Soria (España), 23 may – Mohammed y Asmaa son un matrimonio que en 2014 decidieron abandonar su hogar en Gaza para buscar un futuro y cinco años más tarde llegaron a Soria (norte) a salvo del infierno. Pero lo que ocurre ahora supera cualquier idea de barbarie: «Es un genocidio y no una guerra porque no hay dos bandos».
Mohammed es diseñador gráfico, trabajó como profesor de universidad y en medios de comunicación en Gaza y Siria donde conoció a Asmaa, profesora de matemáticas. Ambos están viviendo con profunda preocupación la destrucción de Gaza debido a los continuos bombardeos de Israel y su bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria.
Pendientes del bienestar de la madre de Mohammed, que necesita cuidados médicos, y de sus hermanos, relatan cómo a través de vídeos e imágenes que les envía su familia pueden ver cuál es su situación y el infierno que tienen que vivir a diario con su casa prácticamente en ruinas y con gran preocupación por los niños, a los que casi no tienen cómo alimentar y que temen que terminen falleciendo.
Hablan de una Gaza hambrienta y cercada de muerte y destrucción, una Gaza que «se ha convertido en una lata de sardinas, de la que nadie entra y de la que nadie sale», lamenta Asmaa.
Debido al bloqueo impuesto por Israel que dura ya más de dos meses, cerca de 14.000 bebés están en riesgo de sufrir desnutrición aguda grave y fallecer, según la ONU, y la destrucción es casi total en las infraestructuras y viviendas de la Franja.
Mohammed explica que la situación está «peor que nunca» ya que no hay luz, ni agua potable ni tampoco comida ni medicinas para nadie, ni para los niños ni para los enfermos.
La hambruna afecta ya a unos dos millones de personas y la ONU y distintas ONG llevan semanas alertando de que, sin acceso real a la ayuda humanitaria, la catástrofe será total.
La barbarie nunca vista
La pareja relata que el edificio en el que vivían fue bombardeado y perdieron a muchos familiares y también a sus mejores amigos y vecinos.
Los continuos ataques son tristemente habituales en esta zona, pero coinciden en que esta «masacre» es peor ya que, entre otras cosas, el objetivo de Israel es hacerse con su «tierra» sin importarle «absolutamente nada» acabar con toda la gente que vive allí.
Asmaa explica que la hermana de Mohammed hasta hace poco «tenía asumido que no iba a salir de su tierra y que iba a morir allí» pero, en una última conversación, les asegura que el infierno que están pasando les hace «querer huir para tener una vida».
«Los que se pueden ir, no quieren hacerlo, pero lo hacen solo porque no les dejan otra alternativa para sobrevivir. Quieren poder vivir allí, donde nacieron», lamentan.
De su estancia en Gaza, ambos recuerdan las dificultades de vivir allí, en condiciones infrahumanas, que les llevaron a abandonar el territorio, una decisión difícil porque dejaban allí a su familia y toda su vida.
Pero era momento de pensar en la posibilidad de una nueva vida, sin bombardeos, sin muertes, sobretodo pensando en sus dos hijos y en el que estaba por venir ya que, cuando iniciaron el viaje con destino a Soria gracias a ACNUR, Asmaa estaba embarazada.
«Fue un viaje muy complicado pero había que intentarlo», asegura Asmaa que cuenta cómo, con sus dos hijos en brazos y embarazada, consiguieron salir de la Franja, tras cinco años de trámites, primero hacia Ben Gurión, en Israel, y después a Turquía y España.
Los dos hacen un llamamiento a la movilización de la ciudadanía española para acabar con este «exterminio».
Ana Aparicio
EFE