Para hablar de igualdad de derechos Lope de Vega «renace» en Quito

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Quito, 6 de octubre de 2021.- Lope de Vega, uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español, «renace» en Quito, en una obra de teatro que propicia el diálogo y una reflexión sobre la necesidad impulsar la igualdad de derechos, en una sociedad donde muchos aún miran a las mujeres por encima del hombro.

En «Querella de Lope y las mujeres», que se presentará este jueves en el teatro «Variedades», de Quito, la argentina Carolina Calema se mete en la piel de distintas féminas de las obras del dramaturgo para sacudir las entrañas del machismo y concienciar sobre la importancia de la equidad y el respeto, apoyada en lo que ella considera «una herramienta de cambio»: la cultura.

«Creamos un espectáculo con tinte artesanal donde a través de una sola actriz, yo misma, hablamos desde las mujeres de Lope, con Lope y por las mujeres de este tiempo para revisar nuestro lugar, dónde estamos, dónde estábamos y a dónde queremos ir», señala Calema.

Imagen/Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

«Los monumentos son intocables y por eso las obras de nuestros clásicos permanecen a salvo en sus ediciones críticas. Pero hay otra forma de la crítica que implica un diálogo con el pasado», señalan los creadores de la obra, que se presentó en Guayaquil el 2 de octubre y también se exhibirá el sábado en Manta, gracias al apoyo de la Agencia de Cooperación Española (Aecid).

Ese diálogo, «va más allá de la puesta en escena fiel de sus obras teatrales; como si fuera posible ser fiel a un texto cuando los cuerpos en contienda son contemporáneos: los de los actores y los de los espectadores».

UN MUNDO JUSTO

«Necesito un mundo justo, igualdad de derechos», dice a Efe Calema, una feminista por convicción, que aún busca despojarse de «un montón de cosas machistas», y que con la obra pretende un debate «desde un lugar amable porque la agresión tampoco sirve pues, si no, el feminismo se convierte en machismo».

Sobre un sobrio escenario, Calema interpreta durante una hora a una actriz que se va metiendo en los personajes de Lope de Vega para hablar sobre desigualdad, clasismo, miedos e inseguridades en un proceso en el que «no se busca señalar al otro sino mirarse a uno mismo».

Y es que ni a Calema, ni a Ernesto Arias (dirección), ni a Yolanda Pallín (dramaturgia) les interesaba «hacer algo tipo doctrina» sino reflexionar sobre situaciones que muchos ven como normales: fijar cuotas para trabajos, cuando lo que se debe valorar es la capacidad, o que se descalifique a una mujer al exigir derechos, pero se exalte la valía de un hombre cuando hace lo mismo.

NO SE PIDE «NADA RARO»

Para Calema, la igualdad de género también conviene a los hombres pues en ciertas sociedades aún se considera que deben ser los proveedores absolutos, un esfuerzo que sería compartido si la mujer tiene las mismas oportunidades educativas y laborales.

Por otra parte, al haber igualdad, el hombre podría pasar más tiempo con los niños y no estaría sometido a escrutinio alguno si desea expresar sus sentimientos, incluso con lágrimas. Algo normal.

Lo ideal es que «hombres y mujeres, y lo que cada quien se perciba, puedan respetarse y que cada uno, sin usurpar el terreno del otro, pueda hacer lo que quiera y necesite», asegura la actriz, que con la obra invita a revisar «qué derechos hemos dejado que nos avasallen y por qué no nos valoramos tanto».

Residente desde hace dos décadas en Europa, Calema no duda un segundo en asegurar que feminismo es igualdad, que liberación femenina es que las mujeres se amen a ellas mismas y tengan autonomía, en tanto que machismo «es violencia, inseguridad y miedo».

«Hay mujeres muchos más machistas que los hombres», hay mucho camino por recorrer para conseguir la igualdad, anota quien cree que se debe trabajar «en equipo», valorarse y quererse.

El asunto pasa por escucharse entre todos y alejar la idea de que con el respeto al derecho de las mujeres, los hombres pierden espacio: «Ganamos todos», subraya quien en la obra encarna la felicidad de una mujer que tiene sus propios ingresos y no depende de los hombres.

«Eso no significa que no quiera a los hombres, pero lo que no quiere es necesitarlos», resume quien busca que se trabaje «en la igualdad de derechos para que las mujeres podamos hacer lo mismo que hacen los hombres, pero sin tanta lucha, que no estamos pidiendo nada raro».

Susana Madera

EFE

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