Pedagogía para la paz es incipiente y errada

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Juan Manuel Santos, presidente de Colombia. Imagen tomada de www.vanguardia.com

Columna de opinión publicada en EL FICHERO.

Por: Luis Fernando Quijano Moreno

11 de julio de 2016

Desde hace varios meses observo con detenimiento la pedagogía de paz que ha implementado el Gobierno nacional. La verdad, no le encuentro nada de novedosa y siento que está diseñada para que no llegue al conjunto de la ciudadanía; pareciera estar hecha para lo rural, donde habita, aproximadamente, solo el 17 % de la ciudadanía colombiana; el 83 % restante se encuentra en la ciudades. ¿Será que ellos no importan a la hora de hablar del fin del conflicto armado y los acuerdos de paz? Eso parece.

Los primeros, supuestamente entienden mejor el tema de paz que gira en torno a los diálogos de La Habana entre el Estado colombiano y las FARC-EP, los segundos están a la expectativa pero no entienden y mucho menos sienten que los acuerdos de paz les van a servir, más bien están bombardeados de la propaganda oscura que habla de la toma del país por parte de las FARC y, junto a ellos, del castrochavismo y las colas que vendrán en el posacuerdo para comprar los alimentos. Con lo que veo, pensaría que la pedagogía de paz está mal diseñada y muchos de los miles de millones invertidos en ella se botaron literalmente a la basura.

Sin embargo, cavilé que esta sensación negativa se podría deber al poco conocimiento que tengo en lo relacionado a la campaña pedagógica para la paz diseñada para contrarrestar a los enemigos de los acuerdos de paz y del Gobierno. No puede ser que Juan Manuel Santos, quien se ha jugado aparentemente su capital político con el tema de paz, se deje asesorar mal. Sorpresa grande me llevé, pues parece que sí está mal asesorado.

Para contrarrestar la desinformación me di a la tarea de leer a los generadores de opinión y ver qué dicen sobre la paz y la pedagogía implementada por el Gobierno. Esperaba encontrar respuestas positivas que afirmaran que todo marcha muy bien, que el país entero entiende que se va a cerrar una de las puertas de la guerra y que empezarán otros procesos como el del ELN y a la par llegará el diálogo, la negociación y el sometimiento de las estructuras paramafiosas y sus bandas, mejor dicho, que vamos rápidamente al fin del conflicto armado. Esperaba que ellos dijeran que la época dorada de la Colombia de la posguerra es una realidad. Lamentablemente, me equivoqué, muchos de los generadores de opinión piensan que no se está haciendo bien la tarea para llevar al camino de la paz a las mayorías. Grave, porque el no a la paz  y el paraestado van ganando la partida por ahora.

Dos de ellos me llamaron la atención especialmente, uno fue Rudolf Hommes, quien en dos columnas escritas para el periódico El Colombiano, pregunta: ¿qué podemos hacer por la paz? Y, en síntesis, cuestiona qué se está haciendo para explicarle a la ciudadanía para qué es la paz. Escribe sobre la ansiedad que tienen los líderes sociales por no poder hacer pedagogía de paz y lo que significaría el no hacerlo y la incidencia negativa para votar por el sí al plebiscito, además del gran vacío de información que sobre el proceso de paz hay.

Posteriormente, leí la columna La paz urbana, del mismo autor, y con grata sorpresa noto que habla de lo que en verdad piensan los ciudadanos urbanos sobre qué es y cómo podrían sentir y defender la paz urbana. Inmediatamente recordé a Timoleón Jiménez, quien en su discurso el 24 de junio, cuando se firmaron en La Habana los pasos definitivos para acabar la guerra, habló del conflicto urbano y la necesidad de que la paz rural ayude a fomentar la paz urbana. A propósito, el 27 de junio escribí la columna FARC-EP hablan de conflicto y paz urbana, institucionalidad titubea, publicada en la Agencia de Prensa Análisis Urbano .

El otro líder de opinión consultado fue monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), quien sin tapujos dice claramente que la pedagogía para la paz solo se ha hecho con las élites. Ahí sí entendí que no estaba equivocado, una vez más las mayorías son excluidas del conocimiento y el derecho a estar informadas. ¿Cómo esperan que las mayorías que son urbanas voten en el plebiscito por el sí, cuando para ellos esa paz no les toca y soluciona sus problemas? ¿A qué juega el gobierno de Santos y porque las FARC no se pronuncian?

Teniendo en cuenta lo anterior, me doy a la tarea de lanzar la siguiente propuesta: que 300 organizaciones sociales que tengan asiento en el Medellín metropolitano elaboren una carta exigiendo al Gobierno nacional y a las FARC que las tengan en cuenta en la construcción, el diseño y la puesta en marcha de la pedagogía de paz urbana. Ellas deben asegurar que van a llegar a cada uno de los rincones de las comunas y los corregimientos llevando el mensaje de que los acuerdos de paz firmados en La Habana redundarán en beneficios tangibles para las comunidades en general, servirán para cerrar la inmensa brecha entre pobres y ricos, y sentarán las bases para establecer la paz urbana que necesariamente implicaría el diálogo, la negociación y el sometimiento de las estructuras paramafiosas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia —bautizadas recientemente como el Clan del Golfo—, la Oficina del Valle de Aburrá y más de 500 bandas que le sirven a ellas. Esta propuesta se podría replicar en otras ciudades de Colombia, eso permitiría que la pedagogía de paz llegue a todos los ciudadanos.

El llamado a las organizaciones sociales del Valle de Aburrá se lo extiendo a las organizaciones del resto de Antioquia, es importante que uno de los departamentos más golpeados por la violencia y la criminalidad ocupe el primer puesto a la hora de votar por el sí al plebiscito. ¿Por qué el gobierno del presidente Juan Manuel Santos no ordena que a las organizaciones sociales del Medellín metropolitano y el resto de Antioquia se les distribuya recursos para que efectúen la pedagogía de paz urbana y rural que en últimas sería la pedagogía regional de paz? ¿Para qué seguir gastando miles de millones de pesos en una pedagogía de paz manejada por las élites que llevarán al fracaso el sí al plebiscito? Todavía estamos a tiempo de enderezar el camino, en sus manos está la decisión, presidente Santos.

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Apunte Urbano

Es hora de que la delegación de paz de las FARC dejen sentado un precedente en la mesa de diálogo y negociación de La Habana. Es claro que la paz llegará si toca a todos los colombianos. El primer paso será democratizar los recursos para la pedagogía de paz, el segundo, impulsar que todas las organizaciones sociales que se encuentran a lo largo y ancho de la geografía nacional participen en la pedagogía de paz en lo urbano y rural; eso no se hace con buenas intenciones, el gobierno tiene los recursos para hacerlo, es hora de ponerle toda la energía al sí por la paz total.

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