Por GERMÁN NAVAS TALERO Y PABLO CEBALLOS NAVAS
Colombia, 15 junio de 2021.- Que al perro no se la hacen dos veces, cierto. Que a los colombianos sí se la repiten, cierto.
Si ustedes creen en lo imposible, tendrán que creer que Colombia existe. Solo un país como Circolombia podría imaginar un gobierno donde Enrique Peñalosa sea presidente y Tomás Uribe vicepresidente; es inverosímil, irrazonable e inaudito, pero acá es posible. ¿Imaginan ustedes a Peñalosa desatando su trabalenguas de qué es un ladrón? Esa definición no es cómica, es ridícula. Por si no la recuerdan, así fue: «Un ladrón no es alguien que nació ladrón, no. Nadie nace ladrón, el ladrón es el que roba, entonces el que roba es un ladrón. El que roba es un ladrón, entonces recordemos que la persona que roba no es una persona buena que roba de vez en cuando. La persona que roba es un ladrón.”
Acompañará a esta dupla presidencial el actual defensor del pueblo Carlos Camargo, quien ha decidido seguir las enseñanzas comunicativas del ex-alcalde, como lo demostró la semana pasada en una entrevista con teleprompter que simplemente no pudo hacer. Ahora bien, como las cosas buenas deben repetirse, le sugerimos al presidente Peñalosa que, para bien del descrédito uribista, designe como su ministro de defensa al que todos sabemos: Diego Molano. Esta propuesta viene con las mejores intenciones, Mamolano lo ha hecho tan mal que es imposible que alguien lo haga peor, lo que lo hace un candidato idóneo para estándares colombianos.
Los vítores son porque algo es muy bueno o es muy malo. Cuando un artista hace una presentación, el público grita “otra, otra” porque disfrutó de la misma y busca que se repita o se extienda. En el caso del mentiroso minDefensa, cuando la gente dice “otro” no se está pidiendo repetición sino que otro haga las veces de ministro. Obvio que el palmarés de lo pésimo se lo lleva Molano, pero de cerca le sigue el señor Juan Carlos Pinzón Bueno, porque en fracasos y terrible desempeño casi empatan. Además de mediocre y guerrerista, Pinzón fue un activo negacionista de los falsos positivos e incluso abogó por la defensa de algunos responsables de esta práctica atroz. En 2014, acusó a un general que denunciaba la comisión de ejecuciones extrajudiciales por parte de 11 uniformados de ser un “delincuente” a cuyas palabras se le daban “un exceso de atención”. De lo que no cabe duda es que tanto a Molano como a Pinzón se les debe el desangre de cientos de ciudadanos a causa de los desmanes de la fuerza pública.
Ya que esta fue la semana del perdón público, concluimos que al ex-presidente Santos podemos perdonarle todo, pero lo que no podemos perdonarle ni le encontramos justificación es haber tenido a Juan Carlos Pinzón como ministro y embajador. ¿Recuerdan ustedes que cuando este individuo estuvo de embajador en EE.UU. se dedicó a lagartear que su mancorna Andrés Felipe Arias no fuera extraditado a Colombia? Esto no tiene presentación, mientras el Estado colombiano pedía la extradición, el embajador estaba intrigando a los gringos para que no lo hicieran. Para colmo de males, en este país de carnestolendas vuelven a mandar al señor Pinzón como embajador ante la Casa Blanca, tras el lamentable desempeño de Pachito Santos.
Eso sí, parece que Juan Carlos cumple con el principal requisito para un cargo en el gobierno Duque: tener un pariente condenado por narcotráfico. Recordemos, entre otras, la “tragedia familiar” de la vicepresidenta y minExteriores, que le costó una fianza de 150.000 dólares en 1997. Quien destapó el parentesco de Pinzón Bueno con Pinzón malo fue nuestro gran amigo Gonzalo Guillén (@heliodoptero) en esta investigación de La Nueva Prensa. Guillén acompañó la nota con este comentario que suscribimos y nos permitimos transcribir: “Es noticia de enorme interés público que el embajador de Colombia en Washington sea el sobrino de un narcotraficante que cumple cadena perpetua en el país donde será embajador.” Los malos dirán que Pinzón es bueno, que el malo es el bueno –al menos para nosotros–, que es Guillén.
Con el perdón de Victor Mallarino (@VMallarino), vamos a transcribir su genial reflexión sobre el Defensor del Pueblo, que para estas alturas debería ser el defensor del tío de Pinzón Bueno: “Uno no ‘se caracteriza’ por la razón de ser de su cargo. Lo que sí caracteriza a esta colección de disfuncionarios es esa actitud de que tras su ineptitud les salen a deber.” Como Mallarino sí ha sido un buen actor y director, cuando gritemos “otro, otro” no es porque queramos que nos cambien a Victor, sino para que haga otro de sus oportunos comentarios. Desde acá le mandamos un aplauso. Lo mismo pensamos de este tuit de Jahfrann (@jahfrann), fotógrafo y periodista que ha seguido de cerca las manifestaciones en Cali y nos ha permitido conocer los incesantes abusos de la fuerza pública y de civiles armados en estos días de paro. Él escribió: “En una rendición de cuentas el defensor del pueblo, Carlos Camargo, le quedó difícil decir qué tanto acompaña al pueblo colombiano.” Victor y Jahfrann se referían a la declaración que pueden ver acá.
Volviendo a la estructuración del gobierno Peñalosa-Uribe, tendríamos que pedirles que confirmen en el ministerio de Justicia al altísimo Wilson Ruiz, que de injusticia sabe bastante. Él es la pareja que requiere el procurador general Ordóñez –quien también debe repetir– pues ha sido tan mala su gestión que es imposible obtener clones para su ministerio. Para minHacienda, aunque el consejo sobre porque ya es decisión tomada, creemos que el hombre idóneo es el doctor Bonos Carrasquilla, quien merece más que cualquiera una tercera oportunidad. Por último, para negociador de todo lo que precise sugerimos que se nombre al primo y reemplazo de Enrique en las juntas directivas, Emilio José Archila Peñalosa, quien ha hecho un excelente trabajo torpedeando todo acuerdo alcanzado o que ha estado cerca de alcanzarse con la sociedad movilizada en el paro nacional.
Parece que la campaña de Peñalosa cuenta con el aval y ayuda económica de Odebrecht, pues en vista de que con las “ayuditas” que ya dio en Colombia nada pasó, es de caballeros repetir. Con esto en mente nos preguntamos, ¿decretará el presidente Peñalosa la construcción de TransMilenios en todos los villorrios y pueblos del país? ¿Prohibirá la construcción o mejora de sistemas de metro? ¿Respaldará a su albacea testamentaria Claudia López para que termine de hacerle los mandados?
Constantin Virgil Gheorghiu se hizo famoso con su novela La Hora 25 y por la subsiguiente que fue La segunda oportunidad. Inmortalicemos a Virgil y a Peñalosa con la tercera oportunidad, así este último, no conforme con haberse tirado a Bogotá, podrá darse el lujo de hacer lo mismo con Colombia.
Este ejercicio no fue de predicciones al estilo de Nostradamus, estamos viendo el país con ojos críticos, pues una nación que fue capaz de reelegir a Uribe, de votar NO por la paz y de elegir al inexperto Duque porque así lo mandó Uribe no podrá negarse el placer masoquista de elegir, en reemplazo del peor presidente de su historia, a Enrique Peñalosa. Así como tampoco rechazará reemplazar a Martuchis por el gran empresario de manillas Tomás Uribe Moreno.
Los autores de esta columna estamos pidiendo visas de residentes en Melmac, planeta y patria de Alf, dado que no seríamos capaces de soportar la felicidad de un país con los dirigentes a los cuales hemos venido refiriéndonos. Si por escribir esto nos quieren incinerar, nos declararemos en paro, para que la fuerza pública al mando de Molano se encargue de darnos el tratamiento usual a quienes se atreven a protestar en Colombia. Todos sabemos cuál es.
Tomado de La Nueva Prensa