Palabras del presidente Gustavo Petro en la entrega de tierras para la Paz Total a 50 familias en Montería 

FECHA:

Montería, Colombia, 29 octubre de 2022.- Son muchos los puntos que se derivan de este acto.

De una hacienda de tamaño medio y de un grupo de campesinos que serán beneficiados, pero es la fuerza simbólica que se desata de este acto lo que permite ahondar en una serie de circunstancias. Voy a tratar de hacerlo.

Espero ser breve.

Que me parece que es clave y sobre todo para el aprendizaje, y nuestro propio aprendizaje a escala nacional de lo que esto significa; de lo que significa para el departamento de Córdoba y el Caribe colombiano.

Aquí arranca un proceso y lo primero que tendría que decir que este primer día, que este proceso de reforma agraria tiene que cobrar una velocidad tal que, cuando lleguemos al último día de gobierno, estemos en el máximo, aún ese día, Ministra (de Agricultura, Cecilia López), en ese momento casi que saliente deben ser entregar tierras.

Y ojalá continúe el proceso, porque esto implica el cambio del modelo económico de Colombia, implica la profundización de su cultura, implica –es extraño decirlo– la base misma de la paz.

Si vamos a hablar de paz, es esto. Es que las mayorías nacionales, sean en el campo. sea en la ciudad, puedan acceder a los instrumentos de la creación de la riqueza.

Una de las críticas que se hacen a nuestras actividades, a nuestro ejercicio cuando fuimos oposición, ahora a nuestro ejercicio de gobierno, a las propuestas, tiene que ver con una frase que resumen en ‘todo lo quieren regalado’.

Hunde su raíz, no en una actividad nuestra propiamente, de quienes nos critican cuando eran gobierno, que se dedicaban a repartir el presupuesto en simples auxilios como limosnas, como el gran rico que se enternece de pronto y se acariña cuando ve pasar a un pobre. Entonces, le tira una moneda, uy, no un lápiz, precisamente, sino una moneda.

La limosna, obviamente, no genera riqueza; la limosna genera más pobreza. Así nos fueron acostumbrando a programas en donde todo trataba de tirar una limosna mientras lo mejor, lo grueso, lo fundamental para la creación de riqueza, quedaba en manos de cinco personas.

Esto que estamos haciendo aquí es una política social completamente diferente. No estamos entregando una limosna.

Estamos entregando el control de uno de los principales activos de la Nación, que es la tierra. La tierra es un instrumento de producción.

quizás, el poseedor de esta casa, en su momento, que la habrá conocido -quién sabe que cual sería el arquitecto, me imagino- seguro que aquí habían fiestas, allí abajo está lleno de billares, grandes salas de baile, narcofiestas. Esto se consiguió con la fuerza de la cocaina y de las armas.

Y fíjense ustedes la belleza del lugar indudable, es una hermosa casa, unas hermosas tierras pero no hay una yuca sembrada, no hay una mata de maíz.

Entonces, ¿para qué es la tierra fértil, la tierra que tiene agua? ¿Para qué es? ¿cuál es su función social de acuerdo a la Constitución, incluso de 1886, cuando la reformaron en 1936, el compañero Presidente López Pumarejo?

La tierra tiene una función social. Claro, es propiedad privada de alguien, pero esa propiedad tiene una función, es para algo; no es para ver pasar en pasarelas las mujeres que se compran ejerciendo el poder del machismo feudal que llevó a ser la ley de la pernada en estas tierras. No, es un sinónimo de poder.

¿Qué sentía el poseedor cuando miraba a su alrededor, quizás, en una madrugada bajo los efectos de la fiesta la noche anterior? Poder.

No sentía que esto fuese un instrumento de producción, no. No le pasaba por la cabeza que aquí había que sembrar las tierras para que crecieran los nutrientes que necesita el niño y la niña en Colombia, quizá, la humanidad. No.

Lo que sentía era poder. Este es mi poder, el poder de la tierra. El poder sinónimo a tener tierra.

Entre más tierra tengas, más poderoso eres. No importa que allí haya una mata de yuca.

Y así se configuró Colombia, con esa mentalidad que entonces no les hizo ver solamente que el poder consistía en tener simplemente la tierra a como fuera lugar, a defenderla a como fuera lugar, con sangre  con muertos, sino que también el Estado era como una gran hacienda, la más grande de todas.

Conquistar el Estado para manejarlo como la hacienda particular.

Y se creyó que eso se podía hacer así como así.

Quienes mataron al ‘Boche’ en el recuerdo que nos traía aquí un campesino que no está escrito en la  historia nacional.

Yo no he visto en RCN la historia del ‘Boche’. No, no les voy a decir que hagan la en la telenovela y la serie de ‘Boche’, porque entonces me dirán que ya estoy incidiendo en  la libertad de expresión.

Pero donde hemos visto, la historia del Boche. ¿Quién sabe en Colombia quién era el ‘Boche’?

Nosotros aquí y la historia de Juana Julia Guzmán. ¿Quién ha entendido o a quién le han explicado en  algún libro de historia o en un cuartel militar  o en una televisora nacional, quién era Juana Julia Guzmán?

El recuerdo popular de Córdoba los tiene vivos. Nada más es una parte de la raíz.

Es, como diría Francia Márquez, los ancestros.

Y ¿por qué mataron al ‘Boche’?

Lo mataron por que era un defensor de campesinos,  por allá en los años 30, en Altamira.

Gobernador, usted me dirá la fecha exacta.

Y quiénes lo mataron y en qué lugar de estas tierras  de Córdoba, cómo fue.

Unos hombres de a caballo, con apellido extranjero y el ‘Boche’ corriendo, como tenían que correr los zorros, las  zorras tratando de escapar de la cacería, lo cazaron, como un animal, porque era un campesino y los de a caballo eran los hermanos Lacharme grandes terratenientes de esa época de la región.

Y entonces ahí en ese ejemplo histórico, en esa realidad de la historia que ya casi en Colombia nada conocen, resulta que se estaba escribiendo la historia de Córdoba, del Caribe y de Colombia.

El que moría era el campesino. Lo que quería el campesino era tierra para el campesinado. Se le había ocurrido organizar lo que sea, llamaron los ‘Baluartes Rojos’, porque esos campesinos y campesinas no se arrodillaban y no vendían el voto; querían la tierra para producir nutrientes para la humanidad.

Y una Córdoba campesina no era posible. Lo que querían eran estas grandes haciendas feudales con familias que pudieran gozar, no del cultivo de la tierra, sino simplemente de su posesión para decir que eran poderosas.

Solo que ese juego, entre comillas, social, de intereses diferentes, de maneras de entender las cosas de manera diferente, en esa diversidad de la opinión del corazón y del cerebro en donde se iban formando las culturas de esta tierra, lo que predominó fue y se construyó fue a través de la muerte, del asesinato, una visión anacrónica feudal.

Esto que estamos aquí viendo a nuestro alrededor no es una hermosa tierra del desarrollo; es un feudalismo anacrónico que nos mantiene en el atraso, que nos mantiene en la injusticia, que nos mantiene en la violencia, que no permite que el verdadero desarrollo, que no es más que la felicidad y el bienestar; que la intensidad de la vida gozada en la totalidad de las familias que habitan este territorio pueda ser solo para unos. Es el departamento de las vacas gordas y de los niños flacos, de la desigualdad.

Eso se lo dije en su cara al poseedor de esta hacienda cuando creía que me iban a matar.

Ahora toca establecer unos criterios de reconciliación. Ahora tiempo ha pasado.

Ahora yo creo que no hay familia en Córdoba que no tenga una víctima.

Ahora han pasado por aquí guerrillas y paramilitares, han secuestrado por aquí por allá, han desaparecido a miles, han llenado el departamento de fosas comunes.

En Córdoba ha habido un genocidio. Y un etnocidio, porque por algo en las emisoras populares ya no se escucha el porro, sino la ranchera mexicana.

No es porque sí, no es por un problema de cambio de gusto que entonces al campesino cordobés ya no le gusta bailar con la vela, con el calor de las velas rodeándolo, sino que le gusta de pronto la música norteña. No,  no esos cambios en la cultura tienen que ver con realidades en la economía es que otros se van volviendo los dueños de Córdoba.

Y el triunfo popular de las elecciones tiene que marcar unos caminos diferentes. Nosotros no venimos aquí a iniciar una nueva guerra, no venimos aquí a forzar entonces el que el ‘Boche’ pueda resucitar y encarcelar a los Lacharme por asesinos.

Aquí nosotros venimos a plantear y alrededor de lo que ha pasado en los entretelones para entregar esta hacienda podemos encontrar los obstáculos y hablar de ellos de frente.

Ahora se ha puesto de moda que el Presidente no puede hablar, porque el dólar se cae o se dispara. ¿Cuándo han dicho que la libertad política, que subsumida por cinco ricos que se les  ocurre sacar los dólares del país. No, aquí se hablan las cosas y los problemas de los colombianos.

En la SAE se han robado los bienes que la Justicia le ha extinguido o está en los procesos de extinción a las mafias diferentes de Colombia.

¿Quién administraba esta hacienda hasta hace unos  días? No voy a pronunciar su nombre, ni voy a hacer acusación directa, porque me van a poner demanda por calumnia.

Pero tenemos todas las transacciones financieras que surgían de este bien que estaba administrado por el Estado. Por el Estado, no por un particular. Y las transacciones financieras van mostrando que las ventas y compras de ganado que se hacían desde este punto –porque siguió siendo un centro económico– eran las mismas que se hacían cuando el poseedor anterior al Estado, o sea el narco, poseía la hacienda. No cambió nada, es un proceso judicial; mataron al poseedor de la hacienda sus propios amigos para quedarse con haciendas como estas y siguió como si fuera igual, y el Estado y la Justicia nos demostró acaso que esto se acumula fue a partir de la cocaína y de la sangre, esa combinación terrible de la reciente historia de Colombia. Acaso no está escrito en los fallos, en las sentencias.

Y entonces ¿por qué sigue siendo en manos del Estado esta hacienda un círculo, un nodo de la circulación del capital untado por la cocaína y por la sangre. ¿Es un caso aislado o así ha sido con todo?

El Estado ha  administrado la buena circulación del dinero del narcotráfico, es un narcoestado.

¿Qué hicieron con esta hacienda? Que que nos expliquen  los funcionarios de la SAE,  porque esta hacienda sigue siendo  un motor de la economía narcotraficante en Córdoba, si es que está en manos del Estado, no del narcotráfico, aparentemente.

Y entonces aquí habría que hablar, porque no es el único caso, y tiene que ver con Córdoba,  de cuál es la relación que habrá entre la sociedad colombiana, el Estado y los antiguos dueños del narcotráfico que fueron dueños de esta hacienda.

Hicieron la paz. ¿Puede este Gobierno confiar en esa paz, o es simplemente un paréntesis para mantener lo que era al  final, el propósito de la violencia los bienes y la codicia.

Y aquí está Danilo (Rueda, Alto Comisionado para La Paz), para tomar nota.

Yo estoy viendo  las tasas de homicidio de todo el Caribe colombiano en este mes de agosto, septiembre y lo que va de octubre, y lo he comparado con el año anterior.

Nosotros hemos hablado de paz,  hemos hecho una propuesta, hay una posibilidad que hemos llamado Paz Total, que tiene que ver con el acogimiento a la Justicia, que tiene que ver con la verdad. La verdad con letras mayúsculas, no la mentira que se construye alrededor del concepto de la verdad.

Y hemos hablado de la  reparación de las víctimas, que en general es el pueblo de Colombia, estos campesinos humildes; hombres y mujeres del departamento de Córdoba, entre otros.

Esas son las condiciones y a mí no me da pena que si esas sean las condiciones, las personas que acepten esta propuesta puedan  seguir en sus casas, puedan seguir con sus nietos, pueden seguir enamorándose en libertad, pero no al revés; no es que una política de acogimiento a la Justicia es para hacer fiesta y pasarnos por la faja la verdad y ocultarla y manipularla, y pasarnos por la faja la reparación genuina de la sociedad colombiana a través de personas con crisis.

Pues bien, es una burla a la paz, que hayan utilizado esta hacienda para continuar con los negocios del narcotráfico. Es una burla a la paz el que la tasa de homicidios del departamento de Córdoba se haya duplicado en un año. Están volviendo otra vez a Córdoba una carnicería.

Es una burla a la paz que no sea solamente la estadística de la tasa de homicidios de Córdoba, sino la de Sucre, la de Bolívar, la del Magdalena, la del Cesar.

Crecimientos del 70, del 80 por ciento, entre estos 3 meses, y los 3 meses similares a hace un año. Esa no es la paz, eso no es lo que estamos ofreciendo nosotros: nos están engañando.

Queremos de verdad que esos miles de muchachos que andan armados por allí bajo el Clan del Golfo y otras denominaciones, que ya ni me acuerdo, o las AGC, para ser más serios, como ellos se denominan a sí mismos, entren a un proceso de paz y vayan al Sena y a una universidad, y se pueda participar de la prosperidad de los territorios y se puedan quedar, sí, con el 10 por ciento de sus bienes adquiridos, si es que ese es el problema.

Pero, para hacer eso hay que ser serios. Eso no es, a Petro se le puede dar 3 vuelticas mientras vamos traquetiando. Eso no es así, y aquí nos estamos encontrando con datos concretos, no de esta hacienda solamente –como esta hay cantidades, y ahora hablamos un poquito de eso–, sino de los datos reales del mundo de hoy, la tasa de homicidios.

Si vamos a hablar de paz, hay que dejar de matar, a que se están matando entre ellos porque es un ajuste de cuentas, porque los dueños del narcotráfico están cambiando el territorio y de dueños, no, si vamos a hablar de paz, es de paz, hay que dejar de matar.

Yo no estoy planteando una bandera ideológica.

Estoy planteando algo del sentido común, dejarnos de matar.

El mensaje incluso va para el interior del Estado.  Indudablemente tiene que haber un cambio en el comportamiento del Estado, de nuestra Fuerza Pública; nuestra Fuerza Pública no está para defender solamente a los más ricos de Colombia, sino para defender fundamentalmente a los más pobres de Colombia. Son los que más lo necesitan.

No estamos en una lucha de clases, es la extensión de un principio universal. Los campesinos que llegan a esta hacienda, dado que es el punto inicial, deben ser cuidados. Es la orden del Presidente de la República.

No es que nos vamos a olvidar y entre tantos líos de todos los días del Gobierno, entonces ya no sabemos qué pasó con los campesinos de Támesis.

No, ojo. Ojo porque aquí comienza todo y debe comenzar bien. Aquí debe establecerse una alianza entre la Policía y el campesinado, cotidiana, y con el Ejército, cada vez que se pueda.

Una alianza que permita vivir.

Las cosas cambiaron en Córdoba, todo es un reto, es un pacto el que estoy proponiendo.

¿Que Mancuso quiere ser gestor de paz? Hablemos.

No tengo ningún temor a que él hable. Yo no sé quién tendrá temor de que él hable, pero debe haber verdad.

Que nos ayude aquí a que deje de haber guerra.

Ah, que sus amigos entonces ahora se quieren quedar con lo que él cree que ahora son sus propiedades.

Entonces pónganse serios. O es paz; el engaño lo respondemos, como toca.

Yo les propongo la paz. La paz en el fondo implica que los victimarios en el departamento de Córdoba, que no son los mismos de otras regiones, saquen de su corazón la codicia.

Al final es eso, la codicia. El mismo motor que hizo que se prendiera esta enorme maquinaria de guerra, que no fue de guerra; fue de asesinato contra el pueblo.

Ese mismo motor que era tener y tener más tierra y más dineros y más mujeres, que debió haber llegado a un punto tal en que ellos mismos pensaran para sus adentros ¿y  para qué?

Ah sí… Más tierra para que… Si ya ni se alcanza a caminar, y en helicóptero sí que se puede, pero no todos los días se puede usar el helicóptero. Más y más tierra para irse muriendo en el camino, atacados por la misma codicia entre compañeros que fueron ¿Para qué?

Más y más mujeres para qué, si al final lo que vale –y no me voy a meter en esas honduras– es la intensidad de lo que ocurre en el corazón.

Carlos Castaño lo aprendió y me lo contó, entre otras cosas. Lo aprendió al final de su vida. Y, como diría Pacheco: y ya para qué.

Bueno, ahora, tenemos entonces cambiados los protagonistas y no tanto siguen siendo casi los mismos que cambian las cosas.

No es la codicia lo que puede permitir la paz en Colombia. A los amigos de Mancuso les digo: es la época que hay que soltar la tierra, porque la tierra la necesita la humanidad.

Yo no los voy a perseguir, nada. Como le dije una vez desde la plaza pública de Magangué, para que alguien se lo dijera a ‘La Gata’, a mi lo que me interesa es que en la esquina del pueblo se pueda seguir meciendo y cuidando los niños, esa es la paz, pero qué tiene que haber detrás para que eso ocurra.

La tranquilidad que va llegar de poder jugar fútbol sin problemas o mecerse en una silla en una esquina de un corredor alto, como había en mi tierra.

Tiene que haber verdad, tiene que haber justicia. Justicia, el acto justiciero no es simplemente la voz de un juez escritas en unas páginas. El acto justiciero es devolver, es reparar el daño que se produjo al máximo posible.

Reparar. Por eso hablamos de justicia restaurativa. Que la JEP pueda recibir a estas personas, si, es mi intención, pero bajo unas condiciones y es dejar de matar, es dejar de codiciar.

Pareciera que estuviera leyendo la biblia, pero son los puntos comunes que la historia de los pueblos escritos en los libros milenarios al final terminan encontrando.

Dejar de matar. La tasa de homicidios en el Caribe debe caer o si no,  nos están engañando. Están diciendo una cosa por aquí, escritos por allá, y mientras tanto traquetee y mate, y eso no puede ser.

Y, la historia de la reparación de las víctimas tiene que ser la historia de la reparación de las víctimas tanto las directas, y aquí hay un tema que nuestros compañeros indígenas, Director de la Unidad de Restitución de Tierras, Giovani Yule.

Entre otras cosas, un indígena dirigiendo. Indígenas y negros y las mujeres y los jóvenes deben dirigir, sino cuál es el cambio.

Aquí hay un ejemplo. Una mujer Ministra, el Director de la SAE es joven, relativo, y el Director de la Unidad de Restitución de Tierras, un Indígena.

Esa dirección, la Restitución de las Tierras, saben ustedes que en el pasado inmediato el Estado se colocó fue del lado de los victimarios y no de las víctimas.

Oiga, el Estado, el de la Constitución del 91, el Estado social de derecho, constituyeron una unidad de gente experta en minería dentro de la Unidad de Restitución de Tierras para condicionar la entrega de la tierra que habían despojado los criminales hacia la industria minera.

Entonces ¿ustedes saben qué significa eso?

Es decir el derecho de alguien de despojar a la fuerza de su bien. Tantos defensores de la propiedad privada que hay en Colombia, pero esa propiedad privada es así no vale.

Vale la del banquero, la del gran terrateniente, pero en cambio la del campesino ¿acaso esa no es propiedad privada?

Bueno, a ellas se le quitaron la propiedad privada a la fuerza matando a sus familiares y llegan al Estado, porque hay una ley que hable que hay que restituirles su propiedad privada y entonces le dice el funcionario: qué pena, pero es que ahora en su finca hay un proyecto minero y ese va primero.

¿Cuántos?

60 por ciento de las solicitudes de restitución de tierras fueron respondidas en Colombia negativamente aludiendo que es que en esas tierras ya no se las podían devolver, porque había un título minero o había un proyecto minero en la cabeza de los funcionarios, hipócritas ¿ y así hablan de paz?

Es que esos no son hipócritas, son criminales. Están traficando con el derecho de una persona.

¿Y, después que más pasó?

Toca hablar con la prensa de estos hechos, y entonces del 40% que quedaba, prácticamente no se han entregado tierras en Colombia, porque después entran a los jueces. Los jueces tienen 5 millones 700 mil hectáreas en total, donde las víctimas han pedido ya y ha pasado el difícil proceso de la administración, el de que por lo menos no hubiera un título minero que lo condicionara a eso.

Y, segundo, que hubiera un visto bueno de la Fuerza Pública. O sea dos requisitos administrativos: que no hubiera minas debajo, no hubiera minería y después que un general dijera que sí

para que entonces la administración dijese: sí, entonces esta tierra si se hará devuelta, si se devolverá a su legítimo propietario, propietaria, y después al juez y los jueces tienen 5 millones 700 mil hectáreas sin fallar.

¿Y han pasado cuántos años? 11 años.

Entonces explíqueme ¿cómo el Estado va a hacer la paz en Colombia, cómo va a hacer la paz en Colombia si se comporta de esa manera?

El Estado colombiano lo que hizo fue ser aliado de los victimarios y victimizar otra vez a la víctima, doble.

El narco llegó con sus armas e hizo la masacre y el Estado después remató en lugar de restituir los bienes, que era lo que la constitución, la ley y la ética humana demandaba. Contra eso tenemos  que luchar, obviamente.

Yo le pido a esos jueces, fallen en derecho, no estoy diciendo que fallen como yo quiera, en derecho es que no pueden haber 5 millones y medio de hectáreas en sus despachos, con gente que ha sido víctima de la violencia y que está esperando ese acto de reconciliación que es la paz.

Es más, yo diría que la ley y el Congreso de la República, en este caso, debería variar porque si no hay oposición en el proceso administrativo por qué pasa a un juez, por qué no hay de una vez una solución y empezamos nosotros, el ejecutivo, porque esos funcionarios que están estableciendo cómo instituir el bien a una víctima, que no haya un título minero, se tienen que ir de ahí.

Ahí tiene que haber gente con convicción, que en su corazón sepa que su función social, la de él como persona, al ser funcionario y ganarse un sueldo del pueblo, es restituirle el bien a la víctima lo más pronto posible, de manera inmediata.

Estos temas que surgen, digamos, de esta conversación aquí, de esta entrega simbólica a 50 campesinos, pues va marcando una serie de hechos de la política pública colombiana hoy a nivel nacional, con su complejidad.

Incluso que yo no me la había pillado siendo senador de la República. Yo nunca supe que la razón por la cual no se daban los procesos acelerados de restitución a las víctimas de la violencia, a sus bienes, era porque el Estado había comido sus bienes para otro fin.

Que era darle esa tierra a los enormes empresas multinacionales de la minería, una traición al pueblo y a la paz. Con razón seguimos matándonos, con razón la violencia continúa, con razón esto está cambiando de nombres, pero las cosas siguen por ese camino.

Y a nosotros nos corresponde frenarlos, a los funcionarios de la agencia de desarrollo de Córdoba, tienen que hacer un cambio mental. Cambio mental.

El pacto al cual hemos llegado con Fedegan –con Fedegan–, es que las tierras de vocación agraria, deben producir nutrientes, alimentos.

En Córdoba hay muchas y están bajo ganadería extensiva, como ésta, y lo que estamos es perdiendo riqueza, porque si esas tierras estuvieran produciendo agricultura, habrían más puestos de trabajo.

Y si esa agricultura estuviera produciendo, la industrialización, el modelo económico de Córdoba sería muchísimo más próspero para toda su población. Los funcionarios de la agencia de desarrollo deben dejar de estimular la ganadería extensiva y producir dos objetivos, dos metas: el que las tierras con vocación agraria se estimulan para producir agricultura y la reforma agraria, es uno de los caminos.

El otro es el propio estímulo a su poseedor o poseedora para lograrlo, para lo cual debe haber más rentabilidad de la producción agraria, doctor Chica, y el Banco Agrario se nos vuelve fundamental.

Hemos prometido capitalizarlo. El banco más grande y moderno de Colombia tiene que ser el Banco Agrario, porque sino no logra esa potencia para lograr que tierras que deberían tener maíz y otros productos, sigan siendo hoy ganaderías extensivas, perdiendo productividad, perdiendo riqueza.

La Unidad debe Córdoba debe priorizar la producción de alimentos agrarios, a través de la actividad campesina en primer lugar, agropecuaria y debe lograr que las tierras con vocación ganadera menos fértiles, se conviertan hacia la actividad forestal, en lo que la misma Fedegan a propuesto sea la ganadería silvopastoril. Es decir, menos potrero y más árboles.

Y eso garantiza más ganado, es decir, más productividad, más riqueza, más carne, el precio de la carne tiene que bajar.

Todavía no entiendo, la verdad, no entiendo; lo puedo entender en el maíz, lo puedo entender en la cría de cerdos que usa maíz importado, pero qué se importa para pasear las vacas en un potrero de estos.

¿Por qué el precio de la carne está tan elevado? No hay razón ahí, hay una especulación, pero eso no es el tema de hoy. El tema de hoy es que esta tierra en paz pueda producir alimentos en manos del pueblo campesino que se volverá, 10 hectáreas por campesino, crédito suficiente para ella, proyectos, proyectos productivos para ello, el primer centro de lo que el ‘Boche’ quería en Córdoba, el primer baluarte campesino.

Támesis se vuelve un baluarte campesino y Córdoba, en las tierras más productivas, será un baluarte de la producción alimentaria a donde deben entrar también los campesinos, para que la justicia social y la racionalidad económica, la construcción de riqueza nos permitan las bases más serías y sólidas de la paz ir a la construcción de una sociedad que indudablemente será hermosa por su riqueza cultural, por su diversidad étnica, todas las razas del mundo están paseando por estas tierras y se cruzan, y por tanto ahí hay una riqueza.

Entonces les agradezco, que hayan pasado debajo del sol, así sea con la poli sombra, aquí necesitamos mucho conocimiento rector, el Sena se tiene que convertir en un Sena campesino, la universidad, me mostró la Policía de carabineros la investigación que quita mercurio la tierra en las zonas de alta contaminación de mercurio, me parece, esa es la investigación que necesitamos,

Ustedes han descubierto las plantas que lo hacen, lo han probado, lo han medido. Eso hay que extenderlo ahora, es un buen ejemplo de la función social de una universidad en un territorio concreto. Esto es con conocimiento, esto es con reconocimiento. Y  el Gobierno Nacional lo que tiene que ofrecer a la mayoría de la población es ese capital, ese capital y esa tierra.

Y es lo que vamos hacer de ahora en adelante.

Muchas gracias.

Que viva Colombia potencia mundial de la vida.

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