Estocolmo, 14 jun- El presidente de Colombia, Gustavo Petro, subrayó este viernes en Estocolmo que el reto actual para acabar con la violencia en el país, pasa por incluir los territorios excluidos, que llevan una marca racial, y hacer prosperar sus sociedades.
«Ese es el reto de la actual violencia. La posibilidad de pasar a una era de paz, como la mayoría de las naciones del mundo, sí está a la vuelta de la esquina, pero implica una transformación de Colombia», ya que tiene que romper privilegios, esquemas raciales y esquemas de exclusión, dijo en la capital de Suecia en una intervención en el foro «Paz, Reconciliación y Derechos Humanos».
Petro afirmó que en Colombia existe un «racismo exacerbado» al señalar que «la marca negra y la marca indígena es una marca que está en los territorios de exclusión en Colombia», territorios, agregó, que cualquier europeo habría convertido en la vanguardia económica por ser los que dan a los mares, y que el país sacrificó por estar étnicamente marcados.
Este territorio excluido es hoy el de las economías ilícitas porque su población no se iba a dejar morir de hambre y no encontró otra fórmula que ligarse al mercado mundial, no a Bogotá, de la manera que podía ligarse, que era en la ilicitud misma creada por los poderes mundiales sobre los mercados mundiales, principalmente con la cocaína, añadió.
Y cuidar esas zonas de exclusión, absorbidas por mafias armadas de tipo multinacional, implica armas y ejércitos para construir las rutas clandestinas que sacan la cocaína al mar, señaló.
En ese sentido, si el motor de la violencia está en la economía ilícita, se requiere una salida económica en forma de inclusión, en primer lugar económica, pero también política y social, del territorio, para hacer prosperar sus sociedades, indicó.
Petro afirmó que la violencia es un producto de la desigualdad social, no de la pobreza, en el sentido de que «las sociedades más desiguales del mundo en general son las más violentas del mundo y Colombia está entre ellas».
«Nosotros nacimos en medio de la desigualdad, el poder construido alrededor de lo que hoy llamamos Colombia (…) es un poder de depredación, de exclusión. Por su lado más violento, el esclavismo y un feudalismo que venía de España y que fue impuesto sobre una sociedad que no sabía de eso y que tenía más criterios igualitarios que feudales, que era la sociedad precolombina», añadió.
En ese sentido, agregó, «la exclusión como fórmula del poder no es un criterio capitalista» -y en eso se equivocan incluso las izquierdas, reconoció-, sino «un criterio feudal y esclavista» que sigue siendo en la Colombia contemporánea una marca «cultural o anticultural» que provoca formas diferentes de violencia, desde abajo y desde arriba.
«Cuando se está en sociedades desiguales, la idea de enriquecimiento acude generalmente a las armas» agregó.
Se refirió, asimismo, a la marca de la impunidad judicial y al proceso que vive actualmente el país, en el que se está intentando «construir la paz, que pasa por una verdad judicial, no solo histórica», y que «provoca una tensión total que la prensa llama polarización», dijo.
«Pero no es polarización», sino «el efecto de la verdad en una sociedad acostumbrada a la mentira y a la impunidad», afirmó.
EFE