Paraguay atraviesa una etapa turbulenta por covid, sin tregua a la sanidad pública

FECHA:

Asunción, 18 enero.- Paraguay, con más de 120.000 positivos confirmados y 2.500 decesos por la covid-19 desde marzo, atraviesa la etapa más turbulenta de una prolongada primera ola que no da tregua a su saturado sistema de salud, informó este lunes una fuente médica.

La pasada semana cerró con una media de 900 a 1.000 contagios por día, que baja los fines de semana cuando acude menos gente a hacerse los test, y de 15 a 20 la de óbitos, dijo a Efe la directora de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud, Viviana de Egea.

«La verdad es que estamos en el límite, hay todavía capacidad de respuesta, (pero) sí estamos en el límite con un alto recambio de pacientes, en el sentido que una cama se libera y de forma inmediata es ocupada por otra persona», señaló.

A ello se suma que la «la proyección es que el mes de enero sea bastante duro con respecto a los casos confirmados y esto tiene también su consecuencia en los hospitales», advirtió De Egea al explicar que la pandemia irrumpió en momentos en que salían de una sobrecarga causada por la última epidemia de dengue (2019-2020).

«Solapamos una de las peores epidemias de dengue (…) y con el inicio de la pandemia muchos colegas no tuvieron tiempo de tomarse unas vacaciones. Se está trabajando sin parar», manifestó sobre el desgaste que arrastra la salud pública.

De Egea añadió que además de estrés, los hospitales se encuentran saturados en la capital, Asunción, y Central -que abarca populosas urbes del conurbano, foco de la pandemia-, por otras patologías, por lo que «el requerimiento de camas, sobre todo de terapia, es muy elevado».

A diario, el Ministerio de Salud deriva pacientes que requieren cuidados intensivos a sanatorios privados con cargo a la sanidad pública, para descomprimir el sistema, aunque De Egea dijo que este método ya se ha practicado en el pasado.

Hasta este domingo, 824 personas se encontraban hospitalizadas, 186 de ellas en cuidados intensivos, cuya capacidad ha sido doblada con recursos de las medidas de contingencia adoptadas con el apoyo del Congreso.

«Se prevé todo el mes de enero complicado, febrero igual, entonces la situación está difícil, y no se avizora que haya un descenso en los próximos días», señaló al indicar que a ello debe sumarse la relajación ciudadana advertida como causa del aumento de la curva de contagio.

En ese sentido, De Egea sostuvo que en diciembre se registró el pico de contagios en un país que tuvo «un comportamiento distinto» a otros del Hemisferio Norte al decidir un encierro total apenas se conocieron los primeros dos casos positivos, en marzo.

Explicó que el confinamiento, flexibilizado a partir de mayo con una apertura gradual, permitió ralentizar la transmisión comunitaria del virus, que se tuvo entre julio y agosto, al tiempo de reforzar el sistema con pabellones de contingencia en hospitales de referencia del país.

«Creemos que, a diferencia de otros países que reportaron una primera y segunda ola, nosotros empezamos la epidemia y no bajamos los altos porcentajes de casos confirmados», manifestó al tiempo de explicar que Paraguay no tuvo un descenso «muy significativo» a lo largo de la pandemia.

Otra amenaza contra la capacidad de la sanidad pública es que el país se encuentra en pleno período de las vacaciones veraniegas, lo que favorece la migración interna y los desplazamientos hacia playas del sur de Brasil, principal destino del turismo local.

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