Managua, 26 enero.- Dos prominentes y veteranos personajes de la política de Nicaragua anunciaron este martes la creación de una comisión especial, que tiene como objetivo unir a la oposición para enfrentar al presidente Daniel Ortega, al que consideran «dictador», en las elecciones de noviembre próximo.
El exministro de Educación y exembajador de Nicaragua en Estados Unidos, Carlos Tünnermann, y el empresario radial y candidato a la presidencia Fabio Gadea Mantilla (2011), presentaron la «Comisión de Buena Voluntad», que busca que la oposición se una en un solo bloque y emerja con un candidato único, que sea la contraparte de Ortega, a más tardar en marzo próximo.
«La Comisión de Buena Voluntad ofrece sus buenos oficios para generar un acercamiento de las diversas fuerzas opositoras, así como de todos los precandidatos a la presidencia, y de esta forma propiciar un acuerdo para la conformación de una candidatura opositora única, que nos asegure el triunfo contundente de la democracia», dijo Tünnermann, en teleconferencia.
Durante la presentación, la Comisión propuso una serie de cuatro puntos básicos, para alcanzar «en las próximas elecciones la libertad, reconstruir la democracia y el Estado de Derecho».
El primero consiste en que todos los aspirantes a la presidencia manifiesten que depondrán su candidatura si no resultan elegidos para representar a la oposición unificada.
Los puntos dos y tres llaman a un proceso de consultas para elegir a los candidatos a presidente y vicepresidente, a través de procesos transparentes, así como la selección de aspirantes a diputados.
En el último punto, los ilustres establecieron que los candidatos de la oposición deben participar en la elaboración de las «líneas básicas del programa de reconstrucción democrática», seleccionar la casilla de un partido político con personalidad jurídica para participar en las elecciones como «alianza electoral», y determinar quién será el representante de la misma.
La propuesta fue aceptada inmediatamente por las opositoras Unidad Nacional Azul y Blanco, y la Coalición Nacional, ambas sin personalidad jurídica, así como por el Partido de Restauración Democrática (PRD), el indígena Yatama («Hijos de la madre tierra» en lengua miskita), el Unamos (antiguo Movimiento de Renovación Sandinista, MRS) y las organizaciones Fuerza Democrática Nicaragüense, y el Movimiento Campesino.
Los dos veteranos políticos expresaron su interés en sumar la voluntad de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, a la cual renunció Tünnermann cuando esta abandonó la Coalición Nacional, y el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), cuya presidenta, Kitty Monterrey, ha minimizado a la Unidad Nacional y a la Coalición como opositores.
Las próximas elecciones serán claves, ya que podrían significar un cambio de era política en Nicaragua, ya que una derrota del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) acabaría con 15 años consecutivos de Ortega en el poder y 43 de dominio local, incluyendo su primer mandato presidencial entre 1979 y 1980, así como sus años en la oposición, entre 1990 y 2007, según los analistas.
En cambio, han advertido los analistas, una victoria de los sandinistas podría extender la crisis sociopolítica que estalló en abril de 2018 y que ha cobrado la vida de cientos de personas y ha dejado a decenas de miles en el exilio, además de tres años de contracción económica.