Davos (Suiza), 19 ene – El presidente de Colombia, Gustavo Petro, lanzó hoy un dramático llamamiento al mundo y a las empresas para evitar que la crisis climática pueda «extinguir toda la vida en el planeta, incluida la humana».
En una declaración solemne ante la prensa en el Foro de Davos, dirigida a las élites empresariales, Petro dijo que «la crisis climática puede extinguir no en siglos, sino en décadas».
Según Petro, el capitalismo actual hace imposible adoptar las medidas necesarias para frenar esta crisis climática y pidió a las empresas cambiar a un «capitalismo descarbonizado», «que busque sin rodeos la reducción del consumo del carbón, petróleo y gas hasta llegar a cero emisiones».
«La realidad de los últimos días que estamos viviendo demuestra que el capitalismo que se desarrolló los últimos 30 años no es capaz de detener la crisis climática», declaró. «La búsqueda ampliada y desregularizada de ganancias no permitirá que entren tecnologías limpias a reemplazar las fósiles si aquellas no demuestran mayor capacidad para aumentar la productividad», añadió.
Señaló que el capitalismo construyó una especie de «anarquía global en las últimas tres décadas», que hace imposible tomar las medidas de cambio económico y social que se necesitan para reducir a 0 las emisiones de los gases efecto invernadero.
«Ante tal incapacidad planificadora del capitalismo, este ha delegado en el mercado y el sistema de precios la solución a la crisis climática, sin que los tiempos que se necesitan para ello coincidan con los que necesita el planeta», afirmó. «Vamos al suicidio colectivo aferrados al mercado», advirtió Petro.
Subrayó que «los países hoy sobreendeudados no tienen recursos para las obras de adaptación ni de mitigación de la crisis climática» y que «la solución que proponen las conferencias climáticas de la ONU es endeudarse más, una solución improcedente».
Añadió que «las empresas no tomarán decisiones de cambio a las tecnologías limpias si estas no aumentan la productividad de sus trabajadores» y por ello la acumulación de CO2 en la atmósfera se acelera.
Por todo ello, dijo que «lo empresarios de Davos deberían pensar en otro capitalismo como su última posibilidad: el capitalismo descarbonizado».
Este tendría que reconstruir el poder planificador de las naciones y para ello las COP deberían tener poder vinculante en sus decisiones.»¿Por qué son apenas sugerencias en medio de la catástrofe?», se preguntó.
Ese capitalismo descarbonizado tendría que hacer que los tratados de la OMC y el FMI se supediten a los acuerdos climáticos, tendría que lograr que el acuerdo climático «busque sin rodeos la reducción del consumo de carbón, petróleo y gas hasta llegar a cero emisiones en el corto plazo».
Además, tendría que prever «reformas profundas al sistema financiero mundial que permitan cambiar deuda por clima, de tal manera que las naciones puedan financiar los costos de la adaptación y sobre todo de la mitigación a través de la reducción de su deuda».
También debería acabar con los paraísos fiscales «que debilitan los presupuestos públicos para hacer la transición a las energías limpias» y contemplar que «grandes infraestructuras de capital fijo se transformen incluso desvalorizándose, como las del vehículo particular o las del urbanismo del suburbio» para ser remplazadas por otras como grandes redes férreas de transporte publico.
Dijo que el capitalismo descarbonizado «no puede proteger más la economía fósil, y debe tomar en cuenta que algunos derechos fundamentales dejen de ser mercancías sujetas al mercado, como el agua potable, alimentos básicos, salud preventiva y sus medicinas.
Este nuevo capitalismo «es ahora o no lo habrá, porque tampoco habrá níngún capitalismo y quizás ninguna Humanidad», concluyó.(EFE).