo por paramilitares)
Luego de ser extraditado en 2005 a Estados Unidos por narcotráfico, Musso regresó deportado en 2011 a Colombia. De vuelta, admitió su participación en la masacre, aceptó los cargos de homicidio agravado y en agosto de 2015 un juez penal especializado de Santa Marta lo condenó a 19 años de prisión. Esa es una de las cuatro condenas que cumple por crímenes que cometió siendo paramilitar.
El detonante final fue el intento de diálogo que Giraldo aprovechó en 2001 para tender una trampa a cuatro emisarios de los Castaño y ‘Jorge 40’, asesinados en la ferretería Gómez Hermanos, en el mercado público de Santa Marta. Luego siguió la disputa que por poco acaba con el clan Giraldo, conformado por 200 hombres. Sus rivales lo superaban 10 veces: al mando de los Rojas, 400 paras entraron a la Sierra por el norte, por Dibulla (La Guajira), y 800 más por Minca.
Al año siguiente, Giraldo convocó a un paro cívico a campesinos, comerciantes y el sector transporte de Santa Marta. Así evitó una derrota armada y logró un acuerdo con Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar y los Castaño: las ACGM desaparecieron, pasaron a llamarse Frente Resistencia Tayrona y hasta su desarme dependieron del Bloque Norte.
Años más tarde, en 2005, Musso fue capturado en Venezuela, meses después de recibir un plazo de “24 horas para esfumarse” de Colombia. (Leer más en: Las batallas de Hernán Giraldo, y cómo terminó sometido a ‘Jorge 40’)
Herederos y el presente
Las historias de Giraldo y Musso tienen mucho en común, no sólo un pasado reciente en el que sus voces eran ley en Santa Marta y el Magdalena. Dos de sus alias, incluso, casi no se diferencian: Giraldo, ‘El Señor de la Sierra’, y Musso, ‘El Capo de la Sierra’. Sus apellidos aún marcan las tensiones que afectan la seguridad en la Sierra Nevada y el Parque Natural Tayrona. (Leer más en: Vida y muerte en el Parque Tayrona)
Desde la última desmovilización de grupos paramilitares en la Costa Caribe en 2006, familiares y exsubalternos de ambos han sido capturados o señalados por autoridades y organizaciones criminales, como el Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), de liderar negocios ilícitos en la zona.
A la hermana de ‘Pacho’, Zulma Musso, autoridades de Magdalena la incluyeron en julio del año anterior en el grupo de supuestos autores intelectuales de un presunto plan para asesinar al gobernador Carlos Caicedo Omar. Al mes siguiente, medios digitales de Santa Marta publicaron que Musso y otros dos señalados interpusieron denuncias penales por injuria y calumnia contra el secretario del Interior de Magdalena, José Humberto Torres, y la secretaria de Seguridad de Santa Marta, Sandra Vallejos Delgado.
En abril de 2019, los nombres de Zulma y Wassinto Musso habían aparecido en un panfleto atribuido a las Autodefensas Gaitanistas, que les declararon “objetivos militares” junto con 15 personas más como Norberto ‘Beto’ Quiroga, desmovilizado del Bloque Resistenca Tayrona de Hernán Giraldo.
Quiroga, alias 5-5, fue capturado en septiembre último por agentes de la Dijín. La Fiscalía lo catalogó “cabecilla oculto” y “principal articulador de todas las actividades narcotraficantes y violentas” de ‘Los Pachenca’, banda que ahora se autodenomina Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN). (Leer más en: La reinvención del clan Giraldo)
La sola intención de Musso de querer “contar” lo “que aún no se han contado en Justicia y Paz” abre interrogantes alrededor de Giraldo y Tovar. ¿También querrán hablar de verdades silenciadas o conocidas a medias? ¿El regreso de estos extraditados a Colombia es un estorbo para los nuevos capos? ¿Revivirán las viejas rencillas por el control de los antiguos territorios que cada uno dominó con violencia? (Leer más en: Regreso de ‘Jorge 40’ y Hernán Giraldo: ¿reorganización criminal o estorbo para nuevos capos?).
Tomado de Verdad Abierta
