Cuando no se conoce la realidad: el caso de la Pipa
El 20 de diciembre de 2009, en las horas de la tarde, cuando iniciaba la final del fútbol colombiano, caía asesinado Jhon Alexánder Pulgarín, víctima de varios impactos de arma de fuego. Las autoridades daban por sentado que era un hecho aislado, un homicidio más de esos que tan frecuentemente ocurren en la ciudad y que al parecer nunca están relacionados con amenazas, desplazamiento forzado, vacunas, pagadiarios o denuncias ciudadanas; “casos aislados” los llaman para desviar investigaciones y permitir que los jefes de las bandas y las estructuras paramafiosas puedan evadir su responsabilidad. Casos como el de los subjefes Fredy Colas, Chamizo, Carlos Pesebre, Barnye, Carlos Chata, Juancho Pájaro, Soto, muestran esa realidad y de jefes como Gabriel Paraco, don Daniel, Benavides, Sebastián, Rogelio, Yiyo, entre otros, lo confirman. Ellos nunca pagan por estos hechos aislados, que terminan siendo miles de casos.
El día que mataron a Pipa, así le decían los amigos a Alexánder Pulgarín, se cumplía un mes de la reunión celebrada en Medellín, en las instalaciones de la Procuraduría General de la Nación, donde en el marco del seguimiento a medidas cautelares, se le reorganizaba el esquema de seguridad al líder asesinado. Lo paradójico es que un día después de su muerte las medidas llegaron para garantizar su seguridad. Ese 21 de diciembre el viceministro del Interior, llamaba a decir, palabras más palabras menos: “el gobierno nacional lamenta el infortunado hecho”.
Hace unos días fue capturado, en el municipio de Gómez Plata, uno de los sicarios que dio muerte a Pipa, Carlos Mwpicio Castrillón Ortiz, alias Mao, quien ante un juez de Garantías, reconoció su participación en el sangriento hecho.
[scribd id=275360099 key=key-LyHrjLXv1RFNGP6cZawu mode=scroll]
Mucho ha surgido año tras año en el caso del asesinato de Alexánder. En cambio no puede decirse lo mismo de casos como el del asesinato de la lideresa social Judith Adriana Vergara, quien fuera miembro de Corpades y candidata del Polo Democrático Alternativo, a la Jal de la comuna 13. Esta mujer fue asesinada por los Pesebreros, al mando de Carlos Pesebre, quien al parecer, desde la cárcel de Valledupar, ha hecho todos los esfuerzos posibles para que el proceso no avance y así poder salir después del jugoso acuerdo con la Fiscalía General de la Nación, que le dio nueve años de prisión por concierto para delinquir agravado.
¿Por qué mataron a Alexánder Pulgarín y quién ordeno su asesinato?
Al principio del texto decíamos que, según las autoridades, fue un hecho aislado. Hoy se conocen datos reveladores, por ejemplo, que se venía planeando su muerte desde hacía varios meses. En el bajo mundo se hablaba de que ya estaba “pagado” y que la vuelta valía buena plata. Eso lo sabía la inteligencia de la Policía y por ende el grupo especial de protección de esta entidad que le prestaba seguridad con un funcionario escolta. Extrañamente nunca se conocieron los informes que pasaban los escoltas y la inteligencia sobre lo inminente del atentado.
Ni siquiera el oscuro brigadier general, Marco Antonio Pedreros, quiso prestarle atención al tema. Sospechosamente le hizo retirar una de las escoltas. Tampoco su sucesor, el coronel Luis Eduardo Martínez, le dio importancia al asunto. Para el oficial era más importante asistir a eventos de criminales que supuestamente pactaban la paz, como el ocurrido en el barrio La Sierra el 24 de octubre del 2009, dos meses antes del asesinato de Alexánder, donde las bandas suscribían un pacto de no agresión —de esos que a la institucionalidad le ha gustado promover y que, aunque no sirven para mucho, generan percepción de seguridad—. Sin embargo, al crimen sí le funcionan, pues con estos actos se fortalecen y amplían su radio de acción. Ahora no se hacen tan focalizados, sino macro, el Pacto del Fusil es la prueba reina del acuerdo entre criminales con aval institucional.
Días antes de la muerte de la Pipa, se realizó una reunión en una casa desocupada al frente de un lugar conocido como “la virgen”, en la en la comuna 8, barrio Caicedo, sector Villa Liliam. En ella participaron Lito, Cristian y Cagao, y se les informó que el Gomelo estaba ofreciendo 120.000.000 millones de pesos por la cabeza de Alexánder Pulgarín. El criminal impartió vía telefónica instrucciones sobre cómo se debía cometer el hecho criminal. Los encargados de llevar a cabo la ejecución serían Cristian y Lito, Mao se encargaría de servir de campanero frente a los movimientos de la autoridad en el sitio del atentado, además de apoyar para reducir al escolta de la policía.
En la casa de la reunión, el Cagao suministró el armamento, a Cristian le entregaron una pistola 9 mm con silenciador, marca Pietro Beretta, a Lito una subametralladora Mini Uzi, 9 mm con silenciador, y a Mao le dieron un revolver 38, Smith & Wesson.
Los 120.000.000 millones de pesos le fueron entregados al Cagao y la Flaca, quienes eran pareja. “Nunca entregaron el dinero a los sicarios, con esa plata arreglaron hasta la casa y compraron carros y se dieron la buena vida”, plantea una fuente cercana a los mismos.
¿Cuánto dinero recibió Gomelo por el asesinato de Alexánder Pulgarín, teniendo en cuenta que los autores materiales recibieron 120.000.000 millones de pesos?
¿Cuánto dinero entregó Gomelo para paralizar el accionar de la fuerza pública en el sector donde ocurrió el asesinato?
Unos años después, la Oficina del Valle del Aburrá, puso precio a su cabeza por 160.000.000 millones de pesos, y el encargado de la ejecución fue su antiguo jefe, Diego Chamizo.
El día del atentado ninguna patrulla de la policía de la Estación Villatina reaccionó y acudió al sitio. A la fecha, no hay explicación valedera o investigación disciplinaria o penal que permita dilucidar por qué ninguna autoridad acudió al lugar de los hechos. A pesar de estar a menos de cinco minutos del lugar del homicidio y después de producirse una alerta vía radio oficial de un policía en inminente riesgo, escuchada por todas las unidades de policía de Medellín, incluyendo al comando de la Meval. El oficial repetidamente pidió “apoyo, apoyo, nos están atacando” y nadie se presentó para auxiliarlo. La respuesta oficial solo se dio desde la comuna 10, Estación La Candelaria. Desde ese lugar enviaron la reacción que encontró al escolta herido, a Alexánder asesinado y varios heridos de la comunidad, luego les tocó enfrentar una asonada y la muerte de un policía por disparos realizados desde la parte alta.
Aquí también se presentan dudas, ¿por qué se ocultó la muerte del policía que acudió al sitio del asesinato, haciéndola pasar como un hecho aislado? ¿Por qué se escondió la asonada que realizaron un grupo de personas entre los cuales había un líder comunitario reconocido?
Finalmente, se sabe que la muerte Jhon Alexánder Pulgarín no fue motivada por cuestiones pasionales, deudas, hechos aislados; lo claro es que a Pipa lo mataron por pertenecer a la ONG Corpades, y de eso tiene información la Fiscalía General de la Nación.
En la actualidad se encuentran pagando condena por este asesinato: la Flaca, el Cagao, Cristian y recientemente Mao. Estos son los autores materiales del asesinato, falta la vinculación de Juan Camilo Naranjo Martínez, alias Gomelo, la de Diego Alberto Muñoz A., Diego Chamizo y, por ende, la de Gildardo, alias el señor de la M, quien es uno de los cabecillas principales de la Oficina del Valle del Aburrá.
A medida que pasa el tiempo se va esclareciendo que este tipo de hechos no lo ordena un mando medio como Gomelo, ni siquiera lo podría hacer Chamizo, para esto tendría que haber contado con el respaldo de quienes lideraban el ala de la Oficina, que encabezaba Eric Cardona, alias Sebastián.
¿Quién es el Gomelo?
Juan Camilo Naranjo Martínez, alias el Gomelo, exinfante de marina, estuvo inicialmente al servicio del ala de la Oficina que servía a los intereses de Sebastián, quien estaba en confrontación con Valenciano, y que lideraba la otra ala que se disputaba la supremacía del crimen organizado en el Valle del Aburrá.
Su centro de acción era la comuna 8, Caicedo, Villatina, Villa Liliam, San Antonio, La Libertad, Tres Esquinas, Las Estancias, La Cañada, El Ventiadero y Las Granjas. Barrios que vieron su ascenso en el crimen. Se encontraba en ese entonces bajo el mando directo de Diego Chamizo, conocido también como BJ, la Garza o el Chamo.
Después de liderar el asesinato de Alexánder Pulgarín, el Gomelo fue encargado del cobro de la vacuna, tráfico de droga, control territorial, nómina paralela en el sector y algunos trabajos importantes que le dejaron más de 1000 millones en utilidades de tipo personal. La Oficina, mostraba su generosidad con quien le servía incondicionalmente.
Viene la ruptura de Gomelo con la Oficina y se une a los Gaitanistas
A principios de mayo del 2012, Gomelo, es informado que debe entregar la zona al Mellizo, un hombre enviado por Sebastián, este último ya había tomado el mando de la Oficina, tras el retiro de Valenciano, de la guerra, el emisario fue muerto por Gomelo.
Comenzó una cruenta guerra en comuna 8, Gomelo fue apoyado directamente por el Bloque Sierra, de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y se enfrentó a sus antiguos patrones. El 4 de noviembre cae detenido Gomelo, después de matar a un teniente y dos patrulleros de la policía.
¿Quién es Diego Chamizo?
Es el jefe de los BJ. Opera en la comuna 9 y extiende sus tentáculos en la comuna ocho. Antes del Pacto del Fusil fue el encargado de frenar el avance del Bloque Sierra. Después del acuerdo criminal, se ha fortalecido militar y económicamente y además cuenta con protección oficial.
Entre 2008 y 2009, la banda de los BJ estaba compuesta por Diego Alberto Muñoz A., alias Diego Chamizo, máximo jefe; le seguían alias Copete y Anaconda, mandos medios; luego estarían el Montañero, Chamaquito, Chupo, Costeño, Muñeco, Bejarano, Martín, Yesid, Tato, Lemo, Tamala, Gañán, entre otros.
En la actualidad es el dueño absoluto, en Medellín, de la distribución de la cripa. Nadie puede comprar la droga a otro que no sea él. Además se encuentra asociado a Carlos Chata y, por ende, a los Gaitanistas, líderes indiscutibles del Pacto del Fusil.
Investigaciones realizadas por Análisis Urbano dan cuenta de que Diego Chamizo está siendo preparado para entregársele la jefatura militar del Pacto del Fusil en el Valle del Aburrá, ante la inminente negociación y entrega a los Estados Unidos, de Juan Carlos Mesa Vallejo, alias Carlos Chata o Tom, quien no solo está recopilando dinero para su partida, sino información para comenzar la entrega de sus socios actuales. Todos los que llegan allí terminan entregando a sus antiguos aliados o socios, “aquí matan a quienes los denuncian acusándolos de ser sapos, van a los Estados Unidos y cantan de lo lindo, o sino mire al exgeneral Santoyo, Rogelio, Yiyo o, recientemente, Fredy Colas” afirma una fuente oficial que pidió reserva de su nombre.
Desde hace varias semanas se vienen realizando reuniones de subjefes y jefes para hacer el relevo generacional, el periplo inició en la comuna 13, con Los Pesebreros, al mando de Camilo A., conocido como Ilo, Camilo Grande. En dicha reunión participaron además, en representación de Los Pesebreros, Machete, Adrián, Sombras, Juancho Pájaro y Jota, como coordinadores de Robledo, la comuna 13, La Floresta, dos representantes de Carlos Chata y delegados de Diego Chamizo. “Van a entregarle muchos territorios a Chamizo”, afirma la fuente consultada. Al parecer viene una nueva reestructuración de la criminalidad urbana.
Las cosas no cambiarán en el Medellín metropolitano. Los relevos en la jefatura del crimen continuarán, unos se irán y delatarán, ganarán y se limpiarán, otros iniciarán el camino en la coordinación de la criminalidad y seguirán el rumbo de sus antecesores: negociar, entregar y ganar inmunidad en unos años.
La ciudad seguirá asistiendo al espectáculo de los subjefes y jefes, que aquí gozan de inmunidad y protección oficial y emprenden el camino de la negociación con los Estados Unidos, terminando —aparentemente— su carrera delictiva y gozando de los privilegios que deja servir al bajo mundo de Medellín.